Capitulo cuarenta y uno.

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Avente las llaves a la mesa mientras cerraba con cuidado la puerta, el auto de papá no estaba afuera, lo que quería decir que le había tocado turno de la noche. Estaba sola en casa.

Suspire mientras me sacaba la chaqueta empapada de Jordan de mis hombros y la dejaba sobre el respaldo de la silla, debían ser como las 2 de la mañana, gracias al cielo papá no estaba en casa, si hubiera estado tendría que haber dado muchas explicaciones.

Me dirigí a la cocina y serví un poco de jugo en un vaso mientras me recargaba en la barra, la lluvia seguía cayendo detrás de la ventana haciendo un ruido atronador, lamí los residuos de jugo que quedaron en mis labios mientras la escena de lo que había pasado hoy se reproducía una y otra vez en mi cabeza.

Jordan me había dicho que me amaba.

¡Me lo había dicho!

No se como, ni por que, pero me amaba, me había dicho que me amaba.

Sonreí como tonta mientras pensaba en sus palabras exactas, ¿cómo es que las cosas podrían haber cambiado tanto en tan poco tiempo?

El chico que brillaba como una estrella, había terminando enamorándose de mi, la chica invisible.

Suspire, habían sido demasiadas cosas en un día, estaba exhausta.

Lo único que si sabia era que mañana le daría un chocolate y un gran abrazo de agradecimiento a Jean, el me había ayudado en esto.

Quiero decir, casi no había hablado con el, era alguien extraño, decía ir a la escuela a estudiar, pero casi nunca lo veía por ahí, y se me figuraba mayor, era un chico lleno de misterios que por algún motivo había decidido ayudarme con Jordan, a pesar de que pensaba que me estaba coqueteando.

Bueno, que voy a saber yo.

Salí de la cocina a revisar ventanas, la puerta y que todas las luces estuvieran apagadas, cuando me acerque a las escaleras fue cuando lo vi.

Estaba sobre la mesa de centro, sobresalía como si estuviera embrujada o como si fuera a morderme de un momento a otro.

Una rosa.

Unos rosa negra.

Puesta con cuidado sobre la mesa de centro, con un pequeño lazo dorado enredado en el tallo, amarrado a una nota que también parecía este hecha de fuego.

Me acerqué lentamente a la mesa con miedo a que de pronto algo pasara, no se que, pero los latidos de mi corazón me decían que algo malo sucedía.

Tome la rosa entre mis dedos temblorosos, y abrí la nota con cuidado, tal vez explotaba de un momento a otro.

Pero incluso una explosión hubiera sido mejor que lo que encontré dentro.

Hubiera preferido que hubiera sido una estupida explosión.

Era una nota, obviamente, pero eran las palabras las que habían hecho que un escalofrío recorriera mi espalda y unas tremendas ganas de salir pintando de ahí me entraran.

Supe al instante a quien pertenecía.

Nos volveremos a ver...hasta entonces mantén esto entre nosotros...Christine.

Solté la nota como si me hubiera quemado los dedos, sentía el nudo en la garganta y la piel de mis brazos enchinarse, esto no podía estar pasándome a mi.

No era posible.

Mil preguntas rondaron mi cabeza entonces.

¿De donde había salido la nota? ¿Por qué esas palabras? ¿Cómo había entrado a mi casa?

Fall For a Trouble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora