Capítulo 37: Advertencias

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• POV: SAMANTHE

— En serio me llena de curiosidad saber de la vida de dos adolescentes— enunció Erick con su mismo entusiasmo de siempre, aún conduciendo hacia el hospital.

— No estoy muy segura, pero creo que existe un término para ese tipo de personas curiosas— dije, fingiendo seriedad y estar pensativa, hasta que continué. — Metiche, se le dice—.

La risa de mi hermano sonó. Es tan escandaloso cuando se ríe de esa manera, pero realmente me provoca felicidad no verlo triste.

— Muy graciosa— respondió Erick, ocultando su diversión. — ¿Cómo les fue hoy en el colegio, chicos?—.

— Tenía que quedarme a entrenamientos, pero ya le expliqué al profesor la situación de papá, y me permitió salir— nos contó Froy.

— ¿Qué entrenas?— lo cuestionó el oficial.

— Solía estar en lacrosse, pero ahora en básquet— respondió mi hermano. — Ey Samy—.

— ¿Mhm?— lo miré interrogativa, esperando a que continuara para decirme lo que sea que quiera.

— Jones metió a Peters al equipo. Los chicos no están muy contentos, pero les he dicho que lo dejen en paz.

— ¿Por qué le llamas Peters?— me burlé de su formalidad.

— Porque lo llamé Raymundo y casi me mata.

Solté una risa fuerte.
No puedo imaginarme a Froy conviviendo con Byron, pero de hecho es gracioso, pues incluso tienen el mismo tipo de humor.

El problema es que Froy lo ha tratado de lo peor cuando recién lo conoció, y no creo que By se olvide de eso.

— Ey, también, cuando me despedí de Jones, me dijo que te enviaba saludos. No sabía que se llevaban bien.— comentó, haciéndome fruncir el ceño pero al mismo tiempo reírme internamente.

Eso sonó más a un comentario celoso de su parte. Además, conozco bien al piojoso de mi hermano, cuando deja de verme a la cara, es porque está sintiendo algo, y felicidad, no es.

— ¿Saludos?— alcé mi ceja. — No me llevo mal con él, pero tampoco somos amigos o nos tenemos confianza.—

— ¿Quién es Jones?— intervino Erick.

— Es el entrenador de Froy, y profesor de deportes de todos los grupos— respondí.

— Entonces... ¿te llevas bien con él?— me volvió a preguntar mi hermano.

— No exactamente— negué con mi cabeza, extrañada por su interés en el tema.

Pero no continuamos hablando de eso, pues finalmente, ya estábamos entrando al hospital después de dejar la camioneta de papá estacionada.

Estaba ansiosa por ver a mi padre de nuevo, así que cuando apenas Erick nos abrió la puerta de su habitación, corrí a abrazar a ese hombre.

— Hola mi niña— me sonrió cansado, dándole un beso a mi mejilla.

Froy también se acercó a él, y papá lo jaló hacia su cuerpo para recibirlo con un abrazo fuerte, y al igual que a mí, lo besó.

— ¿Cómo están, mis amores?—

— Extrañándolos mucho. ¿Ustedes?.— interrogué al notar que ahora Sam sí estaba despierto.

— Harto de estar aquí— gruñó mi tío, y yo revolví su cabello para molestarlo.

— Necesitas recuperarte primero— lo regañé y él hizo pucheros.

— Se supone que tú deberías recuperarte antes que papá, ¿no?. Si sólo te rasguñaste.— dijo Froy a nuestro tío, haciéndome reír a mí.

La Ciencia de tu AmorKde žijí příběhy. Začni objevovat