• T r e i n t a y d o s •

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Kris había soportado demasiado en aquella reunión que el nunca pidió. Pero tanto los guardias como su propia esposa, así lo quisieron. Estaba cansado de tantas cosas y entre ellas de siempre callar lo que en verdad quería decir a todos aquellos que lo adulaban, pero Yifan sabía muy bien que lo único que poseían aquellos alfas que lo rodeaban era envidia y mucho odio hacia él. Todos eran fieles al alfa Oh y que Yifan fuera un Kim nunca llegó a agradables, aun cuando ya habían transcurrido casi veinte años desde que dejó serlo.

Después estaba su esposa, eso siempre había sido algo que lo tenía al borde de la desesperación. Con cada día la reconocía menos y mas ahora que Jessica había vuelto a ver a Sehun. Aún recuerda como gritó de felicidad cuando se enteró que Sehun había lastimado a dos lobos de la manada. Sintió escalofríos de solo verla, solo agradecia que en esos momentos su hija no estuviera ahí para ver a su madre casi enloquecer. Ni tampoco el hecho de que Sehun debía ser castigado.

Yifan imaginó que solamente sería eso y pronto volvería a los brazos de Tao para decirle cuan arrepentido estaba de todo lo que había hecho. Porque a pesar de ponerse la meta asi mismo de alejarse de Tao para no ser descubierto, no logró hacerlo. Mucho menos después de todo lo que se enteró gracias a su madre. Sus hombros estaban  mas tensos, pesados de tantos problemas de los cuales él también fue culpable.
Siempre se dijo asi mismo que era un maldito cobarde, un idiota por no hacer lo que sentía. Lo que su corazón albergaba, aquél deseo oscuro que creció fuerte con el correr de los años.

El alfa trató de mediar su respiración en medio de la carrera que hacía hasta la casa del alfa Oh. Había llegado el momento de enfrentarlo y hacerle ver que era digno de ser el alfa de la manada. Como en un principio le prometió, antes de casarse con Jessica. Ya había soportado mucho con ser la mano derecha, aunque a veces parecía solo un perro faldero. Ese último pensamiento no hizo mas que irritarlo, sus pisadas fueron mas fuertes y antes de llegar a la residencia de los Oh volvió a su forma humana.

Por suerte para el alfa, no había ningún guardia cerca, ya que quería hablar a solas con su suegro. Necesitaba que estuvieran solos porque todas las cosas que tenía para decirle eran demasiado complejas. Yifan agradeció que Jessica le diera las llaves de la casa del alfa Oh, eso hacía mas fácil todo. Conocía a la perfección el camino y toda la mansión, asi como también donde estaría el alfa Oh a esa hora del día.
Yifan solo tocó una vez aquélla gran puerta de mármol bordó, una vez escuchado la afirmación del alfa, Yifan empujó con fuerza la puerta.

- Veo que las cosas fueron bastantes bien, ya que regresaste temprano - espetó el alfa mientras aun seguía escribiendo cómodo en su escritorio.

- Lo fueron.

- Me alegro - sonrió con sorna dejando la pluma de lado para mirar fijamente a Yifan - Puedes sentarte - y asi lo hizo.

Sus rostros parecían no inmutarse a pesar de llevar varios minutos con la mirada fija en el otro. Además la esencia de ambos aumentaba en un bruma densa alrededor de ellos. Los lobos de cada uno gruñian y liberan mas feromonas para ganar y demostrar quien era el mas fuerte de los dos.

- Anda Yifan. ¿Qué es lo que quieres decirme?

- ¿Por qué no me lo dijo? - los ojos de Yifan se volvieron oscuros y su voz sonó mas gruesa de lo habitual. Con el ceño fruncido siguió mirando al alfa y  cuestionado como nunca antes se atrevió a hacerlo.

- ¿De qué hablas?

- Sobre los guardias, ¿por qué lo hizo? Ellos aun eran muy jóvenes, no se merecían morir.

- Yifan - su fría voz inmutó al alfa en su reclamo - Si quieres permanecer como alfa de la manada y conservar un gran futuro para tu descendencia, debes hacer sacrificios. Tienes que mancharte las manos, hacer lo que nadie mas se atreve.

Los Ojos Del Lobo [HunHan] #1Onde histórias criam vida. Descubra agora