Mi padre, y su preocupación.

17.2K 1.1K 22
                                    

Es tan genial tener éste andador. Desde que lo tengo me he podido movilizar a los lugares que deseo y descubrir cosas y habitaciones nuevas. Aunque eso sí, las escaleras son un total peligro para mí, pues la vez pasada...

- ¡Camille! -gritó mi padre al ver que iba en dirección a las escaleras. Él estaba hablando por celular, al correr se le cayó el celular, su rostro se veía totalmente en desesperación.

No entendí porque estaba así, hasta que al mirar en frente, noté que iba cayendo.

Pero por suerte todo había pasado tan rápido que mi padre llegó a tiempo para atajarme.

- No me vuelvas a dar esos sustos -suspiró aliviado mientras me estiraba hacia él. Luego me tomó en brazos y pellizco suavemente una de mis mejillas- Me asustaste, la próxima vez te pondré una correa, como la de los perros -sonrió burlonamente.

Y básicamente eso fue lo que sucedió. Nunca ví correr tan veloz a mi padre como en esa ocasión.

Pero gracias a eso, aprendí a que las escaleras eran peligrosas. Y también gracias a ello rompí el celular de mi padre... bueno, mi padre dejó caer su celular y éste se rompió. Así que tiene uno nuevo ahora, y eso me vuelve la causante del problema.

Pero ese no es el caso ahora. El punto aquí es que me encanta poder desplazarme por el lugar. Es muy divertido porque así conozco más lugares y nuevas personas.

Enserio, no sabía que hubiesen tantas personas en ésta casa. Para mí, sólo existían mi padre, Marie, Gricelda, Evan, Antonio, Lissan y Nathalie.

- Oh, pequeña señorita, ¿De nuevo viene a verne cocinar? -me dijo Xavi, el cocinaba todas las comidas que mi padre consume.

- Espérame un momento señorita -me sonrió amable luego de revolver mis cabellos.

El olor en ese lugar, tenía un delicioso aroma.

- ¡Xavi!, deja de jugar y apresurate con el almuerzo. Indicó el abuelo Pablini.

El parecía muy viejo, y es el abuelo de Xavi. Es algo malhumorado.

- Tú, la cocina no es para ti, lárgate pequeña shu shu -dijo al verme y empujando cuidadosamente mi andador hacia afuera de la cocina.

Cielos, el abuelo de Xavi es algo malhumorado, no me deja explorar la cocina si él está.

Entonces empecé a desplazarme por los pasillos. Y justamente me encontré con mi padre.

- Camille, ¿Qué haces paseando sola? -dijo serio mirándome- Pensé que había dicho a Marie que no te dejara pasear sola -soltó un suspiro.

- ¡Ahí estás pequeña Cami! -escuché a lo lejos la voz de Marie quien se acercaba apresuradamente hacia nosotros.

Cuando llego a nosotros miró a mi padre.

- ¡Lo siento mucho Señor!, ella es algo traviesa y se escapa en la más mínima oportunidad -decía ella algo preocupada a mi padre.

- Ya veo, ¿Entonces necesitas una ayuda extra con ella? -dijo pensando seriamente en lo que había dicho.

- La verdad es que me manejo muy bien con ella, si fuera un poquito menos rebelde sería perfecta -sonrió Marie.

Mi padre también sonrió.

- Sí, es una bebé muy traviesa y rebelde ahora que puede andar de aquí para allá -dicho ésto mi padre se acercó a mí y me miró a los ojos- deberías comportarte mejor, o me veré obligado a empezar a castigarte Camille -dijo tranquilo con una sonrisa.

No sé si lo dijo en broma o no lo dijo, pero me causó gracia ese comentario.

Entonces alguien llamó en el celular de mi padre. Y el atendió.

- ¿Ya está lista? -contestó serio repentinamente- ¿Qué? -la expresión de mi padre era ahora de disgusto- ¿Y qué haré yo con 4 mujeres? -suspiró- por el momento no me veo en la necesidad de conseguir un juguete nuevo, dile que quiero que me pague esa deuda o ya sabe que le espera -contestó serio y colgó.

- ¿Un deudor señor? -preguntó Marie intrigada.

- Sí, era Azzâm -dijo mi padre- Tiene 4 hijas en edad de casarse y quería darmelas como paga de su deuda conmigo -suspiró- no entiendo para qué nos compra armas si no podrá pagarlas -rió malicioso, su mirada psicópata había aparecido- Si supiera que no podría pagar esa cuenta no la haría, merece la muerte por incompetente. Lo bueno de ésto es que es dueño de muchas tierras en Arabia, podría expander nuestro alcance -dicho ésto se retiró sin retirar su mirada psicópata, sedienta de sangre.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo. No me imagino a mi como una deudora de mi padre. Por un momento sentí lástima de ese hombre. Tal ves moriría dentro de muy poco, y no creo que no sea doloroso.

Entonces Marie y yo empezamos a pasear por el lugar. Bueno, yo me paseaba, ella solo me seguía con paciencia y hablándome de vez en cuando.

Ahora que lo pensaba bien, ¿Cómo alguien tan amable como Marie paró en éste lugar?.

Entonces miré a Marie fijamente, deteniendo mi desplazamiento.

- ¿Sucede algo pequeña? -dijo arrodillándose hasta mi altura y dedicándome una tierna sonrisa.

Sólo pude sonreírle. De verdad si pudiera hablarle se lo preguntaría.

- Bien, ya que nos hemos detenido -dijo pensativa- ¿Quieres escuchar una historia? -me sonrió.

Por reflejo asentí. Solía ver a Gricelda hacer eso cuando decía "Sí". Marie me vio sorprendida por un momento.

- Veamos, entonces -continuó- Te contaré sobre el chico que me gustaba, bueno, que me sigue gustando -sonrió apenada- Cuando yo tenía 15 años, era una estudiante normal, soñaba con ser doctora. En ese tiempo tenía un compañero muy reservado. Es decir, siempre andaba rodeado de sus amigos. De hecho, casi nunca llegaba al colegio. Que por cierto eran la gran mayoría los malvados del colegio. Pero aunque el tuviera esos amigos, él era muy distinto a ellos. Siempre se mantenía reservado y callado. Pero cuando hablaba todos lo escuchaban con gran respeto y miedo. Nunca entendí porque -tomó una pausa.

Me miró a los ojos y sonrió.

- Pero un día, estaba volviendo sola a casa. Ese día llovió repentinamente. Por lo que no llevaba paraguas, y me mojaba mientras caminaba. Pero entonces un auto completamente negro, hasta en los vidrios se detuvo a mi lado. Bajaron la ventanilla y ahí estaba el chico. Sus hermosos ojos azules brillaban muy intensamente en esa oscura tarde. Y me preguntó si quería irme a casa en coche. Al principio me negué, pues estaba empapada. Y admito que me daba miedo. Pero entre hablar y hablar terminé accediendo -y entonces alguien nos interrumpió.

- ¡Marie! -dijo Evan llegando- El Señor quiere que prepares a Camille, el quiere dormir con ella hoy -dijo con timidez.

- Oh claro -le sonrió Marie- gracias por avisarme Evan -y dicho ésto fuimos a mi habitación.

Yo solo pude quedarme con la curiosidad. Ansiaba saber la continuación de la historia de amor de Marie.

Y Marie me prepararó, y esa noche dormí con mi padre.

Y Marie me prepararó, y esa noche dormí con mi padre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now