「capíтυlo 36」

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El tiempo siguió su curso, no se detuvo por nadie, ni para nadie, y así como sabían que el tiempo no se detendría por ellos, también sabían que YoonGi no dejaría de buscarlos hasta encontrar su paradero, por eso mismo, la situación en la que se encontraban era el resultado de ese tiempo que ahora les jugaba en contra, pues se les había terminado.

Los truenos eran la única fuente de iluminación aquella obscura y nublada noche, reemplazando la luz eléctrica, que había sido cortada minutos atrás.

—Está aquí— aseguró Seokjin pegando su cuerpo a la pared.

—Hay que largarnos.

—¿A dónde?

Taehyung apretó fuertemente los puños y golpeó la pared una y otra vez con furia.

—¡Jodida mierda!

—Cálmate.

Un estruendo se escuchó al final del pasillo y pronto gritos también.

—Se está acercando.

Seokjin junto con Taehyung retrocedieron hasta que sus pasos se hicieron más rápidos, y de inmediato bajaron hacia el lugar donde se hallaba Jimin inconsciente.

—Cárgalo— ordenó el castaño.

El rubio sin renegar obedeció y cargó al peli gris en sus brazos para enseguida subir nuevamente las escaleras hasta llegar al pasillo.

—Sácalo de aquí.— susurró mientras los gritos de las demás personas que habitaban la casa, lograban escucharse.

—¿Y tú a dónde vas?

—Voy por Kyllian.

Taehyung asintió tragando seco, y sin hacer ruido, se encaminó directamente a la puerta principal. Debía seguir las órdenes aunque no fueran de su agrado, y una vez afuera, su cuerpo se empapó de inmediato, las gotas de lluvia caían una tras otra sobre él, por lo que se apresuró a abrir las puertas de un auto negro, y en la parte trasera colocó a Jimin.

—¿Qué le hicieron?— preguntó una voz grave y ronca a sus espaldas. Una voz furiosa.

El corazón de Taehyung se aceleró de sobremanera al escucharlo, y lentamente fue girando hasta que su mirada se topó con aquel joven de cabellera negra que portaba una máscara plateada.

—Y-YoonGi...

—¿Qué le hicieron?— volvió a preguntar con voz gélida, sintiendo su sangre hervir.

Las gotas de lluvia arrastraban la sangre que había salpicado en su vestimenta y rostro. Los truenos se reflejaban en aquella máscara dándole un aspecto aún más aterrador a su caminar lento y al cuchillo que sostenía fuertemente en su mano.

—Y-YoonGi... Por favor.

El peli negro ladeó la cabeza y sonrió, causándole escalofríos al rubio, quien ya no mostraba aquella seguridad y valentía de antes, pues ahora estaba en total desventaja.

—¿Enserio? ¿Vas a rogar por tu vida?— rió sin gracia— Que patético.

—Darkness... Jimin.

La sonrisa de YoonGi se borró inmediatamente al escuchar ese nombre y lo miró confundido.

—¿Qué tratas de decir?

—¿A quién...realmente amas?

—¿Qué?

—Jeremy... Darkness... O Jimin... A pesar de que todos habitan el mismo cuerpo, son diferentes.

—A todos, de diferente manera.

—¿Por qué?

—¿A caso tratas de hacer tiempo?

Había dado en el clavo, y lo supo por la expresión en el rostro de Taehyung, pero aún así este siguió sin responder a su pregunta.

—Amas a cualquiera de ellos porque cualquiera de ellos está loco igual que tú.

—Lo sé— sonrió, y sin pensarlo, sin darle oportunidad de alcanzar ese tiempo que quería, lanzó el cuchillo hacia él.

Los ojos de Taehyung se ampliaron y desvío la mirada hacia su abdomen, donde el cuchillo yacía enterrado hasta lo más profundo. Un hilo de sangre comenzó a escurrir de su boca y sus ojos cristalizados dejaron derramar un par de lágrimas.

—¿De verdad creíste que podías distraerme?— preguntó YoonGi acercándose.

Taehyung cayó de rodillas frente a él, y el peli negro, sin una pizca de compasión, tomó el cuchillo y lo sacó bruscamente, viendo como la sangre escurría de la herida.

El rubio levantó la cabeza para darle una última mirada, y YoonGi aprovechó aquello para pasar el filo del cuchillo por su garganta en un rápido movimiento.

—¡No!— se escuchó un grito.

El azabache giró y se apartó rápidamente cuando vió que un hombre que venía junto a Seokjin le apuntaba con un arma.

El sonido del disparo resonó, sin embargo, YoonGi yacía intacto en el suelo.

Kyllian siguió disparando mientras su esposa junto con Seokjin e Isabella subían al vehículo, por lo que Min tuvo que correr para evitar que alguna bala atravesara su piel.

—¡Ya vámonos!— gritó Agati, empujando dentro a Seokjin, quien no quería dejar a Taehyung en el suelo.

—¡No!

—¡Está muerto!

Cerró la puerta y caminó hacia el asiento del piloto, encendió el auto y de inmediato el sonido del motor rugió. Las llantas sacaron un chirrido antes de avanzar a toda velocidad.

En ese momento, YoonGi salió de su escondite y corrió un par de metros, pero era obvio que no lograría alcanzarlos, así que volvió a la cochera de la casa y ahí encontró más vehículos.

Tomó uno y arrancó rápidamente, pero al pasar por donde se hallaba el cuerpo inerte de Taehyung, se detuvo un instante y lo miró a través de la ventana. Sus ojos se habían apagado y el charco de sangre poco a poco se dispersaba con el agua.

—Te veré algún día en el infierno.

Sin más, el auto salió de la casa y logró ver el otro vehículo que iba mucho más adelante. Piso el acelerador lo más que daba, necesitaba alcanzarlos.

—¡Debí llevarme su cuerpo!

—¡Ya cállate Seokjin!— exclamó Kyllian manejando.

—¡Ese maldito me las va a pagar!

De pronto un fuerte impacto hizo que Kyllian perdiera el control por un momento. Miró el espejo retrovisor y pudo ver a YoonGi detrás, dejando que el auto golpeara la parte trasera del otro.

—Ese desgraciado.

—¡Nos va a matar!

—No...

El nombre de cabellera rubia aceleró hasta poder girar en dirección a un puente, donde debajo se encontraba un lindo lago.

—¿Qué mierda haces?... ¡¿Por qué te detienes?!— gritó histéricamente Seokjin al notar que YoonGi se acercaba.

—Saca a Park del vehículo.

—¿Qué?

—Arrójalo al agua... ¡maldición!

El castaño comprendió y de inmediato tomó el cuerpo de Jimin para bajar junto con él y ante eso, YoonGi frunció el ceño y fue disminuyendo la velocidad.

Sin embargo, sus ojos se abrieron de sobremanera y su corazón comenzó a latir rápidamente en el instante en que Seokjin dejó caer el cuerpo de su amado al lago.

вajo la мáѕcara || уσσимιиWhere stories live. Discover now