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Roselyne y las sombras se paseaban el centro comercial de tienda en tienda rayando el piso recién encerado con sus tacones de suela roja, con enormes bolsos Marc Jacobs colgando del brazo sintiéndose alagadas al ver como todos los chicos las volteaba a ver en sus vestidos Betsey Johnson. El itinerario comenzaba en sunset y terminaba en rodeo drive.

Me encontraba sentado en la terraza de mi mansión, la vista de Beverly Hills era algo que me relajaba. Estaba sentado en las sillas de la pasada fiesta de temática tiki que Esther había organizado con sus amigas. Pensaba detenidamente cada palabra que le mandaría por mensaje a Laurent quien estaba recostado en su enorme cama con columnas de madera tallada la cual había sido heredada desde Bristol en 1770 y Estaba ansioso viendo de reojo su celular que estaba en la mesa al lado de su cama.

Se propuso que si antes de las 8:00 pm no recibía un mensaje de James él se lo mandaría. Era la primera vez que se moría de ganas por salir con alguien y pensaba en que el día lunes hablaría con Roselyne para salir con ella, saber su número telefónico, o tan solo saber su rutina. Su mayordomo apareció y dejó un vaso con agua sobre la mesa y desapareció. El dio un gran trago y suspiró. Su enorme mansión se encontraba vacía y el silencio reinaba. El no había abierto las cortinas y sentía que los cuadros victorianos lo miraban fijamente.

Sonó el tono de mensaje de Laurent con la melodía de una canción de piano.

Hola ¿como estas? ¿Qué tal tú tarde? Solo quería confirmar la salida de mañana como a eso de las 4:00 pm en Century City, a tomar un café o lo que sea. Adiós, James.

Laurent sintió una especie de escalofrío mientras su corazón se aceleraba. Él siempre era quien imponía la hora o el lugar, sin mencionar que él siempre era el que mandaba el primer mensaje y hacia la primera llamada. No sabía si responder, pero por impulso respondió.

De acuerdo nos vemos mañana, muero por verte en tu habitad natural y darte un beso. Hasta entonces, te quiero.

En ese momento me emocioné tanto que solté un chillido. No podía creer que Laurent en su primer mensaje me escribió lo quería. Mis pensamientos rápido me llevaron a la deducción que tal vez era algo que de costumbre le escribía a cualquiera con quien se comunicaba. Me tiré sobre el sofá de gamuza de Esther y viendo el cielo empecé a soñar con que pasaría, que hablaríamos, que tomaríamos o que haríamos toda la tarde.

***

Sábado por la mañana, abrí los ojos y toqué mi rostro. La mascarilla de algas que importaba de la india era de las mejores. Podía sentir mi piel suave y delicada. Una charola con frutos secos y jugo de frutas estaba a un lado de mí. Finalmente mi rutina de los fines de semana había cambiado. De inmediato ordené que abrieran mis ventanas y que trajeran todos los atuendos que había seleccionado anoche.

Un pedacito de manzana bajaba por garganta y me quedé paralizado mientras miraba los videos de five seconds of summer en mi tablet bañada en oro. Me encontraba investigando todo lo posible sobre Laurent, cuando me interesa algo debo de saberlo todo, absolutamente todo al respecto.

Me coloqué mi bata de seda china y miraba cada atuendo. Burberry, valentino y Zack Posen eran buenas opciones. Yo tengo ropa como para no repetir atuendo en un par de décadas. Entonces vi el traje Chanel, del cual no me recordaba, ese que no es ni muy formal ni tan informal, en tonos grises y negro que quedaba perfecto con los lentes Ray-ban vintage y los zapatos de vestir Vuitton. Sentía que Dios me había iluminado el día que compré ese atuendo. Lo dejé sobre mi cama y escuché los tacones de Esther por el pasillo, debía pasar tiempo con ella antes de que me investigara por las redes sociales y descubriera que estaba con el chico más hermoso de la ciudad.

THE DOLLS GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora