「capíтυlo 26」

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YoonGi— aquel susurro llegó hasta los oídos del asesino, haciéndole reaccionar de a poco— YoonGi— una voz lejana y distorsionada lo llamaba, pero no lograba reconocerla— ¡YoonGi! — era un niño... Un niño estaba gritando— ¡YoonGi! ¡Ayúdame!

—Jeremy—lo llamó apenas audible cuando reconoció su voz— Jeremy...

Sus ojos empezaron a abrirse y poco a poco comenzó a enfocar,  logrando ver frente a él a un niño de cabello negro, su rostro estaba borroso, por lo que no pudo ver claramente sus facciones ni reconocerlo, pero pudo notar las lágrimas que descendían por sus mejillas.

—¡YoonGi!— la voz del niño se distorsiono de nuevo y se volvió más grave— ¡YoonGi!

—Jeremy— estiró su brazo para tratar de alcanzarlo, pero fue inútil. Su cuerpo no respondía, y cuando su vista por fin se aclaró, se dió cuenta de que el color de cabello de aquella persona no era negro, sino gris, y no era un niño, si no un joven —Jimin...

Los hombres de capucha negra lo sostenían fuertemente mientras intentaban colocarlo en una cama de piedra. Su cuerpo estaba desnudo y lo único que mantenía, era la máscara en su rostro, misma que aprisionaba las lágrimas de sangre que poco a poco escurrían hasta sus mejillas mientras gritaba el nombre de su amado.

Había fuego rodeando el lugar, símbolos por todas partes y un olor a quemado que lograba molestar el olfato.

YoonGi intentó ponerse de pie, pero un fuerte golpe en la espalda lo regresó al suelo. Apretó la mandíbula y miró hacia arriba; un encapuchado tenía un hacha de doble filo justo encima de su cuello.

—¡Ya cállate!— gritó Seokjin dándole una bofetada a Jimin— Será mejor que cooperes con nosotros y no intentes hacer nada, porque si algo le llega a pasar a cualquiera de mis hermanos, esa hacha le va a cortar la cabeza a tu amado YoonGi.

El peli gris no respondió, solo dirigió la mirada hacia el azabache y dejó de luchar para liberarse. Los encapuchados lo tomaron fácilmente y lo azotaron contra la cama de piedra, atando sus muñecas y tobillos con cadenas. 

La vista de Jimin se mantuvo en YoonGi todo el tiempo, y éste último se sintió tan estúpido, estaba pasando justamente lo que él trató de evitar. Utilizarían su amor para chantajear a Jimin y obligarlo a obedecer.

Y poco a poco, los hombres hicieron un círculo al rededor del peli gris, rompiendo el contacto visual que mantenía con YoonGi.

En el centro se encontraba Seokjin con un enorme libro negro que abrió, y las voces de los encapuchados empezó a escucharse en un canto siniestro.

Los ojos de Jimin empezaron a oscurecer y la lectura que inició Seokjin lo hizo sentir extraño.

YoonGi negó con la cabeza mientras lágrimas brotaron de sus ojos, el ritual estaba comenzando. No podía quedarse ahí, no podía perder a Jimin solo por aquellos lunáticos que jugaban con cosas que no conocían ni podían controlar... No lo vería morir frente a sus ojos.

Sus manos estaban temblando, y entonces finalmente recordó aquellos fragmentos que se quedaron adheridos en su memoria, aquellos gritos y ojos cristalinos con los que Jeremy lo miró cuando lo arrebataron de sus brazos, jamás iba a olvidar la daga que clavaron en su vientre, la misma que ahora sostenía Seokjin en su mano... No iba a permitir que le arrebataran a Jimin también.

Sin pensar más, se giró repentinamente por el suelo desconcertado al hombre que sostenía el hacha, pues no esperaba que este se moviera tan repentinamente, pero aun así actuó con rapidez tratando de atraparlo, sin embargo, YoonGi se puso en pie y esquivó aquel enorme objeto afilado que le intentó cortar.

вajo la мáѕcara || уσσимιиWhere stories live. Discover now