—Gracias por venir Devon, Mau te amaba, nunca dejaba de soñar en ser como tú—me dijo el padre del pequeño, se miraba más que derrotado, pero yo sabía que él poco a poco, como su madre, se habían resignado a una cura para su hijo. Yo sabía que Mau no tenía mucho tiempo de vida, pero no pensé que le quedaba tan poco. Siempre lo vi luchando, sonriendo y dando esperanza a todo niño que estuviera enfermo.

— Y yo quería ser como él, ver la vida con la luz de la mañana y la felicidad del alba... su sonrisa era una dulce melodía que fácilmente lograba sacarte una sonrisa. Su chispa era el motor del equipo. Agradezco que me dejaran estar con él... y darme la oportunidad de conocerlo. Era un niño maravilloso— susurré.

— Él se ilusionaba cada vez que venías, lo hiciste feliz Devon. Y eso como padre, no tengo en cómo darte las gracias

Pero no sólo la muerte te espera, sino también aquellos viejos miedos que decidimos enterrar en lo más profundo de nuestros corazones.

Golpe tras golpe. Primero, la muerte de Mauricio, después... después vino lo peor. Nada me preparo, ni siquiera me dejo sentir dolor. No llore por su muerte porque mi cabeza estaba en otro lado. Sentía mi corazón lastimado, tenía una impotencia. Estaba sufriendo y lo único que temía, era que explotara.

Estábamos regresando cuando un grupo de policías se nos acercó para entregarnos un carta que pedía la asistencia de Less y Shami en un tribunal. Recuerdo perfectamente cuando las rodillas de mi novia desfallecieron y tuve que tomarla en brazos. Recuerdo como ella se quebró en dos al leer la razón. Porque querían arrebatar lo único que hizo que mi chica no cayera en el proceso, la única persona que le dio vida de nuevo.

Y yo, yo al leerlas se me había partido el corazón.

Matías pidió una prueba de ADN y había denunciado a Less por privarle de su paternidad. Less se descargó, rompió todo a su paso, gritó y casi golpeaba a Matías cuando se presentó en su casa. Yo no sabía que hacer, mi mente había entrado en un limbo, donde no me dejaba reaccionar. Pero tenía una cosa claro, había que ser fuerte para ellas. Tenía que ser su pilar.

Matías tenía una sonrisa maliciosa en su rostro. Disfrutaba verla sufrir, disfrutaba este momento.

Incluso me dijo que me alejara de ellas. Que Less tenía las de perder, que lo mejor era que formaran una familia y alejarme de la situación. Pero él único que no encajaba en esa ecuación era él. Y lo golpeé, y no me arrepiento. Me gusto sentir la adrenalina correr por mis venas y descargarlo en su cara.

Tocó al amor de mi vida, a mi familia. No iba a permitir que les hiciera más daño.

Lo más difícil fue decirle a Shami. Ella no lo tomó bien. Le preguntó a su mamá porque ese señor decía ser su papá. Less no tenía palabras, sus fuerzas se le habían doblegado en frente de sus narices. Pero se hizo la fuerte y le explicó a su hija que fueron muchos errores en el pasado.

Shami no recriminó, simplemente hizo lo más hermoso que pude ver.

— Estamos juntas en esto mami... y si papi del cielo no está. El único papi que él me dejaría tener, es a ti — dijo esta vez viéndome y señalándome. Yo sin palabras, me hinqué y la abracé fuertemente.

—¿Quieres qué yo sea tu papá? —susurré con la voz quebrada y ella asintió entre lágrimas.

—Aun cuando todos digan que él es mi papi... para mí, eres tú —puso su manita en mi corazón y me sonrió con una ternura inigualable. Y yo con lágrimas la besé su frente.

—Te amo mi niña.

—Te amo también —colocó sus dos brazos alrededor de mí, aferrándose a mi camisa y soltando unas lágrimas. Less de lejos nos vio, yo estiré mi mano para invitarla a este momento.

Hermosa Pertinencia (Beautiful Last Chance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora