Capítulo 10

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—¿Qué más necesitamos? —inquiere Andrea mirando una bolsa de dulces con anhelo.

—No sé, trata de recordar. Sé que algo nos falta, siempre nos pasa lo mismo —contesto mientras le echo una ojeada al carrito de compras—. Yo iré por algo de brócoli.

Ignorando la mirada despectiva y la mueca de mi amiga, le doy la espalda y la dejo en mitad del pasillo. ¿Cómo es qué a alguien no puede gustarle el brócoli? Sí es delicioso, pero claro que ninguna de mis dos amigas comparte ese gran gusto conmigo. Después de un momento y conociendo el lugar bastante bien llego a la sección de verduras. Cuándo me acerco  donde debería estar lo que busco no esta. Genial, lo que faltaba.

—Por cómo miras ese espacio vacío supongo que buscabas Brócoli —dice una señora que esta al lado mío.

La volteo a ver asintiendo con la cabeza —Así es.

Inconscientemente frunzo el ceño al observarla, me recuerda a alguien, puedo asegurar que la he visto antes, y por la manera en que ella mira parece que le pasa lo mismo que a mi. La analizo otros dos segundos antes de apartar la mirada tratando de recordar, quizá alguna amiga de mi mamá, alguien de la universidad...

—Mamá, lo conseguimos.

Ahora sí estoy segura de donde la conozco.

Miro hacia donde está para asegurarme que la voz que escuché antes no me la imaginé, y efectivamente veo como el pequeño Kevin se acerca a su madre con una bolsa de plástico en la mano, a su lado va Nicole, la novia de Max.

Suspiro dramáticamente, ahora sí que no sé si creer en casualidades o no.

Lo que nunca se me pasó por la cabeza fue salir de compras con mi mejor amiga para encontrarme a la que hace tres años fue mi suegra y a mi cuñado. Ahora los tres están de pie viéndome, todos me conocen, aunque algunos más que otros.

Kevin me ofrece una gran sonrisa. No puedo evitar lanzarle una mirada de: ¿Qué carajos?

—Yo te conozco. —Se acerca un poco a mi.

Para ser apenas un niño es bastante alto, a leguas se nota que será como su hermano, y aquí con él me pregunto que edad tendrá, ¿Habrá cumplido los once años ya? Porque siendo sincera ni de lejos recuerdo el día de su cumpleaños.

—¿Ah, sí? —inquiero tratando de distraerme con las verduras y rogando para que aparezca Andrea o el niño no vaya a decir nada que me comprometa.

—Sí, trabajas con Isa en el mismo restaurante, te vi el sábado —él asiente de manera energética con la cabeza y luego frunce ligeramente—. Aunque... no importa.

Asiento con la cabeza siguiéndole la corriente. Veo que su madre y la otra chica no hacen más que observarme.

Le hago una especie de saludo a la novia de Max, y me despido de la misma forma de Kevin para salir huyendo de allí.
El único contento de verme fue él

Estoy casi segura de que su madre me reconoció. Nunca nos conocimos en persona, pero Max me mostraba fotos de ella, o él le enseñaba fotos mías, e incluso una vez tuvimos la oportunidad de hablar por unos minutos mientras estaba en una vídeo llamada con Maximiliano.

Tendría que estar mal de la cabeza para no recordarme después de tres años.

Cuando me siento lo bastante lejos de ellos, los volteo a mirar, la señora Arleth esta regañando por algo a Kevin, y Nicole es quien sigue observándome, debe de recordarme como la chica de la fiesta que no apartaba la vista de su novio o que se encerró con él en la cocina.

Después de tres años me encuentro a su familia. El único que falta es su padre. Me pregunto si después de tanto tiempo ellos mejoraron su relación.

—Hey. —La llegada de Andrea me relaja un poco—. Te ves molesta.

—No estoy molesta. —Vuelvo a dirigir mi mirada a las tres personas que están a unos metros.

—¿Quienes son? 

—¿De qué hablas? —Me hago la loca mientras paso a su lado y trato de llevarla conmigo.

—A ese niño lo conozco —dice.

—Eres profesora, viendo a niños todos los días todos se te van a parecer.

—Este es diferente —replica— ¿Es Luis, verdad?

—¿Luis? —pregunto confusa—. Se llama Kevin.

—Ahh —sonríe burlonamente, acaba de conseguir lo que quería—. Fingir conmigo no funciona, Catalina. Así que... ¿Quienes eran las otras?

—¿Qué otras? no he visto a más nadie.

...

Es medio día. Estoy llegando tarde al trabajo y todo por culpa de mi hermano mayor, pues al parecer su niñera se fue y no tenía con quién dejar a la bebé, así que apareció a las siete de la mañana llamando a mi puerta para dejarme a mi sobrina y se fue enseguida diciendo que regresaría en un par de horas, cosa que claramente no pasó. Tuve que llamarlo varias veces para que fuera por la niña, no es que no me guste estar con ella, es preciosa, pero no dejaba de llorar y mi querido hermano no me dejó mucho para su cuidado.

—Llegas tarde.

—Gracias por resaltarme lo obvio —es mi saludo para Isabella que esta de pie en el recibidor.

Menos mal que el lugar no esta tan lleno, hay unas cuantas personas y parece que ya han sido atendidas, Isabella me dice que Pilar la estuvo ayudando mientras no estaba, y que la jefa tampoco parecía estar muy contenta con mi puntualidad. Que le den, es la primera vez que llego tarde.

Me quito la chaqueta y me dirijo a la parte de atrás para dejarla con mi bolso. 

—¡Hola! —saluda alguien.

El susto que me da no lo puedo comparar con nada, me llevo una mano al pecho viendo como el niño sale de la oscuridad, casi me dan ganas de gritarle también.

—¿Tú... qué demonios haces aquí escondido?

—No estaba escondido, buscaba esto —me muestra un celular, el celular de Isabella.


—¿Qué edad tienes? —inquiero curiosa.

—11 ¿Y tú? —Centra toda su atención en mi.

—22. —No sé si soy yo, pero siento el ambiente un poco tenso. Y eso que estoy con un niño de 11 años—. Así que estas aquí con Isa, ¿Te esta cuidando?

—Mi mamá esta en el trabajo y Max tiene una reunión, así que estoy esperando que termine para que pase por mi.

 —¿Quién? ¿Tu madre o tu hermano?

—Max, tu ex-novio.

Este niño... no ayuda en nada, tenía que decir eso justo cuando Isabella aparece a mi lado. ¿Podrá mi día empeorar un poco más?

[Des]conectadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora