「capíтυlo 2」

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Aquel día fue solamente el preludio de una historia mucho más profunda y llena de secretos que nadie se imaginaba.

En varios meses no sucedió nada fuera de lo normal, sin embargo al transcurrir cuatro años, la familia Ferrec organizó una cena para conmemorar el aniversario veinte de la compañía.

Louis estaba orgulloso de ello y Madame Amélie no dejaba de sonreír ante el gran acontecimiento.

La mujer llegó hasta la puerta de su pequeño y tocó un par de veces. Dentro escuchó un par de movimientos hasta que al fin el niño respondió con un "Adelante".

-¿Estás listo cielo? - preguntó la mujer entrando a la habitación de su hijo.

JiMin estaba sentado frente a un hermoso tocador mirándose fijamente en el espejo. Con delicadeza peinaba sus finos cabellos grises. Sus mejillas ahora estaban rellenitas y rosadas, su cuerpo era perfecto, sus labios carnosos y piel porcelánica.

Además, sus preciosos ojos azules combinaban perfectamente con el traje azul marino que llevaba puesto.

—Si mamá, solo un segundo más.

—Está bien amor, pero no tardes, los invitados están por llegar y quiero que todos te conozcan en persona.

JiMin no había salido mucho, de hecho algunas personas aún no sabían de su existencia, por eso los Ferrec deseaban hacer público que tenían un hijo.

–De acuerdo.

Amélie sonrió y salió de la habitación bajo la atenta mirada del menor, y en cuanto la puerta se cerró, JiMin se levantó de golpe y corrió a su armario para abrir las puertas, donde un adolescente de quince años se escondía.

Sin previo aviso, el joven salió de allí y tomó las caderas del menor para prontamente posesionarse de sus labios.

El pequeño peli gris dejó escapar un suspiro y con sus manitas apartó al mayor un poco.

—¿Me amas Kyllian? – preguntó tímidamente mordiendo su belfo.

–Te amo bebé, lo sabes.

Agati Kyllian era un joven que había entrado a trabajar como jardinero en casa de los Ferrec hacia más o menos un año, era el hermano menor de una de las empleadas, un chico guapo, alto de cabellera rubia y perfecta sonrisa.

En cuanto JiMin lo vió por primera vez, cayó rendido ante su encanto. Pese a tener tan solo once años el sentimiento de ser amado lo hacía cometer muchos errores  y el joven Kyllian aprovechó ese despiste y esa inocencia que poseía el menor para proclamar amor eterno y en un futuro cercano obtener algo más que simples besos del hermoso niño de cabellos grises. La razón, simple malicia.

Le decía a JiMin cuanto lo adoraba solamente para mantenerlo ciego, pero a espaldas del menor, él se veía con una de las empleadas a escondidas.

—No lo olvides, te veré hoy por la noche.

—Y-Yo... ¿E-Estás seguro de que no dolerá?

—Lo prometo...

—E-Es que yo...

—¿A caso no me amas?

JiMin abrió sus ojitos con pánico y se aferró a la camisa del mayor.

—¡Claro que te amo!

Pero ¿Qué podía saber un niño sobre amor a esa edad? Su corazoncito brincaba feliz cada vez que veía al joven jardinero, sin embargo no tenía la suficiente madurez para llevar una relación de ese tipo, y mucho menos para darse cuenta de que solamente querían lastimarlo, así que, si, JiMin pensaba que estaba enamorado y nunca se dió cuenta de que todos esos sentimientos eran ilusiones creadas por el mismo Kyllian.

—Entonces lo haremos.

—B-Bueno.

Sin más que decir, el joven salió por la ventana asegurándose de que nadie lo viera. JiMin suspiró y una sonrisa iluminó su rostro, estaba demasiado "enamorado", o mejor dicho, manipulado como para darse cuenta de que solamente estaba jugando con él.

[...]

La cena había sido tranquila y placentera, los hombres más importantes del lugar estaban reunidos en el salón y entre pláticas de negocios, cigarros y whisky se mantenían ocupados.

Las mujeres por su parte, hablaban sobre la ropa que estaba de moda y los nuevos productos que saldrían al mercado esa temporada.

Por su parte, JiMin se mantenía sentado en un sillón mirando atento todo lo que pasaba...  Hasta que de pronto, el sonido de tazas cayendo y rompiéndose contra el suelo resonó por todo el lugar.

Madame Amélie se acercó rápidamente hacia Lauralie que había caído al suelo, la mujer se veía débil, pálida, con las ojeras marcadas y tosia una y otra vez.

—Válgame Dios, está ardiendo en fiebre — habló Amélie preocupada.

—Llamen a un médico — ordenó Louis ayudando a la mujer a sentarse sobre el sillón.

JiMin se acercó a ella y la miró un par de segundos. Por impulso la tomó de la mano a pesar de que sus padres le dijeron que no.

Poco a poco, Lauralie dejó de toser y la gente se sorprendió al notar que su piel recuperaba color, las ojeras se desvanecieron y cuando Amélie le tocó, su temperatura era normal.

—P-Pero... ¿Cómo?

JiMin confundido miró a los demás que le observaban como si fuera algo anormal, el niño se encogió y se sintió avergonzado pensando que había hecho mal, cuando en realidad había sido todo lo contrario.

Esa misma noche, Madame Amélie se llevó a JiMin con diferentes personas, pero ninguna supo explicar que había pasado. La familia Ferrec buscó por todas partes respuestas, respuestas que nunca llegaron.

Inesperadamente, al volver a casa, una gran multitud los esperaba afuera.

—¿Qué significa esto? — preguntó la mujer frunciendo el ceño.

—Mi señora... ¿Él es el niño que cura? — preguntó un hombre humilde apretando un fajo de billetes en sus manos—. Esto es todo lo que tengo... Por favor deje que cure a mi hijo, está muy enfermo, no sabemos qué tiene y tampoco sabemos qué más hacer por él.

—Lo lamento pero no sabemos qué...

Amélie se detuvo al ver a JiMin parado frente a un niño pálido y excesivamente delgado que tosía una y otra vez.

El peli gris lo tomó de la mano y sonrió, el niño devolvió el gesto y poco a poco su apariencia cambió. Ya no se veía enfermo.

JiMin tenía el don de sanar a las personas no importaba cual fuera la enfermedad.

Pronto fue conocido como "El niño milagroso". Gente de otros países iban a buscarlo para pedir su ayuda y JiMin no podía sentirse más feliz ayudando a los demás.

La familia Ferrec estaba en boca de todos, decían que habían sido bendecidos con un ángel, pero ¿Eso sería cierto? El origen de JiMin aún era desconocido, ¿Seria igual cuando supieran la verdad?

вajo la мáѕcara || уσσимιиWhere stories live. Discover now