Capítulo 13 (Disirídia)

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No sé si fue el cansancio o algo más, solo sé que era una de las poquísimas noches en las que conseguía conciliar el sueño hasta poder dormir profundamente, simplemente algo gratificante. De todos modos, nunca hay dicha completa, unos insistentes toquidos en mi puerta, aunque no fuesen tan ruidosos, me despertaron sin que pudiera prevenirlo.

Aún soñolienta, me coloqué de pie para comprobar de quién se trataba.

-Lo siento mucho -frente a mí hallé al chico del cabello azul, no se atrevía a mirarme a los ojos-, no supe a quién más recurrir.

-No te preocupes -dije tras un corto bostezo-. Cuéntame.

-Es el sujeto que vino con Derek -comenzó a narrar lentamente-, el maj... no sé muy bien su nombre -con un movimiento de la mano lo animé a continuar-. Yo iba caminando por un pasillo, no podía dormir y pensé que no estaría mal dar una vuelta. Me detuve cerca de una habitación porque escuché una voz, era él. Dijo que estaba cansado de hacerle creer a Derek que se encontraba bajo su control y que iba a matarlo.

-¿Hace cuánto fue eso?

-Hace algunos minutos.

Tan pronto como murieron las palabras en los labios de Felipe, me aventuré a buscar al Majinghost. Si contaba con suerte, aquel sujeto tardaría un poco en encontrar la habitación en la que se hallaban nuestros huéspedes del futuro. Corrí tan rápido como mis pies me lo permitieron y estando la buenaventura de mi parte, lo atisbé unos metros antes de cruzar el pasillo que conducía a la recámara.

-¿Por qué tanta prisa, M-1321? -pregunté, logrando que se detuviera-, el baño no queda en esa dirección...

-No sabía que los Atlantes tuvieran sentido del humor -replicó el Majinghost con sorna, aun así, era fácil detectar la ira de la que estaba cargada su voz, era evidente que no precisaba ningún inconveniente que se cruzara en su propósito.

-Hay muchas cosas que no sabes de nosotros -levanté el mentón para darme seguridad. Aunque yo como cualquier Atlante, poseía el poder de hacer real cualquier cosa imaginable y de medidas exactas, lo mío no era la batalla, prefería la tranquilidad.

Nuestro poder es bastante bueno si se usa correctamente, mas no por ello sencillo. Lo que se imagine debe ser conciso, no puede ser una imagen nublada puesto que de eso no saldría nada. Se necesita una imaginación prodigiosa, casi tan nítida como un sueño lúcido.

Mi imaginación era tan buena como la de todos los Atlantes, no obstante, yo jamás la había usado para defenderme ni atacar a nadie. Miguel me observó con un gesto desafiante, imagino que se preguntaba qué tan difícil sería matarme.

-Comprobémoslo.

No había terminado de hablar cuando de su ojo mecánico, salió un rayo láser disparado en mi dirección. Conseguí imaginar un escudo frente a mí que evitó que me hiciera daño, pero todo fue tan repentino que yo solo deseaba salir corriendo. Él lo notó en seguida y aprovechó la situación. Tomándome del cuello, me levantó hasta dejarme con los pies danzando en la nada, para luego lanzarme por los aires hasta hacer mi cuerpo aterrizar sobre una pared.

-Solo eres basura -rió por lo bajo, caminando hasta mí.

Respiré hondo para encontrar calma. Los nervios me atravesaban y si no me deshacía de ellos, no lograría imaginar algo contundente. Me esforcé para ponerme en pie, M-1321 me miró desde arriba negando con la cabeza en un gesto exagerado que mostraba decepción.

Su mano derecha se movió hacia mí con la intención de golpearme, pero algo vibró en el aire impidiendo que lo hiciera, parecía una especie de campo invisible.

-Primero tendrás que pasar sobre mí si vas a pretender hacerle daño -al escuchar la dulce voz de Austin, me giré para encontrarme con el trío de hermanos, Kristen, Isabel y Derek. Al ver a Felipe tras ellos, asumí que fue él quien los llamó.

-Sabía que esto pasaría tarde o temprano -profirió Derek con un dejo de monotonía, pasándose una mano por el cabello-, debí preveerlo un poco mejor. Por otro lado, ya no te necesitamos así que...

De mal humor, el Majinghost nos arrojó varios objetos pesados de los alrrededores usando la telequinesis; la mayoría usados como decoración. Sin embargo, ninguno pudo hacernos daño porque el campo nos protegía a todos.

Scott se convirtió en metal completamente e inmovilizó el cuerpo de M-1321 con el suyo mientras que Derek se subía sobre los hombros de su adversario con la intención de decapitarlo. El cuello del Majinghost tronó bajo las manos del rubio ligeramente, justo cuando un sonido fuerte hizo que todos nos volteáramos hacia la dirección de la que provenía.

Esa pequeña desconcentración hizo que Miguel se zafara de ambos y emprendiera la huída por el pasillo opuesto.

-¡¿Cómo pueden ser tan idiotas?! -rugió Samuel con el ceño fruncido, su mirada de hielo iba dirigida a Derek y Scott-. Ustedes son dos ¿y lo dejan escapar?

-¿Por qué no lo detuviste entonces si eres tan bueno? -le devolvió Scott en el mismo tono, estando de nuevo en su forma natural-. Ah, cierto, estabamos entretenidos mirando en la misma dirección.

-¡Ya basta! -la voz de Kristen resonó con fuerza a través de las paredes del recinto-. En lo que ustedes pelean aquí como infantes, M-1321 se escapa y nadie hace nada.

-Así que M-1321 se les escapó -una voz femenina que no distinguía, hizo que me diera la vuelta para averiguar de quién provenía. Creería que todos ahogamos una exclamación cuando vimos a una mujer rubia que de seguro era una Majinghost; muchos como ella la acompañaban.

En menos de lo que esperé, una batalla campal se estaba formando por los pasillos del templo entre Atlantes y residentes del futuro, contra los Majinghost. Los demás Atlantes no eran temerosos como yo, ellos sí sabían utilizar su imaginación de manera productiva, además, poseíamos armamento con tecnología avanzada que claramente debía usarse contra los enemigos.

Las explosiones y lluvia de poderes se derramaba por todos lados con furor, me sentí viviendo mi propio apocalipsis antes de tiempo y sin que siquiera yo hiciera parte de aquel. No hizo falta demasiado tiempo para que las paredes comenzaran a cuartearse y caerse, los escombros se hacían visibles cada vez más.

Corrí hacia afuera evitando la pelea tan rápido como me fue posible, debía hacer algo para evitar esta situación. Al llegar al salón de oración en el que normalmente invocábamos a los dioses cuando era necesario, me dispuse a realizar una plegaria a Poseidón. Viendo la magnitud del problema, solo él podría prestarnos la ayuda pronta que requeríamos, y ya que era voluntad del gran Dios (por decirlo de alguna manera para que sea comprensible), que en este tiempo tuviéramos algunos privilegios que con el pasar de los siglos se perderían, debía utilizarlos.

Poseidón apareció frente a mí tras algunos minutos de oración. No importaba cuántas veces lo tuviera frente a mí, su belleza y la imponencia de su presencia siempre me resultaba desconcertante.

-Los Majinghost, creación del hombre en el futuro, están destruyendo el lugar -relaté con una tonalidad suplicante.

-Me encargaré, pero antes debes saber una cosa -sus ojos me atravesaron con indiscreción-, tus nuevos amigos también deben asumir las consecuencias de mi intromisión.

Abrí la boca para quejarme mas no lo hice. Era necesario que Poseidón interviniera, era mejor correr el riesgo a no hacer nada, sus mentes de seguro sufrirían conforme a los sentimientos de cada uno, pero no hacer nada era indiscutiblemente peor. Además, el único que realmente me importaba era Austin y confiaba en que sería fuerte para soportar lo que fuera.

★★★★

Capítulo dedicado a Alexiuuuuuuus

Leer nota al final 😘

Una Mirada hacia el Pasado #2Where stories live. Discover now