EXO's HORROR STORIES

Service Station (BaekSoo)

—Escuché que JongDae rompió con, ¿cómo se llamaba el sujeto con él que salía?

—ChanYeol o algo así.

—Ah, pues rompió con él.

—¿Qué no dijo que era un patán de mierda?

—Lo dijo, pero follaba de puta madre.

—¿Te metiste con él?

—Un par de veces—BaekHyun sonríe—¡Por Dios!, sé que tú también, ¿en la fiesta de Wu?

—Lo hacía bien, oh mierda, necesitamos gasolina.

BaekHyun estaciona en la gasolinera, KyungSoo decide que también necesitan sodas y algo dulce, así que entra en la estación de servicio y paga por algunas chucherías mientras BaekHyun llena el tanque, su destino es Busan y el glorioso festival de música electrónica allí.

Una vez lleno el tanque y los suministros de azúcar con un poco de alcohol más cigarrillos, los dos amigos suben al auto, Byun enciende el motor y un sujeto extraño se planta violentamente en su parabrisas.

—¡SALGAN DE AHÍ, VAN A MATARLOS, SALGAN DE AHÍ!

—¡Mierda, mierda! —el hombre intenta abrir la puerta del lado de KyungSoo—¡ACELERA BAEK!

Lleno de adrenalina, BaekHyun pisa el acelerador a fondo, adentrándose en la carretera y jadeando de miedo por el escenario anterior, KyungSoo se relaja un poco y destapa una cerveza, bebiendo un largo sorbo y pasándola a BaekHyun.

—Maldición, qué miedo.

—¡Debimos salir de día!

BaekHyun resta importancia al comentario de KyungSoo, aceptando la cerveza y también dando un largo sorbo de la lata, el líquido se atora en su garganta cuándo ve un bulto levantándose en su asiento trasero, frena el auto de golpe y cuándo KyungSoo intenta reclamar, un sujeto lo toma del cuello y lo degolla, su amigo lucha contra la hemorragia mientras BaekHyun lucha por liberar su cinturón de seguridad.

—¡Por favor no!

El hombre lo mira desquiciado antes de alcanzarlo y también degollarlo, la sangre empapa el auto, los cristales son manchados también y la solitaria carretera, es testigo de un sangriento final.

La mañana llega y con ella el descubrimiento de un crimen, en un auto se encuentra solo las cabezas de sus ocupantes, de sus cuerpos no hay rastro y cómo única pista, la mirada de horror en los rostros de las víctimas.