Capítulo 1: Las buenas nuevas de Gusu

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—Ven conmigo, segundo maestro. Ven y te daré la bienvenida que mereces

La tentadora propuesta era excitante. Sin embargo, cada vez que se amaban parecía ser de dominio público. Wei Ying no era especialmente discreto ni callado. Y a Lan Zhan no le importaba realmente que se contuviera, le gustaba verlo disfrutar en sus brazos. Sin embargo, tenía límites. Había varios jóvenes discípulos que deseaban ingresar al estanque y no podían. Pronto su tío se enteraría y cuanto menos se desmayaría.

—Ven, vamos al Jinshi.

Pero sería el final del mundo si Wei le hiciera caso a la primera. De hecho, hizo un puchero disconforme, se metió al agua evitando que su alfa siguiera disfrutando de la vista de su agradable cuerpo.

—Wei Ying, hay muchos discípulos que han estado esperando por entrar.

Su puchero se hizo más pronunciado. Lan Zhan adoraba lo infantil que su pareja tan poderoso como era podía llegar a ser. Supo que iba a tener que entrar y sacarlo él mismo.

Comenzó a quitarse su túnica. We Ying sonrío pensando que había conseguido su propósito.

—Lan Zhan eres muy travieso ¿eh? Realmente no puedes resistirte.

—Voy a sacarte de ahí.

— ¡No quiero!

Terminó de quedar solo con la ropa interior, inició a ingresar lentamente hasta estar al frente. Su aroma tan único y dulce tenía algo diferente. Deseó acariciarlo, mimarlo de una manera especial.

De repente Wei Wu Xian se prendió de su cuello. Lan Zhan lo acunó en sus brazos como a un niño pequeño. Besó su coronilla y lo apretó contra sí.

—Eres muy travieso. Vamos.

—Pero, Lan Zhan, no soy yo quien quiere estar aquí.

El alfa abrió los ojos curioso, el rubor que creció en las mejillas de su pareja hicieron que su corazón se agite.

— ¿Aun no puedes sentirlo?

Wei Ying soltó uno de sus brazos del cuello de su alfa y tanteó sobre su vientre.

—Aquí hay un travieso, pero decidido pequeño maestro Lan.

El rostro de Lan Zhan fue impagable para Wei.

Lo siguiente que el omega sintió fueron los labios de su marido robarle el aliento en un memorable beso. Cuando se separó aún tenía los labios entreabiertos esperando por la lengua de su pareja. Sus mejillas estaban arreboladas y su cuerpo se removía como una sustancia sin esqueleto. Ese tipo de besos eran los que delataban la pasión que era capaz de prodigar el segundo maestro Lan. Ante el cual había entregado el bien físico más preciado de todo omega, su cuello, ese ligero bultito que solo podía ser entregado una vez intacto.

—Más...—Pidió ansioso por otro de aquellos besos.

Se aferró al cuello de su marido y se frotó contra él alentándole a besarle y acariciarle.

Lan Zhan podía aparentar estar cuerdo pero el orgullo de alfa le había abrumado. Deseaba a Wei con tanta fuerza que le parecía doloroso no hacerle el amor en ese instante.

Ante esa carita deseosa solo pudo brindarle otro beso mientras sus manos paseaban por su cintura estilizada y luego acariciaban la zona donde su hijo crecía.

Sus miradas se encontraron. En cada una de estas había fuego. Sin dudarlo sus cuerpos se apegaron, chocando piel con piel, provocando que ambos centros se frotasen uno contra el otro.

Otro beso y luego paseo su lengua por el cuello donde estaba su marca. Clavo sus dientes, provocando que el omega estuviera listo para ser amado...

PEQUEÑO MAESTRO LAN (Hiatus Indefinido) Where stories live. Discover now