Capítulo 15 (parte 2)

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Agustín no podía detener la leve inclinación que estaba haciendo su rostro hacia el de ella, simplemente no podía. Él tenía que besarla, sacarse la duda, volver a sentirla.

Y justo, justo cuando estaba a muy pocos segundos de volver a hacerlo el agua comenzó a silbar y el vapor comenzó a salir, avisando que ya había hervido.

Ángela volteó con rapidez, rompiendo el encanto, y él se quedó allí, quieto, con ganas de besarla. Se alejó, algo incómodo, y volvió a sentarse.

Ella vertió el agua en la taza azul, y ese fue el único sonido que llenó la habitación. ¿Cómo se suponía que iría a mirarlo ahora? Aquello había sido más que extraño.

Agustín se rascó la nuca, nervioso. Se maldijo unas tres mil veces mentalmente. Él no debió acercarse así a ella, no. Pero el sentimiento era más fuerte que él.

Iba a decirle algo pero la puerta trasera se abrió de golpe, dejándole el paso a una mujer de pelo color castaño oscuro y tez clara. Sus ojos verdosos decían casi todo de ella: soberbia.

Casi corrió hasta Agustín, quién apenas se había dado cuenta de que ya había ingresado, y le echó los brazos al cuello, para luego besarlo en la boca, demasiado acelerada.

Los ojos de Ángela se abrieron como platos y su mandíbula tocó el suelo. Una repentina furia comenzó a crecer dentro de ella. Apartó la vista, repentinamente asaltada por una ola de furiosos celos.

Las ganas que tenía de arrojarle la taza con agua hirviendo encima eran enormes. Apretó el mango de la taza con más fuerza de la habitual, y justo cuando volteó, Agustín intentaba apartarse a la chica de encima. Casi sonrió, pero se mordió los labios.

Al parecer la mujercita no tenía muchas intenciones de dejarlo en paz y Ánge se sentía demasiado molesta como pensar con claridad y decirle algo.

-Sofía, Sofía... ¿Qué haces? -murmuró él entre dientes.

-Estoy totalmente indignada contigo, Agustín. ¿Por qué no me devuelves las llamadas que te hago? -le preguntó ella, ignorándolo. Ángela puso los ojos en blanco.

Agustín suspiró, parecía un poco harto.

-¿Cuántas veces te dije que no puedes entrar aquí de esa manera, Sofía?

Ella se encogió de hombros.

-No lo sé -contestó y se acercó para besarlo, pero Agustín corrió la cara. Se percató de que Ángela seguía allí. Apartó a Sofía, y la miró severamente.

-No estamos solos -le susurró, y entonces ella miró a la morena.

Alzó ambas cejas para mirarla de arriba a bajo. Ángela sintió como su mandíbula se tensaba y otra vez su mano apretaba con un poco de fuerza la taza.

-Señorita, ella es Sofía -la presentó Agustín.

-La novia -puntualizó ella. Ángela asintió y fingió una sonrisa.

-Ella es la señorita Ángela, Sofía, la hija del señor Marcelo -le contó.

-Oh, ¿enserio? -dijo algo asombrada -No sabía que él señor Torres tenía una hija. Nunca me la mencionaste, mi amor -le habló a él.

Ángela miró fijo al castaño . Él le devolvió la mirada. Ella apretó los labios y asintió con la cabeza. Así que nunca se la había mencionado.

Renato entró de repente a la cocina, salvándola. Miró a cada uno alternadamente, reparando en la presencia de Sofía . Pudo percibir la tensión del ambiente.

Wild Horses-Adaptada-Angestín.Where stories live. Discover now