Capítulo treinta y cinco.

8.9K 470 69
                                    

Estacione el auto en un lugar vacío, casualmente alado de la jeep de Jordán, que ahora se encontraba recargado en esta, sonriéndome.

Baje colgando mi mochila del hombro mientras venía a darme un beso.

- ¿Sabes lo sexy que te vez manejando?- suspiro- Aunque a decir verdad extraño traerte- admitió.

Le sonreí.

- Lo superarás- masculle.

Me miro ofendido, antes de que su expresión se tornará sería.

- Enserio...¿cómo has estado?- pregunto.

Desvíe la mirada.

- Bien, supongo- conteste.

Nos despedimos frente a mi casillero y el se fue a su salón. Mire por el pasillo, había pasado el fin de semana, Jordán había estado ahí pero nadie estaba conmigo en las noches, cuando soñaba con Damien y tenía pesadillas sobre perder a papá, a Sara, a Jordán...

Un escalofrío me recorrió, había sido el peor domingo de mi existencia, me sentía aún bastante moribunda, no había salido de la cama y la verdad no tenía ganas de regresar a clases y a una vida común y normal.

No después de todo lo que sabía.

Cerré mi casillero y camine hacia mi salón, iba pasando por el final del pasillo cuando algo llamo mi atención en el linde de mi visión, desvíe la mirada solo para quedarme helada.

No recordaba que ahí, justo frente a mis narices, había estado el casillero de Damien. Trague.

Pero ahora la diferencia era que no estaba liso, como los demás, montones de adornos lo decoraban, listones negros, velas, flores, era una pequeña señal de respeto, de recuerdo, por que eso era Damien ahora, un recuerdo...

Mire sin poder apartar la vista, sentía como las lágrimas acudían a mis ojos y no pude hacer mucho por mi cuando se empezaron a derramar, mientras veía un memorial para mi amigo, un recuerdo de que hubo alguna vez ahí alguien llamado Damien, tal vez mañana estaría ocupado por otro chico, y todos olvidarían al chico de ojos oscuros que iba a detención tratando de conquistar a una chica.

Una estúpida chica que jamás se dio cuenta.

- ¿Te sientes satisfecha ya Erin?- susurro una voz en mi oído.

Di un respingo limpiando las lágrimas rápidamente y volviéndome hacía, por supuesto, Emma, Ashley y Mónica.

Carraspee.

- No se de que hablas- solté.

Emma sonrió.

- Has conseguido lo que querías, jugaste con fuego Erin, y terminaste quemada- susurro.

Negué.

- Yo...

- Querías tener a ambos chicos a tus pies, ¿no? Y por tu egoísmo ni si quería te diste cuenta que tu supuesto amigo estaba enfermo, por tu egoísmo uno de ellos se quitó la vida...

Abrí la boca, sentía que el color se había ido de mi cara y temblaba como nunca, ¿como podían? Estaba bien que me odiarán, y que nuestra relación fuera la peor, pero hacer una acusación como esa... Era atroz y sin sentido común.

- Están locas- tartamudee- ¿Como se atreven a venir y decirme...- mi voz se quebró.

Me daba cachetadas mentales, ¿dónde había quedado esa fuera Erin? La chica que siempre dijiste que querías ser cuando leídas novelas, ¿dónde estaba?

En lo único en lo que podía pensar ahora era en la atroz acusación que hacían, bajo incluso para ellas.

- Erin, mira a tu espalda, un chico se quitó la vida, ¿sabes por que? Por que sufría depresión- Mónica se acercó un paso, me aleje uno de igual manera- ¿Y sabes por que sufría depresión? Por un amor no correspondido, por una chica idiota que creía merecerse a dos chicos y jugar con ambos, que cree que puede hacerlo sin haber consecuencias, ¿sabes quien es esa chica egoísta Erin? ¿La chica que le quitó la vida a Damien? ¿La chica que decía ser su amiga?- sonrió, se acercó un paso, quedando cara a cara- Eres tu Erin, por tu culpa, Damien esta muerto- negó- Damien esta muerto por ti.

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora