Capítulo veintiuno.

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Llegue a casa empapada hasta los huesos, las pisadas habían dejado de sonar en un momento del camino tras de mi, y no se si eso era peor o mejor, solo sabía que mi corazón había dolido, y eso me daba más miedo de lo que nada jamás me había dado.

Entré cerrando la puerta con un fuerte golpe tras de mi, la casa estaba cálida, pero yo tiritaba y me dolía la garganta, seguro cogía otro resfriado.

Camine escaleras arriba con el corazón en un puño, no, dios, eso estaba tan mal, no podía tener el corazón en un puño por que no había querido dárselo a nadie...¿oh si?

Seguí caminando sintiéndome miserable, me saque toda la ropa de encima en cuanto llegue a mi cuarto y me metí a la regadera, abriendo por completo el agua caliente.

El baño se llenó rápidamente de vapor, comencé a dibujar corazoncitos en la puerta, las lágrimas seguían escurriendo por mi cara.

Yo no podía caer por Jordan.

Eso no era posible, él era mi amigo, si, me había gustado pero...¿enamorarme de él?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, no era tan estúpida para hacer eso, JESÚS, solo decirlo sonaba mal, él era el chico malo, el chico frío, el que una vez me humillo y lo perdone, después volvió a hacerlo, dejándome sola en una fiesta, y volví a perdonarlo, dios, lo había perdonado tantas veces que tal vez si que era lo suficientemente estúpida como para enamorarme de un imposible.

Enamorarme...

Ahí residía mi problema, yo no podía enamorarme de alguien así, simplemente no podía enamorarme. Había perdido a demasiada gente, sabía que si le daba mi corazón a alguien más, o lo que quedaba de él, no soportaría si terminaba rompiéndolo, como hizo mamá, al dejarme mi corazón de partió en dos, no podría con un sufrimiento así de nuevo, el accidente de papá había sido la prueba, hubiera sido capaz de...hacer muchas tonterías si papá me dejaba de igual forma.

Ahora, darle uno de mis pedacitos a Jordán...tan solo pensarlo mando un escalofrío por mi cuerpo.

Salí de la regadera sintiéndome enferma, y no solo por el inminente resfriado que se avecinaba.

Me coloque una blusa de manga larga de algodón, jeans de mezclilla y mis botas.

Baje con cuidado las escaleras dirigiéndome a la cocina a preparar un poco de café, había bollos de azúcar en una canasta en la mesa, papá debió haberlos pasado a comprar.

Metí uno entero a mi boca mientras conectaba el pino para que las luces se encendieran, el pino...

¿Cuándo se me ocurrió pedirle que me acompañara a comprarlo?

O aún peor...¿Qué me ayudara a pagarlo?

Ahora, cada vez que olía ese aroma de pino, y lo veía dándole calidez a la casa, eso me llevaba directamente a él, y sabíamos muy bien que en lo último que quería pensar era en Jordan.

Vacíe café en una taza y fui a acurrucarme al mueble con dos bombillos, mi frazada, y una barra de chocolate.

La tv tenía puras cosas malas, o solo era mi mal humor, la garganta me ardía hasta niveles impresionantes, tenía ya medio paquete de kleenex a mi lado, y no precisamente por el resfriado...

¿Cómo podía seguir sufriendo por este idiota?

Al parecer la idiota era yo.

Tal vez, tal vez si me había enamorado de él, tal vez...

Unos toques en la puerta me salvaron.

- Adelante- grite con la boca llena.

Sara entro seguido de Alex, ambos resplandeciendo de felicidad, solo que les duro muy poco al verme.

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora