Capítulo 17

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Tres días pasaron como si nada. Y para Ángela, Agustín estaba cada vez más alejado de ella. Ahora apenas compartían un: Buen día.

Él la evitaba a toda costa. Y ella se sentía cada vez peor. No solo por eso, sino que la culpa la carcomía. Su voz había mejorado gracias a Lourdes.

Volvió a darle un sorbo a la asquerosa infusión que la madre del castaño le había estado dando en los últimos dos días. Ya se había acostumbrado al mal sabor.

Renato entró a la cocina y se sentó junto a ella. Ya no peleaban, y su mejor amigo le había pedido perdón por haberse comportado como un niño.

-¿Quieres ir a pasear por ahí, Ángelita ? -le preguntó él.

-No lo sé, Renato -suspiró ella -No estoy de ánimos.

La puerta se abrió y él entró. Los saludó por lo bajo y se acercó al fregadero para buscar un poco de agua. Tan pronto como entró, se fue. Y a Ángela el corazón se le encogió. Odiaba estar así con él. Simplemente lo odiaba.

-¿Sigue enojado? -inquirió Renato .

-Si -suspiró ella y apoyó su taza sobre la mesa -Odio que esté así...

-Entiéndelo, Ánge, heriste su orgullo...

-Yo no herí su orgullo -dijo frunciendo el ceño -Solo estaba enojada...

-Celosa -la corrigió él. Ella lo miró entrecerrando los ojos.

-Lo que sea -volvió a hablar -No quiero que esté así conmigo.

-¿Qué te parece si haces algo? No sé... una carta, una fiesta, lo que sea.

-No, esas cosas no sirven con él. Es terco como una mula.

-Entonces quédate sentada y espera a que se le pase el enojo. No creo que esté así por el resto de su vida.

Alguien volvió a entrar a la cocina. Ambos se giraron a verlo.

-Buenos días, Xabiani -le sonrió la morena.

-Buenos días a ambos -dijo el rubio y se acercó al refrigerador para sacar un poco de leche.

-¿Cómo te sientes? -le preguntó Renato.

-Mucho mejor, por suerte -contestó mientras se servía un poco en un vaso -Ya no siento tanto dolor, y el médico dijo que dentro de poco podré volver a mis actividades normales.

-Tengo algo para ti -dijo Ángela.

El rubio frunció el ceño y la miró extrañado.

-Es una carta de Mercedes -murmuró Tato.

Al instante Xabiani se acercó a Ángela y por poco y le arrebató de las manos el sobre blanco. Comenzó a abrirla casi desesperado pero se detuvo al ver que aun estaba en presencia de Ángela y Renato . Carraspeó un poco.

-Voy... voy a ir a leerla a otro lado.

-¿Por qué? -preguntó Renato decepcionado -Queremos saber que te dice.

-¡Renato! -lo retó ella y golpeó levemente su hombro -No es de nuestra incumbencia lo que diga esa carta -miró a Xabiani -Ve tranquilo, Xabi... pero recuerda que todavía no puedes verla. No después de que su padre vino a buscarla hasta aquí.

-Lo entiendo -murmuró este sin dejar de mirar la carta.

-Si le quieres responder nos dices y nosotros le alcanzaremos la carta a la pequeña...

-¿De verdad? -inquirió sorprendido.

-Si -sonrió Ángela -No te lo había dicho pero ahora voy seguido a la casa de Mercedes a darle clases de piano -le guiñó un ojo -Empezamos justo ayer... hoy tengo que ir de nuevo. Así que si quieres que le lleve algo, apúrate.

Wild Horses-Adaptada-Angestín.Where stories live. Discover now