Capítulo 27

2.6K 281 62
                                    

La mañana siguiente despierto con un dolor de cabeza infernal. Estoy muy consciente de que sigo en la casa de Max y que debería irme enseguida si no me lo quiero encontrar a él o a su hermano. Pero el dolor puede más conmigo, doy un par de vueltas en la pequeña cama pensando en si habría la posibilidad de quedarme el resto del día ahí tirada durmiendo.

Después de un momento me levanto con toda la tranquilidad del mundo y trato de no mover mucho la cabeza -si lo hago podría desprenderse de mi cuerpo-. Me paso ambas manos por la cara tratando de espabilarme y empiezo a mirar alrededor en busca de mi celular. Encuentro mi bolso pero no está dentro por lo que estoy casi segura de que lo he dejado en la sala. Mi idea es ir por él y salir volando de aquí, pero antes hago el enorme esfuerzo de arreglar la cama y cuando esta todo organizado salgo. Me encuentro a Kevin frente a la puerta, nos miramos incómodos por unos segundos hasta que él aparta la cabeza viéndose un poco avergonzado.

—Quería ver si estabas despierta para despedirme —dice en voz baja y luego señala su ropa—. Voy a la escuela.

—¿Te llevará Max? ¿Dónde está él?

—Se durmió en la sala. Pero mi mamá me dijo que venía a buscarme porque tenía que hablar con mis profesores —explica—. Ella piensa que me porto mal porque le han llamado varias veces para ponerle quejas.

Mi mente se quedó en la parte donde dice que su mamá iría a buscarlo. Ya parece estar listo para irse por lo que no podría demorar mucho en llegar. Jesus, estás preocupaciones no mejoran mucho mi estado.

—¿Qué hora es? —le pregunto pasando a su lado para apresurarme y salir de allí.

—Las siete de la mañana.

Pensé que sería más tarde. Cuando llego a la sala lo primero que noto es a Max tirado en el sofá durmiendo en una posición que no parece ser muy cómoda a simple vista, podría despertar con torticolis si sigue así los próximos minutos. Ignorando lo guapo que se ve durmiendo, empiezo a buscar mi celular. No tardo en encontrarlo, pues está en la mesa del comedor

Kevin no me quita la mirada de encima todo el tiempo. Aprovecho un momento para mirarme en el espejo y hago una mueca ante mi apariencia. Mi cabello no luce nada bien y mis ojos se ven bastante hinchados y más pequeños de lo que son normalmente. Trato de arreglarme un poco.

—Me tengo que ir —le digo dándome la vuelta para mirarlo de frente.

—Oh, entonces debería despertar a...

—No, no, no. —Sacudo una mano en su dirección cuando veo sus intenciones de sacudir a Max para despertarlo—. Déjalo dormir, se ve cómodo allí.

Ambos hacemos una mueca al verlo.

—Le dices que más tarde me escriba, o yo le escribo, o como sea. —Me acomodo el pequeño bolso en el hombro—. Espero la hayas pasado bien ayer, con la película y todo eso.

—Sí, estuvo entretenida. Gracias por llevarme a verla. —Sonríe—.  Entonces adiós, ojala vengas en otra ocasión, podemos ir a al parque de diversiones.

Dudo que haya una próxima vez. Asiento una vez con la cabeza y le sonrió. Justo en ese momento parece que se ha invocado al diablo porque dan tres golpes en la puerta que no solo me hacen saltar en mi lugar sino que la cabeza parece que se me está partiendo en dos.

Veo a Kevin sonriendo y diciendo que debe de ser su mamá. Por otro lado, Max se despierta todo desorientado. Lo miro un poco desesperada y con ganas de desaparecer. No creo que su mamá vaya a pensar bonito al encontrarme ahí a primeras horas de la mañana y con estas fachas de recién levantada.

Claro que eso al niño no le importa porque es él quien se dirige felizmente a abrir la puerta. Justo cuando va a poner la mano en el pomo de la puerta me interpongo en su camino haciendo que vea con confusión. Veo a Max cómo diciéndole: ¿Qué carajos estás haciendo ahí sentado? Haz algo.

Max se levanta pasándose una mano por la cara y camina con decisión hasta nosotros.

—No te vas a esconder —me dice.

Y abre la puerta.  Me pregunto si en realidad está despierto o es que anda sonámbulo, porque no debe saber muy bien lo que hace.

Cuando se abre la puerta todo pasa en cámara lenta y estoy segura de que se va a formar un desastre en los próximos segundos. Porque no solo es la madre de Max quien está al otro lado sino también Nicole, su novia.

Lo primero que pasa por mi cabeza es: ¿Qué demonios hace aquí a estas horas? Y lo segundo que pienso es: alguien máteme.

Creo que hasta el niño siente la tensión del momento. Todos estamos en silencio, tanto Nicole como la señora Arleth nos miran con los ojos abiertos y una mirada nada agradable. Max carraspea y se pasa una mano por la mejilla, está nervioso.

¡Es tú culpa! Me dan ganas de gritarle.

—Bueno, esto está muy jodido —musculla.

Y eso parece ser el detonante para todo.

—Que no sea lo que estoy pensando, desgraciada —Nicole entra hecha una furia, como si fuese a golpear a alguien en cualquier momento. A mí.

Kevin va hacía su mamá y ésta le susurra algo al oído. Él camina hacía la habitación y sale segundos después con un bolso puesto.

Nicole ya esta ya dentro del apartamento y parece que no sabe a quién gritarle primero, si al novio a o mí. No estoy calmada, pero tampoco tan nerviosa como para acobardarme en este momento.

—Llevaré a Kevin a la escuela —dice la señora antes de agarrar al pequeño de la mano para sacarlo de ahí. Él me ofrece una sonrisa tímida antes de irse.

Vale, ahora sí que me han entrado los nervios.

—¿Pasó la noche aquí? —musculla Nicole hacia Max.

—Sí, pero...

—¡Tú sí que eres una zorra! —ruge ella en mi dirección. Se me empieza a acercar más y le da un manotazo a Max cuando trata de detenerla—. Debí saber que te le treparías cuando tuvieras la oportunidad.

—No voy a discutir contigo —digo en voz baja—. Esto deberías hablarlo con tu novio.

Las punzadas en mi cabeza aumentan.

—No eres más que una cualquiera creyendo que después de tres años tienes oportunidad con mi novio.

Me sorprendo pero trato de no demostrarlo. Recuerdo perfectamente que la noche anterior Max me dijo que ella no sabía nada de nosotros, o me mintió o realmente no tenía idea de que tanto sabía sobre novia del tema.

—Ya te ha superado, chica. No te imaginas la cantidad de mierda que me ha hablado de ti todo este tiempo. Deberías de estar avergonzada y tener un poco de dignidad para alejarte, ¿O esperas volver con él para luego volver a dejarlo por el primo de alguna otra amiga?

Suspiro para tranquilizarme y no dejar que sus palabras me afecten tanto. No soy la persona más paciente del mundo por lo que siempre trato de arreglar las cosas bien al principio. Y ahora esta chica me está colmando los nervios y más que eso.

Aunque una parte de mi la entiende perfectamente. Si yo fuera a visitar a mi novio y lo encuentro con una exnovia, estaría maldiciendo a todo el mundo.

—Vamos, Nicole —le susurra Max para luego dirigirse a mi con la expresión más seria que le he visto nunca—. Deberías irte.

—¿Debería? —Se burla ella—. Y contigo hablaré después, Maximiliano. Ahora estoy hablando con tu puta temporal.

No me gusta la expresión puta como insulto.

Puedo decir la palabra mil veces para referirme a algo material o una situación. Pero nunca a una persona. A mí me pueden insultar de muchas maneras diferentes, no me importa, pero esa en específico la odio.

—Puta temporal, vaya ingenio —espeto acercándome amenazante—. No vuelvas a tratarme como lo acabas de hacer, Nicole. Puede que la próxima vez no sea tan amable..., aunque espero que no haya una próxima vez. Lo último que quiero en la vida es volverte la cara.

Y con toda la antipatía del mundo salgo de allí con la mente hecha un lio.

[Des]conectadosजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें