Me alejé de allí furiosa. Papá dijo que todo estaría bien... ¡Pero nada está bien!.

¡No veo a mis amigos desde que terminaron las clases!, ¡Los extraño mucho!, No me llevo más bien con Nathan ni Badra, esto es catastrófico.

¡Todo está mal!, ¡Mal!, ¡Muy mal!.

¿¡Por qué me sucede esto a mí!?. ¿¡Es mi castigo Dios!?.

- Ah, ¡Cami!, ¿Estás bien? -me dijo Guido tomándome del hombro y obligándome a mirarlo.

Me miró con mucha preocupación, aparté su mano y salí corriendo, dejándolo sorprendido.

Entonces me oculte en mi sala de juegos, o quería ocultarme, pero Baron estaba ahí, ordenando mis cosas. Estaba de espaldas, y al parecer no se había dado cuenta de mi presencia aún.

Yo... Soy patética. Nada me sale bien últimamente, y si Baron me ve llorar, probablemente le molestare preocupándolo.

Me limpié las lágrimas y me acerqué. Tomé de la manga de su abrigo y lo jale para llamar su atención.

- Oh, Camille, ¿Qué sucede? -me sonrió.

- Yo... Solo tuve una pesadilla -le dije apartándome y sentándome en uno de los sillones.

- ¿Duermes la siesta ahora? -le asentí- Claro, estuve ausente un año, muchas cosas cambiaron supongo -me sonrió- ¿Y que fue tu pesadilla? -me preguntó amablemente sentándose en el sillón frente al mío.

- Lo olvidé -le dije.

La verdad es que, estaba mintiéndole, solo quería hablar con Baron. Hace mucho, recuerdo que el y yo éramos tan inseparables como lo somos Nathan y yo... O como éramos hasta hace poco...

Recuerdo que jugaba mucho con Baron, y el siempre me hacía reír y cumplía mis caprichos. Recuerdo como Marie y él bromeaban con papá, o como Baron incomodaba a papá.

- Suele pasar, yo también a veces me olvido de lo que sueño -me dijo sonriente.

Lo miré a los ojos y le sonreí.

Debería arreglarme cuanto antes con Nathan y Badra... Y creo que, debería disculparme con papá, le grité sin razón... No es como si el pudiera controlar lo que pasa alrededor, tampoco puede decidir quién morirá o no, bueno, en parte. Además, si Nathan se irá de aquí pronto, al menos debería aprovechar el poco tiempo conmigo.

¿Será que mi actitud es la que aleja a los demás de mí?...

- Hey, te ves pensativa, es raro que no hables, siempre me hablas cuando estamos juntos, aunque sea para discutir -se rió.

Es verdad, tampoco me gustaría perder a Baron. Ya que todo es como dice papá, todos cambian, y algún día se alejaran aunque no lo desee. Es parte de crecer. Pero se, de alguien que nunca me dejara, a parte de mi padre, es Baron.

- Por cierto tengo algo que contarte, quería hacerlo desde que llegué, pero no me dio tiempo -me sonrió y entonces miró al frente.

Le sonreí también.

- ¿Y qué es? -le pregunté.

¿Al fin se quedará?, ¡Dejará de viajar seguro!. Sería estupendo que haya terminado con su entrenamiento.

- Yo, me casaré pronto, y dejaré de vivir aquí con ustedes, ah, pero, no te preocupes, mi casa no estará tan lejos de aquí, y seguiré viniendo siempre todos los días, ya que es mi trabajo estar cerca tuyo -me dijo mirándome de reojo.

El... El también se irá....

Apreté fuertemente mis rodillas y le sonreí.

- ¡Qué bueno Baron!, M-me alegro por ti, ya era hora que tú te casarás, antes que te salgan m-más arrugas claro, viejo -le dije tratando de bromear.

El me sonrió dulcemente.

- Claro, ya casi cumplo 25, no me gustaría casarme siendo tan viejo como acabas de decir -dijo guiñándome un ojo.

- B-Bueno, volveré con papá, tengo ganas de abrazarle luego de esa pesadilla -le dije.

- ¿Y no quieres saber sobre mi novia? -dijo algo sorprendido.

Le sonreí y negué.

- Si la escogiste tu, estoy segura que es una gran persona, ¡Deberías invitarla a casa un día! -le sonreí y salí corriendo.

Al cerrar las puertas tras de mí. Sentí que quería volver a llorar, y me recargue por varios segundos en la puerta, sintiéndome sola y vacía.

Luego decidí ir a mi habitación. Sentir la soledad, y que todos se alejan... No me gusta.

¿No podrían para siempre estar a mi lado?.

¿No podrían para siempre estar a mi lado?

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Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora