ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴅᴏs

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Navidad. ¿Navidad? Se supone que es para estar con tus seres queridos, pero ahora Eal solo tenía a su madre y a Lisa, quien se había mantenido con él después de que Iván y Clara no volvieran a hablar con ellos. Ni una mirada, ni una sonrisa les dirigieron. Parecía que estaban absortos en el mundo de los populares, como Eal una vez lo estuvo.

Lisa se sentía marginada también, y no solo en el instituto, sino en casa. Fue un golpe duro que su hermana a penas le hablara más que para decirle que se callara durante la comida con su familia.

Los padres de Lisa intentaban normalizar la situación, hasta que un día Lisa se cansó y se encerró en su cuarto, para no hablar a Clara nunca más. Al menos esa era su intención.

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Eal llamó a la puerta de la casa de Lisa una tarde, el 15 de diciembre. Él esperaba que le abriera su amiga, pero se encontró a Iván y a Clara en su lugar.

—Perdón, he venido a ver a Lisa. —El tono del chico con vitíligo fue frío, tanto como el invierno y el actual viento que azotaba Madrid ese día. A ninguno de sus ex amigos les gustó ese tono, pero tampoco dijeron nada, ya que sabían que era su culpa.

—Eal, dudo que te haga caso, no se lo hace a nadie. No eres especial.— Clara rió mirándole con desprecio. Ella había aprendido de los populares a cómo tratar a aquellos "inferiores" y tenai que ponerlo en práctica con el blanco más fácil que encontró.

—Ella tiene razón— Soltó Iván si pensarlo. Esto ocurría mucho desde hace un mes o así, cuando empezaron a juntarse con su nuevo y más numeroso grupo de amigos. Iván asentía ante lo que los demás decían, y se dejaba llevar.

Se dejaba llevar. Se dejaba llevar. Y se iba. Se fue.

Vi-tí-li-go {Enfermos I}Where stories live. Discover now