El Nuevo Amanecer (parte II)

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Animales de todo el reino ya se mantenían congregados alrededor de la gran roca del rey. El gran tribunal que juzgaría a Nattu seria expuesto. Simba, Nala, serian aquellos que decidirían lo que sucedería con Nattu y sus seguidores por todo el daño que había causado. Sin embargo, ante la gran conmoción, aun en el cielo se mantenía un fuerte calor, donde no existía la tristeza, ni el dolor.

(TIIFU)

– Me alegra tanto que estés bien –sonríe.

(KION)

– realmente es impresionante como es que todo... ha tomado su lugar –señala viendo a las grandes manadas reunidas en su hogar –, es conmovedor como es que ahora todos estos animales... han podido verse por igual.

(FULI)

– Eres un gran líder kion –dice mientras sonreía –, realmente... somos nosotros los que debemos agradecerte por no desistir a pesar de que una vez... yo misma te pedí que no siguieras con aquel viaje.

(KION)

– Somos un equipo –sonríe –, es a ustedes a quienes yo les estoy agradecido –los mira –, sin ustedes... yo jamás hubiese tenido la suficiente fuerza para hacerlo. Se los agradezco chicos; han estado a mi lado.

Pero antes de que lograran responder, la conmoción en la roca del rey se alzó un poco más. Y por un segundo, la tensión intervino por unos instantes. A la cercanía, la figura de las hienas se veía con claridad, aun cuando sus rostros estaban bajos, y sus cuerpos habían perdido fuerza, era notorio que aquellos animales temían. Mas detrás de él, también estaba zira, la leona que hacía años que había sido desterrada de aquellas tierras, y a su lado, el león que logró sacudir los reinos por demasiado tiempo.

Sus rostros lucían fatigados, sin embargo, aun cuando poseían pocas fuerzas, sus ojos destellaban aun una furia interna despiadada. Capaz de desgarrar al instante.

(RAFIKI)

– Ya ha llegado la hora simba –señala –, ahora... tus eres quien decide.

Simba se acerca en lo alto de la roca, y tan solo mirar los ojos del león llamado Nattu lograba hacer dudar a simba. Scar había tomado ventaja de Nattu debido a su avaricia de poder, por ello había pensado que Nattu no merecía la muerte aun cuando cometió tantos crímenes, creyendo que quizá él podría arrepentirse de las cosas que había cometido. Sin embargo, encontraba solo un sentimiento en los ojos del león, solo odio, desprecio, ira.

(SIMBA)

– había pensado que tan siquiera hoy, pondrías una mirada distinta Nattu. Pero veo que me he equivocado.

(BUNGA)

– ¿simba... pretendía perdonarlo?...

(MAKINI)

– al parecer... aun el rey pretendía ver algo de arrepentimiento en Nattu.

(NATTU)

– ¿de qué hablas simba? –Ríe –, ¿acaso hay algo de lo que deba arrepentirme?... ¿es eso lo que quieres ver?... ¡no pretendo que me tengas compasión!... ¡mucho menos que me perdones!

(SIMBA)

– No lo hago por ti –dice –, sino... porque aun cuando has hecho tanto mal... –mira a Shani, y a ambas cachorras. Después de todo, Tiifu y Zuri eran sus hijas –, existen aún... quienes podrían pensar en ti.

Por un momento Nattu guarda silencio. Sin embargo, mosquita ver a ámbar cachorras lograban sensibilizar su ser. Dentro de sí, aun cuando intentaba hallar calma en su interior, lo único que existirá era furia, deseos desesperados de cobrar venganza, y ante ello, el solo deseo de la misma muerte. Antes lograba sentir alegría, compasión, incluso tristeza. Pero ahora, en aquel momento, esos sentimientos habían desparecido. Era como si jamás hubiese existido.

EL SECRETO DE LAS PRADERASWhere stories live. Discover now