「capíтυlo 25」

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Seguramente los hombres no eran totalmente conscientes de a quién estaban atacando, hasta que YoonGi comenzó a acercarse con aquella sonrisa siniestra, haciendo que retrocedieran al instante.

—¿Creyeron que podían ganarme? ¿A mi?

—Estás demente Suga...

—Quizá si lo estoy... Quizá lo estuve siempre, pero la buena noticia para ustedes, es que los mataré rápido.

El asesino se abalanzó sobre uno de ellos, y sin pensarlo, sacó su cuchillo que posteriormente enterró en el pecho del hombre, logrando que la sangre salpicara mientras clavaba una y otra vez el objeto. Su máscara manchada al igual que parte de su rostro, daban un aspecto escalofriante.

Aquellos ojos marrones miraban atentamente como la vida de esa persona se iba, y cuando sus ojos se apagaron, hizo lo que siempre hacía; los arrancó de sus cuencas dejando dos hoyos vacíos.

—¡Estás enfermo! — gritó el otro hombre horrorizado al ver las manos completamente ensangrentadas del asesino de la máscara.

YoonGi se puso de pie y comenzó a reír mientras se acercaba.

El hombre intentó huir, abrió la puerta con rapidez, pero el asesino fue más rápido y la cerró de golpe, para enseguida lanzar al tipo contra el suelo y colocarse encima de él.

—¡Maldito demente!

—¿Tienes miedo? — preguntó burlesco antes de pasar el filo del cuchillo por el cuello ajeno en un rápido movimiento.

La sangre comenzó a brotar y el hombre desesperado intentó tapar la herida pero era imposible. Antes de morir, sus ojos miraron al asesino sobre él, sonriendo complacido.

El cuchillo volvió a clavarse ésta vez en su pecho. Sus ojos fueron arrancados y Min tomó el cuerpo inerte para sentarlo sobre el suelo recargado en la pared. Arrastró al otro tipo y lo colocó a su lado, pasando el brazo de este sobre los hombros del otro, como si estuviese abrazándolo.

La sangre recorría sus manos, sus ojos oscurecidos miraban un punto muerto en la habitación, su respiración estaba agitada y una sonrisa permanecía plasmada en sus labios.

El chico que se encontraba parado en la esquina observando, empezó a caminar lentamente con sus piernas temblorosas después de lo que acababa de ver.

—¿Tienes miedo?— preguntó el asesino sin mirarlo.

—No. No me das miedo— respondió Jimin hasta que estuvo detrás de él.

—¿Estás seguro?— insistió dándose vuelta mientras ponía el filo del cuchillo en el cuello del peli gris.

—Completamente— avanzó un paso sintiendo como la punta del objeto filoso se clavaba lentamente en su piel.

Jimin llevó su mano a la mejilla del peli negro, y la herida que tenía aún sangrando comenzó a cerrarse.

YoonGi apretó la mano de Jimin que lo tocaba y cerró los ojos al sentir aquel contacto con el muchacho. Bajó el cuchillo y lo dejó caer al suelo para poder tomarlo por la cintura. 

Sus cuerpos nuevamente estaban juntos, las manos de Jimin acariciando suavemente la cabellera del mayor mientras éste sobaba su cadera con suavidad.

—Extrañé tenerte de ésta manera.

—También yo—frunció el ceño y retiró sus manos para poder alejarse después hacia la ventana—Yoon... Ocurrió algo que...

—¿Te casaste ya?

—No, aún no pero...

—El bebé que sostenías en tus brazos... ¿Es tuyo?

Jimin dejó escapar un suspiro y se dió la vuelta para poder observar al mayor.

—Su nombre es Isabella, y sí — bajó la cabeza—, es mi hija. No pude evitarlo, estaba muy dolido por tu abandono y...

—Entiendo— volvió a interrumpir acercándose de nuevo— Y a ella, ¿La amas?

—¿A ella?

—A su madre.

—No. Le tengo cariño, pero solo eso... Mi corazón siempre te perteneció a ti.

Una débil sonrisa asomó de sus labios, y a pesar de lo que haya pasado en ese lapso de tiempo, YoonGi amaba y amaría a Jimin para siempre.

—Perdóname por haberte dejado... No quería hacerlo, yo solo deseaba protegerte...— lo tomó de las manos y acarició los dorsos con sus pulgares.

—Volviste... Dijiste que lo harías y volviste...

—No sé si pueda quedarme.

—¿Por qué no?

—Si me quedo... Ellos podrían atacar de nuevo y tomarme desprevenido... No quiero que te lastimen, ni a tu familia.

—Pero no tienes que irte... podrías enseñarme a ser como tú.

—Yo soy un asesino.

—Yo tambien lo soy... De diferente manera, pero lo soy.

—Tú tienes una hija.

Jimin se quedó callado. No podía mentir, Isabella era muy importante para él, pero aún así no podía renunciar a su más grande amor, y no sabía qué hacer, lo único que pensó, fue que de momento, trataría de retenerlo a su lado hasta que se le ocurriera una solución.

—Al menos... ¿Podrías quedarte conmigo un rato más? — pidió, viendo como YoonGi sonreía con tristeza.

—Claro que si, amor mío.

El azabache se acercó hasta que sus labios tocaron de nuevo los ajenos. Los movimientos lentos se volvieron cada vez más rápidos, y entonces lo tomó por la cintura mientras acariciaba su piel por debajo de la camisa.

Caminó con él hasta que la espalda de Jimin chocó contra la pared y el beso se volvió más agresivo. Los dientes del mayor atraparon los labios ajenos y mordió hasta que sintió el sabor metálico de la sangre.

Jimin se sujetó de sus hombros y enredó sus piernas en la cintura de YoonGi repentinamente haciéndolo tambalearse, pero recuperó el equilibrio y lo pegó de nuevo a la pared mientras lo acompañaba el movimiento de su cadera. Sus labios unidos y sus manos tocando con desesperación el cuerpo ajeno.

Todo estaba bien, hasta que gritos se escucharon en la parte baja de la casa.

Ambos se separaron al instante. YoonGi bajó a Jimin al suelo y se miraron mientras se escuchaban más y más gritos.

—Quedate aquí, por favor— pidió el asesino suplicante. Jimin asintió no muy convencido y lo miró salir.

YoonGi bajó lentamente, y cuando llegó a donde se encontraban los invitados, se quedó petrificado al ver cuerpos en el suelo llenos de sangre y las demás personas corriendo desesperadamente.

Su mirada se clavó en los encapuchados que estaban al frente con rastros de sangre.

—Te dije que lo obtendriamos de una manera o de otra — habló Taehyung quitándose el gorro de la capucha, dejando al descubierto su rubia cabellera y hermoso rostro.

El sonido de cosas cayéndose en el piso donde se encontraba Jimin, captó su atención. Su corazón comenzó a latir con más rapidez y quiso subir, pero de un momento a otro ya se encontraba en el suelo con un cuchillo apuntando a su garganta.

—Déjalo en paz, Taehyung.

—Oh no, YoonGi... Vamos a hacer lo que se hace con los experimentos fallidos...

—No lo toques.

—No te preocupes Min, ambos van a morir juntos, y la bebé... Bueno, es una nueva oportunidad para intentarlo.

Lo último que sintió YoonGi, fue un duro golpe en la cabeza. Después de eso todo se volvió oscuridad.

вajo la мáѕcara || уσσимιиWhere stories live. Discover now