ᴄᴜᴀʀᴇɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ

335 73 124
                                    


Fue por la noche cuando Eal se atrevió a, tan solo, acercarse al regalo de Iván.

El de Lisa lo había abierto hace unas horas, con todos los demás regalos que había recibido, los cuales no eran muchos. El regalo de su amiga rubia consistía en una caja que cabía en sus manos abiertas, aunque el regalo en sí fue mucho mas pequeño que el envoltorio. Eso lo abrió use encontró una pulsera de cuero, con un rectángulo de metal con unas iniciales grabadas: E L, cada una inscrita en una esquina del rectángulo de metal, cuyo largo media lo que la muñeca de Eal. Inmediatamente se la pido y después leyó la nota que venía con el obsequio.

"Al alma más pura que he conocido:

Creo que nunca había coincidido con alguien que fuera tan capaz de sacarme una sonrisa, y que lo consiga, porque capacidad no significa "hacer" significa poder. Tampoco había conocido a nadie que me hiciera entender la poesía, ni que cuando él la leía mundos se creaban delante de mis ojos y se destruían cuando se pronunciaba el nombre del autor, al final del poema.

Me gustaría que grabases la inicial de aquellas personas importantes para ti en esta pulsera, que espero que lleves contigo por mucho tiempo.

Por favor, sigue siendo tú, y sigue suspirando cuando ves unos ojos verdes en la distancia, porque es pertede ti, aunque lo intentes esconder.

Lisa"

Eso que Lisa le había escrito le hizo sonreír sin poder evitarlo. Lo que no sabía Eal era, que en la parte de atrás del metal en la pulsera, había una inicial más grande que la E o que la L, pero eso no lo descubrirá hasta dentro de un tiempo.

En lo que respecta al regalo de Iván, Eso tardó en mirarlo, tardó en pensar en abrirlo, y tardó en hacerlo. No se quería fiar de él, porque ¿y si le hacía daño de nuevo? ¿Y si se confiaba y luego le dejaba otra vez?

Cuando lo tuvo en las manos, Eal pensó bastante en Iván, aunque no es como si no lo hubiera hecho hasta ese momento, de hecho, era todo lo contrario.

Lo abrió porque estaba cansado de reflexionar y de ser tan precavido con su vida. Lo que pasara ya se solucionaría si iba mal, estaba harto de quedarse despierto por la noche y esperar a que ese sentimiento tan peculiar que pasaba por su pecho cuando pensaba en el moreno se fuera.

Lo primero que vio fue un libro, algo que le resultó muy extraño a Eal porque Iván no leía, o eso parecía. El libro se titulaba "La Isla Misteriosa" y un post-it en la tapa del libro que decís "mi favorito" confirmó las sospechas de Eal de que era especial para Iván. Abrió el libro en la primera página, y se encontró un trébol de tres hojas, plano, conservado perfectamente.

No había nota ni nada parecido, pero tampoco hacía falta, porque lo de hablar sin palabras o miradas entre ellos se les seguía dando bien.

Pasó el resto de la noche en su habitación, sentado en su cama mirando por la ventana, pensando que a lo mejor le vería y le sonreiría, pero si lo hizo, Eal no lo vio, y, por puro cansancio se durmió, por primera vez después de mucho tiempo sin tener miedo de soñar con sus ojos verdes, su sonrisa o aquel beso en la mejilla.

+   +   +

¡Hola! Aquí tenéis otro capítulo, el cual espero que os haya gustado. ¿Os esperabais los regalos?

Ya he publicado el prólogo de "Sonríe si sigues aquí", así que si queréis dar un paseo por los pensamientos de Amara y Daniela... Sois bienvenidos. Aquí os dejo la sinopsis:

¿Quién dice que esto no es pasajero y que no se va a esfumar en menos de lo que diga "cáncer"?

¡Margarita! Pequeña, ¿qué te ha pasado? Tan mal te han tratado... Que te marchitas.

Un beso
≈Navy≈

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang