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SulHee mentiría si no sabía de la existencia de JungKook antes de la llegada de Haneul, ya que era prácticamente imposible ignorar a semejante personaje dentro de la comunidad escolar, estaba rodeado atención tanto positiva como negativa, vivía en un entorno de chismes y rumores malintencionados que lo que más querían era lastimarlo. Sin embargo, JungKook sabía perfectamente cómo ignorarlos o al menos fingir hacerlo, logrando que la duración de aquellas palabras venenosas, como que era un mimado o que sólo se hacía al santo pero que en realidad era todo un playboy, se vengan abajo en poco tiempo, pero no había que esperar mucho para que circulen de nuevo, y peor si el fin de semana hubo una épica fiesta en la que Jeon JungKook hizo acto de presencia, con al parecer, dos presas nuevas bajo la mira.

SulHee entró al salón como si nada, sin percatarse de la presencia del pelinegro en quien pensaba y se sentó en su asiento habitual. Ya no le sorprendió que Jimin no haya llegado todavía, de seguro estaba con Haneul o algo por el estilo, que, aunque le duela siquiera pensarlo, era lo más lógicamente probable. Apagó la música de sus audífonos y recostó la cabeza sobre la mesa al ver que tenía cinco minutos libres antes de que suene la campana y llegue el profesor.

Cerró los ojos aprovechando esos minutos que le eran suficientes para perder la conciencia por completo, pero un movimiento a su lado y un objeto apoyado sobre la mesa con algo de torpeza asustaron y espantaron el sueño de SulHee.

— ¡Buenos días Hee! — al ver que la chica levantaba la cabeza molesta por la poca sutilidad del chico, éste le beso la frente fugazmente y le acercó un vaso de lo que parecía ser café.— Te traje esto.— SulHee, en un movimiento automático inspeccionó la sala en una milésima de segundo y vio que Haneul estaba allí también, lo que significaba que habían llegado juntos.— No sabía que las cafeterías abrieran tan temprano... si no fuese por Haneul, nunca lo hubiese sabido.— rio inocente y giró su cuerpo hacia su amiga, que se incorporaba lentamente y estiraba los brazos con notable cansancio.

— Gracias, Jimin. — lo tomó y le dio un pequeño sorbo, capaz de hacerle doler la lengua por los próximos cinco días dado a lo caliente que estaba. — ¡Joder! Me quemé... — la castaña dejó el vaso en la mesa y se tapó la boca en un inútil intento de aliviar el dolor.

— Oh, ¿de verdad? — los ojos de Jimin se abrieron sorprendidos, tomó el vaso y lo envolvió con las manos para medir su temperatura. — Pensé que ya se había enfriado, si lo compramos hace rato. — SulHee se limitó a mirarlo tratando de callar su mente, que involuntariamente comenzaba a bombardearla con cosas como: oh, así que estás con Haneul más que "hace rato"; "compramos" ¿Jimin y Haneul ya son un "nosotros"?

— ¿Como hace cuánto? — preguntó la chica camuflando la intención de aquella pregunta. — Digo, porque por lo caliente, no parece ser mucho tiempo. — esperando vagamente que Jimin le diga quince minutos, éste lo pensó un momento para finalmente responder.

— Cuarenta y cinco minutos, tal vez un poco más. — Jimin se urgió al ver que su amiga, atragantada con su saliva al intentar hacer un sonido de sorpresa, no paraba de toser.

— ¿Y aun así no se enfría? — era lo que en verdad le había sorprendido, casi una hora y el café seguía malditamente caliente, ¿cómo era posible? Tampoco era como si aquel vaso fuera un termo.— Vaya...— el resto lo dedujo por descarte, era obvio, pero de todas maneras prefería escucharlo de sus propios rosados y bonitos labios. — Así que ¿estuviste con Haneul todo ese tiempo? — su intención juguetona, utilizada para que no parezca un interrogatorio, fue absolutamente fallida, y ella misma lo notó, pero al parecer Jimin había entrado en trance solamente con incluir a Haneul en la conversación. Sus ojos se empequeñecieron y sus labios se agrandaron en una sonrisa preciosa y magnífica.

Good Lies || pjm & jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora