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Al entrar a mi casa me sentí al fin en paz

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Al entrar a mi casa me sentí al fin en paz. Ya estaba seguro, nunca antes me había sentido tan desorientado.

—¡Hijo!, ¿Dónde estabas?— me sorprendo cuando mi madre corre a abrazarme con desesperación.

Cuando iba a bajar la guardia y recargar mi cabeza en su hombro, mi madre volvió a su estado más terrorífico —¡Casi me muero del susto!. Tu padre ha salido a buscarte, ¿Por qué no llevaste tú celular contigo?— gritó y solo atiné a bajar la mirada.

—Lo siento mamá...— murmuré y me quite las gafas para limpiar mis lágrimas que no soporte retener. — Lo llevé pero se me acabó la carga.

Rápidamente ella me abrazo tal cuál cómo cuando era un niño pequeño.
—Esta bien, explícame qué pasó, ¿Sí?

Moví la cabeza asintiendo y me senté en el sillón. —Oh, antes llamaré a tu padre para decirle que ya has llegado.

Después de una larga llamada, en donde escuché el claro grito de mi padre, mi madre se sentó conmigo.

—Ahora si, dime, ¿Dónde estabas?— preguntó mirándome severamente.

Suspiré antes de hablar, siempre he odiado mentir y jamás lo había hecho pero no podría decir que fui a casa de Taehyung. —Quería un libro, un compañero me dijo que conocía una librería en donde lo vendían pero no encontré la dirección y me perdí, siento haberlos preocupado.

Mi madre suspira y me mira a travez de sus gafas. —Bien, le explicaré a tu padre. Pero por favor no vuelvas a hacernos esto de nuevo, ahora ve a quitarte el uniforme y lávate las manos, calentaré de nuevo la comida.

—Gracias mamá— levanté mi mochila y me subí corriendo a mi habitación, una vez a dentro me desplome en mi cama, tiré mis gafas sobre el buró y observé fijamente el techo.

Pero no tarde mucho haciéndome el vago por qué el grito de mi mamá me hizo levantarme, me quite la camisa de uniforme y rápidamente pude notar que olía al perfume de Taehyung, tenía el olor de mi novio impregnado en mi ropa, sonreí y me levanté para lavarme las manos.

Al día siguiente, espere una esquina antes a Taehyung, me coloque mis lentes de contacto aunque me dolía, quería lucir más bonito para él aunque bueno, los suéters de rayas aún no desaparecían.

Me agache a atarme las cuerdas de mis tenis cuando de pronto unos tenis rosas aparecieron frente a mí, alcé la mirada y me encontré con la sonrisa de Dahyun.

—Hola— me saludo alegremente y me levanté devolviéndole el saludo —Ayer mi padre me regaño pero ¿sabes qué?— me pregunta.

—¿Qué?— pregunté confundido y algo apenado por qué el regaño había sido mi culpa.

—Lo valió— sonrió jugando con la pulsera que llevaba en su mano derecha. —Es decir, te ayude así que está bien, pude verte sonreír.

La observé atentamente y noté como sus orejas quedaron rojas, es una chica realmente bonita y he de admitir que su sonrisa es contagiosa. —Muchas gracias por ayudarme.

—¡Jin!— me quedé mudó al escuchar la voz de Taehyung muy, muy cerca.

Apenas iba a voltear sentí su mano sobre mi hombro. —Me alegra que estuvieras esperando. ¡Oh! Hola Dahyun.

Ella miró a Taehyung un momento y luego sonrió. —Hola Kim.

—¿Y?. No sabía que ustedes fueran tan cercanos— murmuró entre dientes y presionó más sus dedos en mi hombro.

Bajé la mirada, no quería que se enojara de nuevo —Yo...— susurré por qué mi voz quedó atorada en mi garganta.

Hubo un momento de silencio hasta que Dahyun rompió el momento de incomodidad. —Lo que no entiendo es por qué luces "celoso" ante nuestra cercanía.

—Eso es por qué Jin está enamorado de mí, no sé si lo sabias— respondió Taehyung y me soltó con brusquedad —Y no estoy celoso— gruñó pasando de largo.

Apreté las mangas de mi suéter y bajé aún más la cabeza, lo había hecho enojar de nuevo. Además había hablado sobre mis sentimientos ante ella cómo si nada.

—¿Estás bien?. No sabía que tú estabas enamorado de él... — murmuró Dahyun acercándose pero no respondí y me fui corriendo.

Debo pedirle disculpas a Taehyung, no quiero que deje de quererme. Afortunadamente lo alcance tomando su mano entre la mía pero él me empujó. —No me toques, ¿Por qué no te vas con Dahyun?

—¿Por qué te enojaste?, Dahyun me ayudó a llegar a casa ayer y le estaba agradeciendo— me apresure a explicar intentando tomar de nuevo su mano.

Pero el miró con una mueca y negó con la cabeza. —Ya cállate.

—Por favor, no te enojes conmigo, no podría vivir sin ti— me aferre a su cintura y escondí mi rostro en su pecho.

Me asusté cuando no me sentí correspondido y cuando pensé que no lo haría, se acercó a mí oído y murmuró:

—Puedo perdonarte pero tendrás que hacer algo. Quiero que me entregues tu virginidad.

Sweet Lies| TAEJINWhere stories live. Discover now