Capítulo 28

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Después de aquella nueva interrupción por parte de Renato, Agustín y Ángela no habían tenido la oportunidad de estar a solas de nuevo. Cada vez que se cruzaban, alguien aparecía allí.

Ángela tenía tantas ganas de agarrar a White y secuestrar al castaño que la volvía loca. Alejarse de todo y de todos. Pero sabía que aquello no estaba bien.

Agustín aun estaba con Sofía. Y ella había 'terminado' con Diego por teléfono. Sabía que tendría que hablar con él personalmente para aclarar del todo las cosas. Pero ahora realmente no le preocupaba. Solo quería encontrar un momento para poder hablar con Agustín y arreglarlo todo. Más que arreglarlo la palabra era aclararlo. Simplemente sonreía como una tonta cada vez que recordaba sus besos. Jamás la habían hecho sentir tan... idiota.

Se sobresaltó un poco cuando alguien entró a la sala. Se giró a ver y sonrió al reconocerlo.

—Papá, me asustaste —le dijo.

—Lo siento, hija, no era mi intención —se disculpó él y se acercó a ella para sentarse a su lado.

Ángela lo abrazó, apoyando la cabeza en su hombro. Marcelo sonrió levemente. Sabía que su hermosa hija quería preguntarle algo. Siempre que lo abrazaba de aquella forma, lo hacía.

—Papi —lo llamó.

—¿Qué sucede, cielo?

—¿Crees que esta bien sentir algo por una persona a la que conoces hace mucho tiempo, pero por x motivos dejaste de ver por un par de años y ahora volviste a ver?

—¿Estás hablando de Agustín? —dijo él.

Ángela se incorporó rápidamente y lo miró nerviosa.

—Mmm... no, no hablo de Agus —dijo torpemente.

—Ángel, si estás hablando de Agustín – dijo divertido. Ella pestañeó seguidamente, sintiéndose descubierta —Y no, no esta mal que sientas cosas por él. Es más... me agrada que sientas cosas por él.

—¿No te opondrías? —inquirió con inseguridad. Marcelo rió levemente.

—No soy Robert Montoya. Y para mi nada es más importante que tu felicidad. Pero ¿y Diego?

—Terminé con él... —Marcelo frunció el ceño.

—¿En que momento?

—En realidad solo le dije que no quería volver a verlo.

—Bueno, eso puede tomarse como algo no claro, mi vida. Deberías solucionar bien eso. Pero si sientes cosas por Agustín, sigue adelante y juégate por él.

—Gracias, papi —sonrió ella y besó su mejilla.

—Ángela...

—¿Si? —dijo ella y lo miró.

—¿Qué opinarías si te digo que... quiero casarme?

Los ojos de la morena se abrieron de par en par.

—¿Qué? —fue lo único que salió de sus labios. Marcelo sonrió nervioso.

—Sé que es algo que no te esperabas escuchar, hija, pero creo que... necesito casarme con alguien que siempre ha estado en mi corazón.

—¿Lourdes? —dijo ella rápidamente.

—¿Por qué crees que es Lourdes?

—Solo limítate a responderme, Marcelo —lo retó. Él agachó la cabeza.

—Si, es Lourdes.

—¿Ya le pediste que se casara contigo? —quiso saber.

—Se lo pedí como 5 veces... pero ella siempre dice que no.

—¿Por qué? —preguntó.

—Porque cree que lo hago por lastima...

—¿Qué pasó entre Luy tú, papa? —era algo que siempre le había querido preguntar. Pero jamás había encontrado el momento.

—Éramos jóvenes y nos enamoramos. Fue a primera vista. Ella tenía 15 años cuando su padre entró a trabajar aquí. Y yo era un tonto soñador y me enamoré de ella. Mantuvimos nuestro amor en secreto. Hasta que un día tu abuelo dijo que debía marcharme a la cuidad, buscar una esposa y formar una familia —suspiró —Me fui. Fui un cobarde y no le dije a tu abuelo que amaba a la hija del capataz. Luego conocí a tu madre... amé a tu madre, Ángela, mucho. Pero jamás llegó a ser lo que sentía por Lourdes. Cuando volví al campo, ella estaba embarazada de Agustín, pero el padre jamás se hizo responsable. Y luego llegaste tú y jamás volvimos a hablar de nuestros sentimientos.

—Papá... —murmuró ella y se acercó a abrazarlo —Me parece hermoso que quieras casarte con tu primer amor, papito.

—¿No te opondrías? —preguntó de la misma forma que ella. Ángela rió y se alejó de él.

—No, claro que no.

Marcelo sonrió y besó su frente. Luego con un poco de dificultad se puso de pie.

—Me voy a recostar un rato, hija, me duele un poco la cabeza...

—Está bien —asintió ella y lo vio desaparecer.

Lo que acababa de escuchar de su padre la había dejado completamente pasmada. Siempre había intuido que su padre sentía un sentimiento especial por Lourdes, pero jamás pensó que era tan intenso.

Y al parecer la historia volvía a repetirse. ¿Debería hacerle caso a su padre y jugarse por Agustín? ¿O dejar que las cosas siguieran su curso?

Se puso de pie, iba a averiguar bien que era lo que Agustín Casanova le hacía sentir.

Holaaa, espero que estén muy bienn, pero si no es así espero que les haya gustado mucho el capítulo y les haya sacado una sonrisa, sin más que decir nos vemos en el próximo (que se subirá a continuación de este).

Wild Horses-Adaptada-Angestín.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz