Mientras tanto Cami, Lexi y yo iríamos a la misma, diferentes facultades pero finalmente misma Universidad, por supuesto si pasamos el respectivo examen.

Cuando todos terminamos de acomodar las bancas y los alimentos en el escritorio nuestra profesora nos dio una emotiva despedida, llena de nostalgia que se apreciaba en los rostros de cada uno de mis compañeros.

Sus palabras de motivación para la siguiente etapa hacia que nuestra piel se pusiera chinita pero como dijo; la vida es una serie de etapas que debes de disfrutarla al máximo.

Luego de ese pequeño momento emotivo recuperamos nuestra alegría que regreso a nuestros rostros, dimos por inicio nuestro convivio ¡De fin de curso!

El escritorio estaba lleno de botes de helado, frituras, hot dogs, pastel, gelatinas entre otros alimentos que cada uno de nosotros trajimos, la música y las risas estaban haciendo de este un muy buen último día.

—¿Qué es todo eso Shey?— preguntaba Cami muy intrigada.

—Oh ¿Estás hojas?— respondía llevándose una papa frita a su boca.
—¿No han escuchado chicas? Todos en la generación se han puesto de acuerdo para lanzar todos los trabajos por las escaleras.—

—¡De haber sabido! En este momento iré a sacar todos mis trabajos acumulados del casillero.— entusiasmada respondía Rose.

Al cabo de una hora, había llegado nuestro último toque, el último toque de clases, un toque que no volveríamos a escuchar, el Instituto ha terminado.

Toda la generación salió de sus salones, estábamos todos reunidos en el largo pasillo, todos sostenían un bonche de hojas de papel, listos para lanzarlos por las escaleras, nos encontramos en el último piso así que todos los demás años verían tan épica escena.

A lo largo del día se había esparcido el rumor ¡Hasta que llegó a oídos de la directora y los maestros! Todos estábamos dudosos si hacerlo o no hasta que en las bocinas se escuchó la voz del profesor de disciplina.

"Jóvenes, favor de abstenerse de lanzar papeles por las escaleras."

¡RINGGGGGG! El último toque sonó en el timbre ¡Demasiado tarde! Toda la generación comenzó a lanzar sus trabajos por las escaleras, una cascada de hojas blancas se miraba caer en medio del edificio, los gritos, la euforia eran parte del momento, todos bajábamos por las escaleras riendo y aplaudiendo por finalmente haber concluido toda esta maravillosa etapa.

Los profesores de los demás grados al igual que los alumnos miraban perplejos dichosa escena.
Me sentía emocionada, volteaba a ver a mis amigas quienes lanzaban los trabajos restantes, reíamos y aplaudimos gritando la porra del Instituto.

Al salir del edificio nos reunimos todo el tercer grado en un círculo en el patio mientras todos nos miraban sorprendidos, no había vuelta atrás este último día estaba siendo é-pi-co.

—¡A LA ALBERCAAAA!— la voz de un grupo de chicos sonó en medio del círculo.

No bastaron más de cinco segundos para que todos en la generación corrieran a máxima velocidad hacia la alberca, para buena suerte nos había tocado el uniforme deportivo.

En tan solo minutos llegamos a la alberca, dejamos las mochilas en las gradas, mientras mis amigas y yo torpemente tratamos de quitarnos nuestros tenis y calcetas, para finalmente correr y darnos un refrescante clavado.

Antes De Decir AdiósWhere stories live. Discover now