Capítulo 8

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La cena había sido simplemente la cena más silenciosa de su vida. En sí los únicos que hablaban eran su padre y Agustín. Algunas veces Renato opinaba algo, pero luego se quedaba quieto y le daba pequeños codazos debajo de la mesa para que lo mirara, y de una vez por todas dejara de mirar a Agustín. Sacudió un poco la cabeza. ¿Qué era lo que estaba pasando con ella? Siguió ordenando mientras miraba de vez en cuando a su alrededor... Había vivido tantas cosas en aquella habitación. Se la pasaba tardes encerrada jugando con sus muñecas y haciendo tomar el té a Agus. Rió levemente al recordar aquello. Ahora no parecía ser alguien que tomara té. Y por la noche salía a andar a caballo con él. Volvió a sonreír al recordarlo de pequeño. De verdad estaba cambiado. Estaba mucho más... lindo y sexy de lo que ella recordaba. Todo un hombre frente a sus ojos.

Él se sentó lentamente en la cama y la miró fijo, esperando a que le dijera algo. Pero no, ella estaba muy concentrada terminando de guardar lo último de ropa que había dejado. No, él no era ningún tonto. Sabía perfectamente que algo pasaba entre ella y aquel guapetón de ojos marrones.

-Ya darling, ¿Vas a decirme por que te perturbó tanto ese bombón campestre? -le preguntó al fin luego de unos cuantos segundos.

Ángela se giró a verlo y reprimió una sonrisa al escuchar como lo había llamado.

-¿Cómo le dijiste? -le preguntó divertida.

-Bombón campestre -dijo él simplemente -¿Por qué lo mirabas tanto?

-Él y yo crecimos juntos aquí, y cuando éramos chicos él era mi único amigo en este lugar. Fue él el que me enseñó a andar a caballo. Me enseñó a subirme a los árboles y todas esas cosas que se hacen en el campo -le dijo y volvió la vista a su armario.

Renato resopló. Eso no le decía nada. Cualquiera pudo haberle enseñado esas cosas y ni loca ella iba a mirarlo de esa manera.

-¿Solo por eso lo mirabas tanto? Vamos, linda, no soy bolido. No solo lo mirabas porque te enseñó a subirte a un caballo.

-Bueno, en realidad no... -concedió ella -Solo está muy cambiado.

-¿Esta hecho un papitaso cómo de telenovela, verdad? Un estilo 'pasión de gavilanes'. Es como un Mario Cimarro, pero mucho más lindo-le dijo. Ella estalló en risas. A veces su mejor amigo tenía cada ocurrencia.

-No, no es eso. Solo que me sorprendió lo cambiado que está. Nada más. Hacía diez años que no lo veía...

-¡¿Diez años?! -exclamó exaltado -Con razón te miraba como si fueras una especie de hiper extraña roba campos. Te miraba con desconfianza, Ángelita.

-No creo que sea así. Quizás él también esté sorprendido de verme... Date cuenta que pasaron muchos años -sin darse cuenta sonrió mientras su mirada estaba fija en un punto vacío, cómo recordando -Además él fue mi primer beso...

Se maldijo internamente luego de soltar aquellas palabras. Cerró los ojos con fuerza. Ya se imaginaba las palabras que seguían... 'Ajá, ¡te caché, linda!'

-Ajá, ¡te caché, linda! -casi gritó él. Ángela rió por lo bajo. Tato se puso de pie y comenzó a caminar a su alrededor -O sea... que el bombón campestre fue el primero que besaste.

-Si, eso dije -dijo algo incomoda -Pero teníamos 12 y 13 años...

-¿Cómo fue? -preguntó entusiasmado -Quiero saberlo.

-Rena, no lo recuerdo -le mintió. Él entrecerró los ojos para mirarla mal.

-A mamá mona con bananas verdes no, chiquita -le aseguró él -Me lo cuentas ahora o se lo voy a preguntar a Lourdes.

Wild Horses-Adaptada-Angestín.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin