ѕтєяєoтуρєѕ

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La fiesta aún comenzaba a prenderse, por lo que el alcohol no era problema todavía.

Los adolescentes ya bailaban, charlaban o comían. La música estaba fuerte y había mucha gente, pero JungKook supo reconocer al instante a la pelinegra que había entrado por la puerta.

Él siempre había sido una persona observadora, muy observadora, para ser honestos. Tenía la capacidad de encontrar fortalezas, virtudes y debilidades - o FVD, como él le llamaba- en las personas con sólo mirar su comportamiento, eso no significaba que los juzgue o que sea prejuicioso, por el contrario. Haciendo eso, casi siempre se queda con las fortalezas y virtudes más que con las debilidades o defectos.

Esto era algo que hacía habitualmente y que quería aplicar con Kang Haneul. Sin embargo, era más difícil con Haneul de lo que parecía.

Quiso golpearse a sí mismo por quedarse mirándola como un tonto por tanto tiempo, pero no pudo evitarlo. Desde aquel día en dirección, no había podido dejar de pensar en ella. Estaba completamente al tanto de los problemas que podría traerle dejar que sus impulsos lo gobiernen, se lo recordaba a cada momento, a cada instante. ¿Las consecuencias? No quería ni pensar en ellas. Debía enfocarse en sus metas, o eso es lo que le repetían sus padres una y otra vez, en especial cuando les dijo que iría a una fiesta después de mucho tiempo. Tener un hermano mayor en el servicio militar lo volvía momentáneamente hijo único, por lo que comenzaba a recibir atención demás, cosa que comenzaba a hostigarlo.

Era muy tarde para arrepentirse, por lo que, ¿por qué no disfrutar una vez allí?

Tomó dos largos tragos de cerveza y caminó hacia ella con naturalidad, tratando de verse casual y cool al mismo tiempo.

Se abrió paso entre la gente, para después posicionar la mano tras la cabeza, en un intento de lucir seductor. Lo que JungKook no sabía, era que estaba logrando prender algo que no necesariamente era la fiesta en sí, sino que a las féminas presentes en ella. Habían veces en las que él, sin darse cuenta, tenía actitudes que podrían derretir a cualquier mujer. Sin embargo, existían situaciones en las que él estaba perfectamente al tanto de la atención que recibía del sexo opuesto, como ahora, pero no era lo que quería... ¿A quién quería engañar? Haneul, obviamente no era como las demás, no iría tras de él con tan sólo dedicarle una media sonrisa. Se sintió estúpido por haber llamado la atención innecesariamente, cuando era algo que, a él, no le agradaba mucho que digamos.

— ¿Te estás divirtiendo? — la pelinegra se giró y sonrió al verlo.

— Es más tranquila de lo que esperaba. Las fiestas en los Estados Unidos no eran fiestas si al final de la noche no llegaba una patrulla. — y ahí va de nuevo. Aquella extraña sensación que adormecía su anatomía entera.

— Bueno, bienvenida a Corea. Donde las fiestas son más "tranquilas" y la comida sabe mejor de lo que se ve. — sabía que había hecho un comentario random y nada coherente al tema de conversación, pero podía volver a hacerlo, siempre y cuando una sonrisa se estampe en el rostro de Haneul.

— Espero que me lleve a recorrer esta extraña y desconocida ciudad, señor Jeon JungKook. — el pelinegro no sabía si tomar eso como la insinuación de querer una cita o si fue la respuesta incoherente a otro comentario incoherente, así que sólo rio, hasta que alguien vino a interrumpir su momento.

— Haneul, ¡viniste! — Park Jimin, quien venía acompañado por una chica que JungKook no pudo identificar a primera vista, saludó a la pelinegra con una sonrisa risueña.

— Sí, al final, me animé a venir. — JungKook se quedó observando por unos segundos aquel mechón oscuro y brillante que había acomodado tras su oreja en un movimiento grácil y femenino.

Good Lies || pjm & jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora