Capítulo 24 (parte 1)

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Lourdes entró al cuarto de su hijo y encontró a Sofía sentada en una de las sillas, mirando una revista de moda que seguramente Renato había dejado tirada por allí. La castaña la miró al instante y se puso de pie para acercarse a Agustín y fingir preocupación. Lourdes resopló, ella ya conocía aquel teatro. Lo peor de todo era que se había quedado todo el día en la casa, no dejando a su hijo descansar realmente. Por suerte ya había venido por ella.

—Tu padre está esperándote en la puerta —le dijo. Sofía la volvió a mirar.

—Dile que voy a quedarme a dormir aquí.

—No —dijo Lourdes —Vas a irte ahora, Sofía.

—¿Qué te pasa, Lourdes? —le preguntó —¿Por qué me tratas así?

—Niña, estoy cansada. Ha sido un largo día y quiero ser yo la que cuide de mi hijo. Tú vete a tu casa y mañana puedes volver a verlo.

—Pero...

—Sin peros, Sofía. Vamos.

Sofía se puso de pie y salió de allí sin siquiera despedirse de Agustín. Lourdes negó con la cabeza y miró a su hijo una vez más antes de cerrar la puerta y dejarlo solo.

—Ángela —murmuró el castaño entre medio despierto y medio dormido.

Levemente abrió los ojos, pero los volvió a cerrar al sentirse tan cansado. Comenzaba a despertarse y la sensación de que un millón de caballos le pasaron por encima lo invadió. Le dolía todo el cuerpo, principalmente el hombro derecho.

Respiró profundamente y se destapó un poco. Estaba sudado, pero sentía un molesto frío calándose hasta los huesos. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en su cuarto.

Pero ¿Dónde estaba Ángela? ¿Por qué no estaba allí con él? Él la quería a su lado, quería ver su bello rostro. Verla sonreír, escucharla hablar, sentirla respirar. Simplemente la quería frente a él. Si, necesitaba verla, necesitaba buscarla y tenerla cerca.

¿Qué podía pasar? Absolutamente nada. Desde que ella había llegado solo había hecho estragos con él, y ahora él tenía que cobrarse aquello. Si, claro que si.

Se puso lentamente de pie. Todo dio vueltas a su alrededor. Sonrió estúpidamente, se sentía como un borracho. En ese momento se sentía perfectamente bien como para ir hasta el cuarto de Ángela Torres y cantarle las 40 de una vez...

Ángela suspiró mientras salía del baño luego de una merecida ducha. Había estado todo el día con Renato, recorriendo el campo, haciendo cosas divertidas, mirando películas y comiendo las ricas comidas de gloria. No había ido a ver a Agustín porque sabía que la indeseable aquella seguía pegada a él como la garrapata asquerosa que era. Apretó los dientes al pensar en ella y que en ese momento estaba con él.

Terminó de vestirse en el baño, se puso el camisón de dormir. Tomó una toalla y comenzó a secarse el cabello. Abrió la puerta y salió hacia su habitación.

Su corazón se sobresaltó cuando levantó la mirada y él estaba allí parado. Lo observó bien. Y él sonrió bobamente al verla. Ángela sintió una linda presión en el estomago al verlo sin remera... era tan... masculino. Una gran venda blanca cubría todo su hombro derecho. Recordó el dolor que vio en sus ojos cuando la serpiente lo había mordido. No quería volver a ver dolor en su linda mirada.

Holaaa, acá les traigo un nuevo capítulo aunque le falta una parte que se subirá a continuación, espero que les haya gustado y nos vemos en la siguiente parte.

Wild Horses-Adaptada-Angestín.Where stories live. Discover now