「capíтυlo 20」

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「Todos buscamos a alguien, cuyos demonios se entiendan con los nuestros 」

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「Todos buscamos a alguien, cuyos demonios se entiendan con los nuestros 」

La mañana había llegado, el sol iluminaba mientras los pájaros cantaban en aquel hermoso día.

La casa estaba en completo silencio, ni una sola voz, ni un sólo ruido. Todo estaba tranquilo.

Amélie bajó las escaleras y se dirigió hacia la cocina para servir algo de café, Lauralie debería estar preparando el desayuno; sin embargo, cuando llegó, la mujer no se encontraba ahí.

Extrañada levantó una ceja y volvió a subir hasta llegar al pasillo donde se encontraba la habitación de su hijo... Y en ese momento un fuerte grito la puso alerta, al igual que a su marido, quien llegó corriendo de inmediato.

Lauralie salió corriendo de la habitación de Jimin con un rostro completamente horrorizado.

—¡Mis señores, su hijo!... Dios mío— chilló cubriendo su boca con las manos, expresando en su mirada un miedo intenso.

La pareja asustada corrió hacia donde se encontraba el menor, y entonces observaron con horror aquella escena.

El peli gris se encontraba sentado en el suelo, su cabello estaba hecho un desastre, su pijama desgarrada y en su mano sostenía un abre cartas. Su mirada estaba perdida en algún punto muerto, y el filo de aquel objeto era enterrado una y otra vez en su pierna izquierda.

—¡Pero qué estás haciendo! — exclamó la mujer acercándose velozmente a su hijo, pero Jimin no le permitió tocarlo, pues el abre cartas lleno de sangre le apuntó a la mujer.

—Él se marchó — susurró y las lágrimas que descendían por sus mejillas volvieron a tornarse rojizas, el dolor era tan leve a comparación de aquella vez. Jimin les extendió un trozo de papel ensangrentado sin bajar el abre cartas. Amélie lo tomó y miró.

"Lo lamento Jimin, tengo que volver a casa. Lo nuestro fue muy lindo y realmente te agradezco lo que me diste, pero no puedo seguir a tu lado, no porque no quiera o porque no te ame, pero me di cuenta de que no es bueno para ninguno de los dos... Esta relación es dañina, y a pesar de que te juré mi amor, a pesar de que dije que no me iría, tengo que hacerlo.
Quizá no lo entiendas en este momento, pero algún día lo harás.
Se muy feliz, Jimin Ferrec, y por favor, perdóname.

M.Y."

—Hijo— habló la mujer con lágrimas en los ojos—De verdad lo lamento— quiso acercarse para abrazarlo, pero aún era amenazada por el abrecartas, además notó otra cosa—. Por favor baja ese objeto...y colócate la máscara.

Jimin dejó escapar una risa sin gracia y después de eso empezó a reír a carcajadas como un completo desquiciado.

Amélie y Louis se alejaron de él y lo observaron asustados mientras él seguía riendo.

вajo la мáѕcara || уσσимιиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora