「capíтυlo 4」

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¿Qué era el tiempo? ¿Por qué la gente decía que era importante no perderlo? ¿Por qué decían que era tan valioso?

A JiMin en ese momento no le importaba si lo estaba desperdiciando, no le importaba si llegaba a consumirlo por completo hasta no dejar nada, él únicamente quería estar solo y encerrado ¿Tiempo? Ya ni siquiera sabía cuánto había pasado desde aquel día ¿Una semana? ¿Dos? Tal vez tres, pero desde ese momento JiMin no había salido de su habitación ni siquiera para alimentarse. ¿Cómo es que aún seguía de pie y sin mostrar rastros de debilidad? La gente decía "no pierdas el tiempo" pero entonces ¿no era tiempo perdido el que pasó con ese joven que le prometió amarlo por siempre? ¿Por siempre? Era una cantidad de tiempo muy larga, tal vez por eso se arrepintió y lo dejó. 

Amélie estaba realmente preocupada por el pequeño al igual que su marido, pero por más que intentaban dialogar con el menor, éste se negaba, siempre preguntaba ¿Por qué? Y la mujer no tenía idea de qué responderle.

—Por favor cariño, abre la puerta — habló la mujer con la voz entre cortada y suplicante.

—¿Por qué?— respondió de manera fría.

—Te lo suplico hijo, déjame ayudarte.

Hubo un silencio y finalmente llegó la gélida cruel contestación— Vete. 

La mujer bajó la cabeza y las lágrimas comenzaron a fluir por sus mejillas, su corazón estaba tan dolido por lo que le pasaba a su pequeño, y lo peor de todo era que no entendía la verdadera razón.

Más tarde su marido caminó hacia la habitación del menor con la intención de sacarlo de ahí. Lo amaba, si, pero también a su mujer y no soportaba verla de tal forma.

—¡JiMin ya basta! — gritó Louis golpeando la dura superficie de madera con el puño— ¡Abre la puerta ahora! — exigió. Y justo cuando su puño estaba por impactarse de nuevo, ésta se abrió.

Louis la empujó lentamente y asomó la cabeza. Vió al pequeño peli gris mirando por la ventana. El hombre se adentró en la habitación y se acercó despacio hacia su hijo que le daba la espalda.

—JiMin — susurró.

—Hola padre — habló el menor con la voz ronca y sin apartar sus ojos de la ventana.

—Hijo, dime qué pasa... ¿Por qué te has encerrado en éste lugar?

—No lo sé — respondió el menor sin despegarse de su lugar — Hay algo diferente.

Su corazón lleno de inocencia y dulzura estaba repleto de grietas. Grietas de las cuales una oscuridad envolvente y profunda emanaba hacia el exterior.

—¿A qué te refieres, hijo?

—No lo sé... Solo, me siento diferente — dejó escapar una pequeña risa y lentamente se fue dando la vuelta, su cabeza se mantenía baja y sus puños apretados.

—Hijo... Qué es lo que...

—Es mejor que te vayas papá — interrumpió el niño sintiendo nuevamente como si algo quemara desde su interior, como si algo malo estuviera por pasar.

—Pero JiMin...

—¡Vete! — gritó el peli gris alzando la cabeza.

вajo la мáѕcara || уσσимιиحيث تعيش القصص. اكتشف الآن