III.

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La noche había caído y nosotras aún no llegábamos a Atlanta, caminábamos por la abandonada carretera y nos impresionaba lo desierta que estaba, y es que normalmente la carretera a esta hora está llenisima e iluminada, pero ahora era todo lo contrario.

- Dios mío...

Murmuré cuando pude observar la ciudad en donde nos aproximábamos. Decir que mi ciudad estaba mal, esta estaba muchísimo peor. La única diferencia es que varios helicópteros rodeaban algunos edificios y la gente caminaba de vuelta a lo que era... o fue, mi ciudad. Seguimos nuestro paso hasta que nos encontramos con un grupo de personas salía de sus autos y observaban el show de explosiones que recién acababa de empezar, y que por suerte tomamos primera fila.

- ¿Ustedes vivían allí?

Pregunté acercándome a una familia; Un niña de unos 10 años y obviamente el papá y mamá de estos.

- Recién salíamos de visitar a nuestra familia, dios, no se como se expandió tan rápido todo esto.

Habló la señora que traía su buena edad. Nos observó y analizó bien, no tardó en preguntarnos de donde veníamos.

- Venimos del Sur, por lo menos cuando salimos la ciudad estaba abandonada, como si nadie hubiese vivido allí.

La señora con su comportamiento medio extraño nada más asintió y nos miró a ambas. Cerró la puerta de su auto asegurando que su hija se quedara dentro y se acercó un poco más a nosotras corriéndonos a un lado, asustada, intimidada... no sabría como explicarlo.

- A mi esposo una de esas cosas lo mordió. Le sacó un buen trozo de piel y, estamos asustadas, mi hija y yo. No sabemos como puede actuar y él es bastante violento... ¿Podremos ir con ustedes? Les seguimos para todos lados. Pero tenemos que arrancar sin que él lo note.

Habló en voz baja y de vez en cuando el señor corpulento la observaba, hasta el punto de sospechar y de a poco alzar la voz llamándola. Ni a Jessica ni a mi nos molestaba una compañía, es más, era mucho mejor para nosotras que se agrandara el grupo.

- Claro, vengan con nosotras. Cuando tú esposo se duerma tomas tus cosas y rodeamos la carretera pasando por el bosque y llegamos a la ciudad, ¿Está bien?

Dije sin antes consultarlo con Jessica, sabía perfectamente que ella no querría pero algo me tincaba que en esa familia iría todo mal, y si ayudaba era nada más por la niña. La señora de algo de edad sonrió y el grito de su marido bien irritado le hizo cambiar de inmediato el rostro, a uno de susto.

- Carol, te llamé un montón de veces y sabes que DETESTO que no me respondas a la primera. ¿Que mierda hacías?

El señor corpulento ya estaba frente a nosotras tomándole con fuerza la muñeca a la señora que, por lo que escuchamos y vimos, se llama carol. La jaló a un lado bruscamente y comenzó a gritarle y levantarle la mano un par de veces. Di un corto paso pero Jessica me frenó.

- Problemas de parejas, no te metas.

Dijo Jessica con enojo. Impotencia daba el ver como la señora parecía niña pequeña asintiendo a un regaño que le haga su padre, la niña al no ver a sus padres intentó bajarse del auto pero la señora me dio un vistazo rápido y por suerte entendí a lo que se refería. Tomé la mano de Jessica y me acerqué al auto justo frente donde la niña se intentaba bajar.

- Hey, ¿Que tal estás pequeña? estaba hablando con tu madre y me dijo que te quedaras aqui en el auto que ella tenía que resolver unos asuntos con tu papá. Me presento, me llamo ____(tn) y ella es Jessica.

Hablé intentando distraerla. Cuando le dije el nombre de Jessica y el mío, la chica nos sonrió y se presentó de inmediato. Bien.

- Me llamo Sophie.

Habló con una voz dulce. Un fuerte golpe se escuchó de mi lado izquierdo, era el idiota del esposo de Carol. Le dio una bofetada que hasta le llegó a dar vuelta la cara. Jessica se puso en cuclillas y de su bolso sacó una barrita de chocolate, se la estrechó a Sophie y esta por suerte se distrajo de inmediato.

- Nena, ¿Por que no comes el chocolate dentro? está helando.

Le hablé pacifica. Ella asintió y cerró la puerta del auto, me levanté con Jessica a un lado y ambas fruncimos el ceño observando al hijo de puta que golpeó a su esposa. El hombre corpulento se acercó a nosotras y nos apuntó con el dedo indice en forma de amenaza.

- No se acerquen a mi esposa NI A MI HIJA.

Gritó intentando asustarnos, pero ahí nos quedamos nosotras, de brazos cruzados enfrentándolo. Este alzó su mano poniéndola como un puño y antes de que lanzara un golpe, un señor un poco mas alto que él; con camisa de "Sheriff", un sombrero combinando con este y un revolver en su pantalón enganchado, lo frenó.

- Policía, usted queda detenido.

Habló con una voz gruesa y tomándole el puño y de un gesto rápido le dejó ambas manos atadas atrás en su espalda baja. El misterioso señor me dio un corto vistazo y asintió, a lo que le asentí de vuelta en forma de agradecimiento.

- ¿Detenerme cuando la ciudad está en llamas? Que chistoso... Sheriff.

Este le apretó un poco más las manos y lo ultimo que alcance a escuchar fue:

- Una más y te reviento la cabeza de un tiro.

Carol me tomó de la mano rápidamente guiándome hasta donde iba y del auto sacó los bolsos que ya tenía listos junto que a Sophie quien también sacó de un jalón. Tomé de la mano a Jessica, y las cuatro íbamos zigzagueando a las personas o autos que estaban ahí parados.

- Hey, te dejó rojo...

Jessica acercó su mano hasta la mejilla de carol pero esta le dio un rápido golpe allí. Abrí mis ojos como dos limones y di un paso hacia atrás al igual que Jessica. Teníamos que ser sinceras, Carol aveces se comportaba de una manera muy extraña, y quizá nosotras cometíamos el error de dejarla irse con nosotras... pero como digo, es solo por la niña.

- osh... Disculpa, no fue mi intención y es que, él siempre me golpeaba y casi por inercia hago eso...

Carol iba a seguir hablando pero un chirrido hizo que todos los que se encontraban allí se taparan los oídos. De los edificios comenzaba a salir unas llamas exuberantes, y el piso temblaba de una manera extraña. Un chico que estaba frente a nosotras comenzó a gritar y apuntar hacia donde veía todo el escándalo, di una media vuelta viendo el lado contrario donde había apuntado el chico (aún con mis oídos tapados) y divisé nuevamente a ese misterioso y atractivo Sheriff, estaba junto a una mujer y un niño, supuse era su familia. De su pantalón sacó un walkie-talkie y su rostro se apagó completamente... ya no había escapatoria de esta.

" El helicóptero con el presidente ha caído, repito, ha caído "

La última horda. | Rick Grimes & Tú.Where stories live. Discover now