Capítulo 29

2.3K 259 24
                                    

Me he quedado dormida.

Y no es raro, pues claramente cada vez que decido ver una película en casa me quedo dormida sin importar cuál sea o con quien esté acompañada. Cuando despierto al lado de Max, que está observándome atentamente, lo primero que hago es pasarme la mano por la cara y el cabello buscando verme más o menos decente.  Claro que a él parece hacerle gracia porque aprieta los labios queriendo reír. Lo miro de mal humor y aparta la mirada para volver su atención al televisor que está apagado.

—¿Se acabó la película? —inquiero un poco sorprendida.

—Sí, a la próxima no te acepto invitación a ver una película a menos que sea en cine, luego no tengo con quien discutir. —Se cruza de brazos haciéndose le serio.

—Tú te autoinvitaste, chico —replico acomodándome en el sofá—. Además me tuviste que haber despertado. No es mi culpa.

—No sabía que roncabas —comenta mirándome con una sonrisa traviesa.

—Yo no hago eso —exclamo ofendida, poniéndome de pie como si estando sentada me hiciera enojar más—. Y si lo hiciera no te debería de importar, no es como que vaya a dormir siempre contigo.

Le saco la lengua en son de burla. Voy a pasar frente a él para ir a la cocina pero estira las piernas haciendo que casi tropiece, bajo los hombros y ladeo la cabeza para mirarlo ahí sentado tan tranquilo.

Ignorándolo subo una pierna para caminar por encima pero él me imita volviendo a interceptarme, lo vuelvo a mirar y me dedica de esas sonrisas inocentes que inspiran confianza... es que si no lo conociera. Tengo que hacer un esfuerzo para no dejarme caer sobre él y mirarlo como estúpida.

—No quiero que parezca que te estoy echando, pero ¿no tienes nada que hacer en tu casa o trabajo, algo?

—Realmente parece que quieres que me vaya —murmura y recoge las piernas haciéndome un gesto con la mano para dejarme pasar.

—Te digo que no. —Camino y me quedo de pie en el umbral de la cocina—. Es solo que esto es raro.

—He perdido la cuenta de las veces que has dicho esa frase —suspira poniéndose de pie para acercarse—. Ahora somos amigos, te debes acostumbrar a mi presencia.

—¿También a la de tu novia? —pregunto con voz plana y dejo de prestarle atención para agarrar mi celular que está en la barra.

Estoy consciente de lo que he dicho, hice la pregunta sin pensarlo mucho pero eso no quiere decir que este avergonzada. Veo que tengo un mensaje de Matias pero justo ahora me importa más Max que se mantiene en silencio mientras se coloca frente a mi.

—No quiero lastimar a Nicole —dice.

—Pues ahora no parece que te importe mucho. —Lo miro por unos segundos, su mirada se ve un poco pérdida—. Estas aquí.

—No quiero lastimarla —repite—. Pero tampoco quiero alejarte a ti, así de fácil. Ahora es mejor que me vaya, iré a casa de mamá. Tengo que ayudar a Kevin con unos ejercicios de matemáticas.

Lo dice todo rápidamente y ahora sí que parece tener afán para irse. No sé qué tanto debo emocionarme por lo que me ha dicho, parece que después de todo ahora es él quien me quiere cerca; y eso confunde. No me quiero ilusionar con una nueva oportunidad entre los dos, él tiene novia y aún están juntos.

—Esta bien. —Asiento caminando detrás de él hasta la puerta.

Cuando está afuera se da la vuelta y quedamos frente a frente, se hace un silencio que no es incómodo, pero tampoco parecemos estar relajados del todo.

—Nos estamos leyendo. —Alza la mano con su celular en la mano.

Vuelvo a asentir con la cabeza y le ofrezco una pequeña sonrisa. Él se acerca y se inclina un poco para darme un beso seco en la mejilla. Entreabro los labios inconscientemente y cuando se va a separar se queda un par de segundos viéndome, sólo unos cuantos centímetros separan nuestros rostros. Creo que si seguimos así puedo terminar juntando mis labios con los suyos, pero no termino de procesar todo porque Max se separa bruscamente. Aún con mi corazón latiendo fuerte contra mía costillas veo como, sin decir más nada, gira sobre sus talones y se dirige con paso firme al ascensor. No espero a que llegue ahí sino que cierro suavemente la puerta y me recuesto en ella hasta estar sentada en el suelo.

Yo solamente quería que me besara, ¿era eso mucho pedir?

Pero entonces me recuerdo que Max tiene pareja y no quiero convertirme en lo que siempre he odiado: la amante, la mosa, los cuernos o todas esas cosas que involucran infidelidad y engaño entre parejas.

Si Max realmente quiere que seamos amigos entonces así será.

[Des]conectadosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt