「capíтυlo 22」

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「¿Qué puedes hacer cuando la única persona que te hace sonreír, es la misma que te hace llorar?」


Los segundos siguieron pasando, transformándose en minutos, en horas, días, semanas, meses.

Jimin se mantenía de pie frente a la misma ventana de siempre, haciéndose la misma pregunta de todos los días: ¿Por qué te fuiste?


Suspiró y levantó el periódico que sostenía entre sus manos. Una nueva noticia aparecía en los encabezados.

"Otra víctima de Suga a sido encontrada."

"El asesino Suga a vuelto desde hace ocho meses, la policía está desesperada y la gente de París está entrando en pánico. Por su seguridad, no salga solo y mucho menos de noche"

Caminó hacia su escritorio y sacó unas tijeras para poder cortar aquella noticia y colocarla dentro de un cuadernillo donde guardaba todas las demás, antiguas y recientes.

De alguna manera se sentía cerca de YoonGi, como si a través de las imágenes y palabras, pudiera verlo a él, aunque sabía que eso no era posible.

Al principio, parecían simples casualidades, pues no parecían ser víctimas del asesino, pero unos meses después, aquella pregunta apareció nuevamente en una pared donde hallaron un cadáver. Todas las víctimas poseían un símbolo en el brazo que la policía no lograba descifrar aún.

Jimin observó detenidamente cada imagen, no había nada raro, solo era un poco diferente a las fotos antiguas, y de alguna manera eso le provocaba algo de decepción, pues pensó que al menos dejaría un mensaje, pero no fue así.

Cerró el cuadernillo y lo volvió a colocar en su lugar, fuera de la vista de los demás.

¿Cómo puede un corazón muerto seguir latiendo? ¿Cómo puede una persona mantenerse cuerda cuando la locura lo arrastra hacia ella sin piedad? ¿Cómo puede un alma seguir buscando a su otra parte?

Las cosas habían cambiado ahora, pero no su amor, su corazón se mantenía aferrado a ese amor dañino que le destrozaba por dentro, ese amor que al mismo tiempo resultaba ser honesto y puro. Un amor que en ese momento era imposible.

—¿Puedo pasar?

Aquella voz lo sacó de sus pensamientos y lo hizo mirar hacia la puerta.

—Pasa.

Alissa entró a la habitación con su vestido blanco hasta los tobillos y su elegante peinado.

Se habían comprometido hacía casi un año, y sus padres decidieron que traer a la chica a vivir con ellos sería lo mejor, pues así podría convivir con su hijo y quizá ayudarlo un poco a sobrellevar el abandono de YoonGi. Y sorprendentemente funcionó, pues Jimin le tomó cariño, ya que en una noche donde el llanto destrozaba sus ojos, y el alcohol acabó con la razón, le confesó todo. Lloró a su lado, gritó y le mostró su lado más sensible.


La chica no juzgó su realidad, simplemente lo escuchó y le ofreció su hombro para llorar, así como también le dió la opción de anular el compromiso si era lo que deseaba, pero Jimin, cegado por el dolor, hizo algo que quedaría marcado para siempre en su vida... Pues esa misma noche, Alissa le entregó su virginidad, aún sabiendo lo que aquello traería.

—El señor Flament ya está a abajo con su esposa e hijo enfermo.

—Bien, iré en un momento.

Un nudo se formó en su estómago, de alguna u otra manera ya sabía en qué acabaría, pues siempre era igual...la curiosidad era más fuerte que el miedo.

—¿Aún no sabes nada de él?— preguntó la pelirroja tranquilamente.

—No, aún nada— dejó escapar una pequeña risa— ¿Por qué no tienes miedo Alissa? Estamos hablando de un asesino...

—Después de ti, querido, ya nada me asusta— sonrió suavemente—. La gente no logra ver lo que hay bajo la máscara. Yo veo que ustedes sufren como todos los demás y por eso aún sigo a tu lado, y lo haré hasta el día en que muera... Como tu amiga o como tu esposa, lo que decidas que sea para ti.

—Realmente has sido una gran compañía todo éste tiempo, y como amiga, te tengo aprecio, pero como esposa, no puedo darte lo que mereces.

Alissa bajó la mirada y sonrió tristemente. Después de todo ella lo sabía, pero a pesar de eso se enamoró de él.

—No importa, querido, no importa si nunca nos casamos, siempre estaré contigo.

—Gracias Alissa, de cualquier forma siempre habrá algo que nos une.

Y en ese momento el llanto de un bebé captó la atención de ambos mayores. Juntos caminaron hacia la cuna que se encontraba a un lado de la cama de Jimin y se asomaron, encontrándose a una bebé de tan sólo dos meses llorando.

—Mi pequeña Isabella...

[...]

Mientras tanto, lejos de ahí, un joven de cabello negro se encontraba sobre un hombre de capucha.

—¡¿Quién tomó el lugar de Madre, cuando murió?!— preguntó en un grito al mismo tiempo que enterraba un cuchillo en el brazo del sujeto, provocándole gritos de dolor.

—¡Déjame ir!

—¡Dímelo!

—¡Fue su hijo!— gritó con lágrimas en los ojos, sintiendo las múltiples heridas de su cuerpo—... Su hijo tomó su lugar y aún planean matar al chico luego de obtener lo que tanto desean.

—¿Cuándo?— preguntó tragando en seco. Los miembros de aquella familia, eran más de los que podía contar, y la situación se estaba volviendo cada vez más complicada.

Siempre trataba de alejarlos, de mantenerlos lejos de la mansión de Ferrec, pero cuando lograba deshacerse se unos, otros aparecían, y eso empezaba a cansarlo, pues ni siquiera sabía nada de Jimin, hacía tanto tiempo que no lo veía y a pesar de eso, su hermoso rostro seguía grabado en su mente. Por ello resistía.

—En la reunión que harán sus padres la próxima semana... ¡Es todo lo que sé! ¡No me mates!— suplicó.

Los ojos marrones que se asomaban bajo la máscara, quedaron fijos en los contrarios, y cuando el filo del cuchillo atravesó su garganta, pudo ver como éstos se apagaban junto con los gritos.

La máscara estaba llena de sangre, al igual que sus manos, pero él haría todo por Jimin.

—Pronto te veré otra vez, amor mío.

Susurró mientras una sonrisa macabra se formaba en sus labios. Una mirada cargada de locura y también desesperación, pues las cosas se pondrían realmente mal y no sabía cuál sería el resultado, sólo deseaba que Jimin estuviera tan demente como él.

вajo la мáѕcara || уσσимιиWhere stories live. Discover now