62; more than words

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En las manos de Carol el cabello de Daryl era parecido a un estropajo, lo que casualmente le hacía reír para sus adentros ¿como después de tanto tiempo el seguía peleado con cualquier tipo de agua que no fuese vital? su boca se amplio en una sonrisa mientras negaba levemente al imaginarlo actuar como un gato asustado y huyendo incluso de la sola palabra ducha.

Sin embargo apesar de los largos lapsos entre baños nunca le parecío que oliera mal, en sus "olores" para ella destacaban el tabaco, bosque y algo más que, simplemente no podía explicar con palabras

De repente, recordó que seguía pendiente esa ducha con la mangera que le amenazó en Alexandría; Corto otro mechón de pelo con una mueca, sabiendo que a el también le había dado problemas gracias a una pequeña queja involuntaria definitivamente el baño de Daryl Dixon era inexcusable y necesario

La corriente cálida que la envolvía se difumino cuando el quito su cabeza, casi se sentaba a llorar por haberse aleja... ¡No! Ella estaba en una relación y ella, respetaba a Ezekiel. 

— ¿Como está el rey? — preguntó Daryl  mencionando a Ezekiel en un tono, bastante extraño si le preguntaban a ella y nunca hablando de él por su nombre, para Dixon acariciar a Dog como si fuese la más magnifica cosa del universo fue una forma inútil de 'restarle importancia'  y que la mujer que le cortaba el pelo con delicadeza no viese el impacto que tenía en el después de tanto tiempo; aún así Carol frunció el ceño borrando el leve atisbo de sonrisa que aún tenía evidentemente tomada por sorpresa

—Ya te dije, le cuesta dejar ir. — respondió ahora con simpleza, su cuchillo temblo entre sus dedos, no le agradaba hablar de Ezekiel en su tiempo juntos, le costaba mentirle a Daryl, la misma torpe razón por la que se alejo en Alexandría. 

— Yo, no sé que hacer...— Carol abrió los ojos ante tal cambio de conversación ¿que quería decir con eso? rapidamente sentó en el tronco frente a él  — ¿a que te refieres? — para su mala suerte, sus palabras salieron a tropezones irregulares como si fuese un animal herido, rogó para que no sé hubiese dado cuenta de todas formas para disimular su nerviosismo y sus manos inquietas, acarició y cepillo la cara y el cabello respectivamente del cazador

Peletier contuvo el aire cuando el exhalo fuertemente

—odio no verte, pero tampoco quiero causar problemas — ¿Estaba loco? ¿problemas? Por supuesto que no, a ella también le hacia falta su compañía, sus bromas, sus ojos, la sonrisa que solo a ella le daba, extrañaba ser uno y lo mismo

— Daryl tu no- — algo debió echarla de cabeza porque tan pronto como la excusa iba a salir de sus labios, la interrumpió

—Lo hago. La cara del Rey lo expresó sin decirlo tantas veces, entonces buscar a Rick se volvió una misión, se que lo pensabas, pero nunca encontré un cuerpo. Nunca. Creí que no debía rendirme. Di algunas vueltas a hilltop por provisiones, sin ir pescar muy lejos lo que hizo que no reparará el bote.  No sabía dónde estar porque no estabas tu, Carol te necesito. —  al decirle tal confesión se detuvo  abruptamente como si hubiese dicho algo mal, sin embargo la realidad era otra totalmente distinta; el corazón de Peletier se paralizó un momento luego de un par de segundos latió tan rápido que casi iba salirse de su pecho, tan convencida estaba que tuvo que colocar su mano para intentar sostenerlo y mantenerlo en su lugar

Las lágrimas no tardaron en llegar ¿como explicar lo que estaba sintiendo? ¿las palabras eran suficientes para decirlo? No estaba del todo segura

En un instante Daryl comenzo a tartamudear nervioso convencido de haber cometido un grave error, las palabras se escapaban de su garganta sin coherencia, Carol volvió a la realidad al ver sus intenciones de escapar de un momento tan, ¿raro?  ¿único?

Entonces dijo lo primero que se le ocurrió sin meditarlo un poco siquiera:

—Oh Daryl, cállate y bésame. — su cerebro reaciono a sus palabras en segundos, cuando se había dado cuenta estaba a centimetros de su cara, tanto que casi podía sentir en piel propia las respiraciones cortas y nerviosas del arquero

Una ola de emociones golpeo su estomago nunca había visto con tanta claridad los ojos de Daryl como en esta noche, tuvo que tomar una bocanada larga y discreta de aire, estaba por ahogarse, dioses...

Al diablo Ezekiel y el reino por un rato

Amaba a Daryl Dixon.

Lo necesitaba

Tal vez eso era lo que creía que las palabras no pudiesen contar, cuando la realización la golpeó:

Daryl rompió la distancia entre sus labios sin titubear, la razón de Carol se nubló, sus corazones estallaron en un solo himno, el beso fue tímido suave y lento sin embargo tan poderoso como un hechizo; para Daryl era saborear un algodón de azúcar celestial, sentir el paraíso con sus manos, no podía creer que el fuese merecedor de tal sensación 
¿pero para Carol? En ese momento había encontrado todo lo que buscaba en la vida cuando decía que llegaría su princípe azul en su juventud, la diferencia es que no era un hombre de sangre real, era un cazador.

Un cazador que le encendía fuegos artificiales en el corazón

Un hombre de honor, un caballero de gastada armadura. Ella se derritió cuando él acarició lentamente su mandíbula, tocandola como algo sagrado que termino posando su mano callosa en su cuello con cuidado de no romperla, que casi la hizo llorar.

Daryl dejó que el cosquilleo en su pecho se extendiera por donde Peletier deseaba pasear sus delgadas manos, olvidando por completo si alguna vez tuvo miedo al toque humano. Nunca se había sentido así o lo negó por tanto tiempo por que no sabía lidiar con los sentimientos, fuera como fuera, le gustaba lo que Carol iluminaba en su interior

Con todas las sensaciones y emociones compartidas en su pequeña burbuja era que ambos obvio bajarían al infierno por la persona que en ese instante le daba el cielo en la palma de su mano.

Y  cuando el beso finalizó unieron sus frentes, odiaban haber tardado tanto tiempo e incluso con la exquisita experiencia aún no tenían las palabras correctas para decirse lo que sus corazones y mentes gritaban

Daryl movió su mano izquierda hacia su pecho dónde Carol aún tenía sus manos, con movimientos sencillos y sútiles  le tomo la mano, Peletier aspiro con gruesas lágrimas en la comisura de sus ojos percatandosé de sus acciones. Dixon llevó la diminuta mano a su corazón sintiendo lo pequeña y huesuda que era, casi aterciopelada a comparación con él.

— Te necesito más de lo que las palabras pueden decir, me salvaste en maneras que no puedo explicar — la voz de Daryl fue inevitablemente ronca provocando un suave sollozo de parte de Carol, no estaba segura estar separada de él por mas tiempo

Hasta que recordó que Henry le acompañaba esta ocasión.

𝑪𝒂𝒓𝒚𝒍: 𝘵𝘩𝘦 𝘴𝘶𝘯 𝘢𝘯𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘮𝘰𝘰𝘯Där berättelser lever. Upptäck nu