LA DESICIÒN DE KION

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(DEJHARI)

– Ya ha llegado la hora scar –susurra hacia Nattu –, ya casi lo tienes...

(NATTU)

– Aún no he terminado –lo mira –, dile a zira... que quiero que ejecute de inmediato lo que hable con ella –sonríe –, simba, y Nala vienen en camino. Y seguramente... no lo han hecho solos. Zira, y yo... necesitamos recordarles los viejos tiempos. Llévenlos... hacia el cañón.

(DEJHARI)

– Lo que tú ordenes –dice con malicia.

(NATTU)

– solo una cosa más. No los ataquen, no hasta que el momento haya culminado.

De inmediato aquellas hienas hacen lo que Nattu ordena. El momento, que scar, el ser que se había apoderado de Nattu estaba llegando. El sonido retumbante de los elefantes, y los hipopótamos hacían temblar la tierra. Kion había ordenado que los rodearan, hasta que kion lograra lanzar el rugido contra ellos, y así, desaparecerían. Aquellos leones que Nattu, o mejor dicho scar, no podrían ser acabados, no a manos de peleas físicas.

Rafiki se mantenía oculto entre las rocas junto a Makini. Posiblemente Nattu no se imaginaria que aquellos simios se encontraban ahí. Y si las cosas salían mal con kion y Akanni, rafiki y Makini tendrían que actuar en aquel momento.

(FULI)

– ¿Qué son estas cosas? –dice en pánico. Da un zarpazo con una de sus patas delanteras, pero a pesar de sus intentos. Aquellos leones, no podrían desplomarse.

(NATTU)

– te dije que será mejor que se rindan ahora que pueden.

Pero antes de que fuli logre alcanzar a Nattu, el sonido de los elefantes interviene separando a aquellos leones oscuros de la manda de chitas. De inmediato, Nattu logra desvanecerse entre la multitud, y las sombras d ella noche.

(FULI)

– Nattu... ¡Nattu!

(HIKARI)

– ¡fuli! ¡Para! –le impide seguir su camino.

(FULI)

– ¡¿Qué?! ¡¿Qué es lo que estás haciendo?!

(HIKARI)

– es lo que él quiere –dice casi gritando –, fuli... ¡escúchame! ¿Acaso no lo oíste? ¡Tratara de matarnos si tiene oportunidad! ¡Tenemos que avisar a kion!

Fuli trata de decir algo, pero por más que tratara de encontrar algo que desmintiera a Hikari, no podía. Él tenía razón. El poder de Nattu era mayor de lo que pensaban, y de tener la oportunidad los mataría. Asesinara a cualquiera que se interponga en su camino.

(FULI)

– Lo lamento... –dice en un hilo delgado.

En ese instante, Matembo, junto a Basi, y sus manadas, rodean a aquellos seres sin forma. Logrando hacerlo huir entre las sombras de la noche. Sine embargo, aun con todos sus esfuerzos, la mayor parte de las hienas, zira, Nattu, estaban a la lejanía.

(KION)

– ¡fuli! ¡Hikari! ¿Qué ha sucedido?

En cuanto oyen la voz del león, ambos se vuelven a él, y con horror en sus rostros, apenas dicen:

(HIKARI)

– el huyo.

(AKANNI)

– ¿Qué? –pregunta casi sin aliento.

EL SECRETO DE LAS PRADERASWhere stories live. Discover now