Capítulo 21 (Disirídia)

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En cuanto aparecímos en el nuevo sitio, uno que por cierto lucía muy desolado y algo oscuro, noté que Scott y Felipe habían desaparecido. Lo sabía, algo no cuadraba del todo en ese acertijo, el problema es que no luché lo suficiente para que me tomaran en cuenta, debo aceptar que es mi culpa.

-¡Uy! -exclamó Heliasak, apareciendo repentinamente-, no hicieron bien el acertijo...

-Eso ya no interesa, debemos continuar con el siguiente acertijo -indicó Haruka. Claro, como ambos Majinghost seguían juntos, ¿por qué iba a importarle?-. Ya quiero terminar con toda esta tontería.

-¿Y qué pasará cuando hallemos a la muñeca? -interrogó Austin, lentamente-. ¿Debemos pelear por ella?

-No hay que adelantarse a los acontecimientos -sin duda, hay algo que las sirenas están tramando y con ellas, todo es posible.

-Por lo menos podemos saber dónde está, o dónde va a aparecer, ¿no? -Miguel sonaba tan casual, que si no supiera sus intenciones, creería que le daba igual la respuesta.

-Hay una zona que en su tiempo se distingue como "El triángulo de las Bermudas". Bien, en todo el centro de esa zona, aparecerá la muñeca en aproximadamente seis horas, por lo que debemos apresurarnos para llegar a tiempo. Vengan -comenzó a nadar y los cuatro restantes la seguimos-, les mostraré la siguiente y última prueba.

-Si las pruebas quedan inconclusas, ¿la muñeca no aparece? -cuestionó Haruka. Entre ella y M-1321 intercambiaron miradas demasiado sospechosas, no me sorprendía pero debo admitir que si me asustaba un poco, debíamos estar preparados.

Heliasak no respondió, eso me hizo sospechar... Una vez más.

Aterrizamos en un sitio amplio y despejado, lo único que vi fueron palabras escritas en el suelo en alfabeto inglés, no obstante, parecían no decir nada coherente, o por lo menos no a simple vista.

-No es difícil saber que estas palabras están escritas en código -sonrió la sirena-. Solo deben averiguar lo que dice, esa será la clave para obtener la muñeca.

Y como de costumbre, desapareció en cuanto terminó de hablar. El silencio se fomentó más de lo esperado. Miré a Austin quien no tardó en observar al par de Majinghost, ambos nos devolvieron la mirada. Creo que nos miramos por largo rato, supuse que sería el momento en el que los Majinghost se rebelarían en nuestra contra.

-Debemos encontrarle el significado a la frase -mencionó Austin, imagino que pretendía disuadir a los Majinghost.

-No seas iluso -sonrió Miguel-, no los necesitamos para descifrar el código.

-¿Entonces van a matarnos? -cuestioné más tranquila de lo que realmente estaba.

-Eso es obvio -Haruka ladeó la cabeza, sonriendo con suficiencia-. Será muy sencillo hacerlo.

Sin previo aviso, Haruka se fue en contra de Austin en un ataque físico que él esquivó a duras penas. En seguida, le lanzó un tipo de misil desde su brazo mecánico que se hizo añicos al chocar con el escudo de protección que él creó a su alrededor. Quise ayudarlo pero a medio camino, Miguel me sorprendió golpeándome en el rostro tan fuerte, que la sangre manó de mi pómulo derecho.

-¡Son unos tramposos! -grité enfurecida. No solía enojarme, y mucho menos si sucedía algo que tenía previsto, sin embargo, los Majinghost tenían algo diferente, algo muy agobiante y molesto.

M-1321 se burló de mí abiertamente, antes de darme un sinfín de ataques corporales de los cuales no conseguí evitar ni la mitad. ¿Cómo se movía con tanta facilidad en el agua? No obstante, eso me ayudó a ganar un poco de tiempo para poder imaginar que de mis manos salían truenos. Los dirigí hacia él con toda la fuerza que logré ganar, además de mis ganas por derrotarlo.

Al ser impactado, Miguel salió disparado hasta chocar contra el suelo, cerca de los escritos. Supuse que no debía dejarle tiempo de recuperación así que traté de imaginar la misma energía fluyendo de mí, pero de pronto, mis manos, mi cuerpo, todo de mí, no me obedecía.

Logré mirar en la dirección de Haruka y Austin, pero ambos se encontraban entretenidos en su pelea; los poderes que Austin poseía se basaban en protección así que debía pelear cuerpo a cuerpo contra la Majinghost quien procuraba dañar su escudo para poder derrotarlo.

Lo siguiente que vi, fueron mis manos señalando a Austin, mi miedo comenzó a dominarme. Miguel no tardó en aparecer cerca de mí, debía ser él quien manipulaba mis movimientos.

-Después de todo solo eres una niñita -se rió de mí, limpiándose la sangre del cuello-. ¿Quieres saber qué se siente atacar a la persona que quieres? Tranquila, ya vas a saberlo.

Imagino que debí calmarme, era natural en mí buscar la calma no importando la situación, de todos modos, no lo hice. Dejé que mi terror me manipulara por el hecho de ser Austin la víctima, mi mente se bloqueó o no imaginé nada conciso. Teniendo mis manos hacia adelante, la energía eléctrica salió disparada de mis manos hacia Austin.

La concentración era bastante fuerte así que el impacto lo hizo chocar contra una roca, sin embargo, su escudo no se rompió del todo. El problema se dio cuando Haruka lo llenó de granadas y demás explosivos que salieron de su brazo, y cuando logró romper su escudo, manipuló su mente al igual que Miguel lo hacía conmigo.

Ligeramente más calmada, me propuse escapar a su hipnosis, pero antes que me concentrara lo suficiente, observé que Austin comenzó a golpearme sin medida, una y otra vez.

-¡Austin! -logré lloriquear con esfuerzo a la vez que cerré los ojos, sabía que no era su culpa, mas eso no evitaba que me doliera la situación.

-Di-Disirídia... -cuando abrí los ojos, vi que su puño se contenía en el aire, tembloroso.

Mis manos se impulsaron para atacarlo pero también las detuve a tiempo a pesar de lo mucho que me estaba costando.

-Será mejor que dejemos el juego hasta aquí -se jactó Haruka, simulando bostezar-, estaba bastante entretenido pero la muñeca no da espera.

Ambos se burlaron. ¿Cómo podían ser tan crueles? Me interrogué a mí misma, pensando que jamás entendería el punto de vista de los malvados. De pronto, enormes rocas comenzaron a desprenderse de las paredes; no me cabía duda que era la telequinesis de Miguel la causante. Cuando tuvo una cantidad que creyó suficiente, las lanzó todas en un solo movimiento hacia nosotros. Eran tantas y tan enormes, que el golpe sería más que fuerte.

Sentí un poco de dolor, más aún, antes de perder la conciencia.

Una Mirada hacia el Pasado #2Where stories live. Discover now