CAPÍTULO 14.-tercer fragmento

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—¡Este lugar es grandioso!—gritaba José tomándose más del trago que Oliver había pedido para todos—. ¿Qué es?—mire el vaso—. Este es el trago más delicioso que he probado nunca.

—No lo se—dijo Jeremy—. Pero seguro tiene vodka, Oliver siempre toma vodka.

Jeremy estaba en el balcón de box mirando como en la primera planta todos bailaban, mientras los demás estaban sentados en los asientos más escondidos del box intentando pasar desapercibidos.

—Todos están aquí—dice Jaime—. ¡Las chicas se van a enterar!

—Jaime ya me estás hartando—Alan se tomó un trago de un solo trago—. ¡Sirvan más!

—Jaime por favor ... sabes que no tendremos más oportunidades así para poder relajarnos—Matt le entregó un vaso—. Vamos toma un poco y relájate.

—Sabes que no tomo alcohol—dijo apartando el vaso.

—Es mi despedida de soltero—Matt puso ojos de perro abandonado—. ¿Solo una si?, veras que así te sientes mejor.

—Solo un vaso— dijo Jaime—, y nada más.

Jaime se acercó el vaso a los labios y Alan lo sujeto e hizo que se tomara todo de una vez.

Jaime cerró los ojos fuertemente intentando soportar el amargo sabor.

—Ya ves Jaime—dijo Oliver—. No era para tanto.

—No me siento bien—dijo agarrando su cabeza.

—No exageres cuatro ojos—Alan lo miró irritado—. Solo te tomaste un maldito trago.

Jeremy y José se acercaron a los chicos.

—Iremos a bailar—dijo José—. ¿Vienen?

—Eso sí no creo que sea buena idea—dijo Oliver—. Todos ahí abajo los conocen, las chicas se le treparan como garrapatas hambrientas, por eso estamos en un box privado.

—¿Para qué vinimos a un club entonces?—dijo Jeremy—. Mejor nos hubiéramos quedado en la casa de Alex.

—Déjalos Oliver—habló Alan—. No creo que hagan nada porque los estaré observando, además con el genio que se maneja el odioso de Jeremy no creo que las chicas se le acerquen.

—Está bien—Oliver asintió—. Pero nos llaman por conexión mental por cualquier cosa ¿entendido?

—Lo que digas mama—dijo José riendo y arrastrando a Jeremy del brazo.




***






El sonido de mi celular me despierta rápidamente , veo la pantalla de mi celular y frunzo el ceño cuando veo que la que me está llamando es Lucy.

—¿Lucy?

—Gabriela no deja de llorar—la voz angustiada de Lucy hace que me levante rápidamente—. Estoy en la clínica del palacio pero el médico de turno dice que no encuentra la razón de su malestar ...

—¿Tampoco Alan la puede calmar?

—Alan aún no regresa y no me contesta el teléfono—escuchó el llanto de la pequeña Gabriela—. De lo asustada que estaba me olvidé a Bael en su cuarto, ¿Puedes ir por él?

ALFA KINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora