Capítulo 25: La razón

7.7K 482 47
                                    

• POV: SAMANTHE

Las gotas escurriendo por mi ventana me recordaban al rastro de melancolía que ha dejado la lluvia cuando pasó por aquí.
Sólo me dedicaba a observarlas, siguiendo su rumbo a través del vidrio, con la punta de mi dedo índice deslizándose, mientras la música seguía reproduciéndose en mis auriculares.

Favorite crime de Olivia Rodrigo, sonaba dentro de mis oídos en un volumen moderado, pues tampoco quería alterar las punzaciones en mi cabeza con aquel ruido.

Y vaya canción.

Oh the things I did,
just so I could call you mine.
Oh the things you did,
well, I hope I was your favorite crime.

"Y todas las cosas que hice,
sólo para poder llamarte mío.
Y todas las cosas que hiciste,
bueno, espero haber sido tu crimen favorito".

Nunca podría entenderlo. O quizá el tiempo es el que me falta para poder hacerlo.

¿Qué fue lo que pasó?.
Si estoy segura haberlo escuchado decir que me amaba.

Y aunque sé perfectamente que palabras son sólo eso, palabras, nunca pude imaginar que él podría ser capaz de mentir de esa manera. De fingirlo todo.

Me siento tan inútil.

Por todo lo que hice, por todo lo que dije, por haberlo sentido todo tan real cuando nada era así.

Y sobre todo, inútil por haberlo defendido con todas mis fuerzas. Por haberme referido a él como "el mejor hombre", por haber destruido los lazos de cariño con mi tío, todo por él. Todo por Matthew.

Pero entonces, Samuel siempre tuvo razón. Y los antigüos pensamientos que tuve sobre el estúpido juego de Charles, y que intenté borrar de mi cabeza a toda costa, parecen que eran ciertos. No eran sólo pensamientos, eran mi intuición diciéndome que algo andaba mal.

¿Cómo fuí capaz de creer que él me quería en serio?.

No es que a lo largo de mi vida haya tenido baja autoestima y cero amor propio, e incluso la mayor parte de las personas en mi entorno dicen verme como una chica preciosa en cualquier sentido. Pero eso no tiene ningún valor después de que alguien juega contigo y te utiliza, y te hace verte a ti misma como una basura.

Entonces la duda entra en tu cabeza, se planta ahí y comienza a crecer cada vez más.

«¿Qué hay de malo conmigo?»

Si es mi cabello, que la mayor parte del tiempo está desordenado por el viento y la manera en la que lo acomodo.
Si es mi cara, que no es lo suficientemente simétrica y mis mejillas son muy redondas.
Si son mis pechos, que no son lo estereotipadamente firmes o de tamaño nivelado.
Si es mi abdomen, que no es plano como el de las otras chicas, y que mi pancita de más no ayuda nunca a lucir la ropa que me gustaría utilizar.

O en el peor de los casos, si es por mi manera tan intensa de amar.
Porque sí, amaba a Matthew.
Puedo confirmarlo por todas aquellas veces que lo veía sonreír, y miraba aquellos preciosos ojos azules mirarme también.

Podría haber jurado que él también me amaba. Y es tan jodidamente difícil creer que no fue así, después de todo lo que pasamos juntos.

Pero a fin de cuentas, es verdad.
¿Y qué podría hacer yo?, si soy una más de sus estudiantes. Una simple chica de diecisiete años, que no tiene ni siquiera la relevancia social como para que él de verdad sintiera algo por mí.

La Ciencia de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora