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Más tarde, ese mismo día Sienna y Sophia estaban sentadas en el área más exclusiva de Roxbury. El día en la escuela había sido un infierno. Chicas luciendo diferentes uniformes y chicos recostados en la barra estaban a su alrededor pero ellas no estaban ahí para criticar o admirar chicos, estaban ahí para hablar de sus nuevos rivales y como no podían dejar que destruyeran todos sus planes.

-Pobres ingenuos. -Sienna gruñó colocando la taza de nuevo en la mesa. -Tenemos algo a nuestro favor. No saben que nosotras hemos visto a Laurent muchas veces con una y con otro, le gusta jugar con chicos y chicas. A él lo que menos le importa son los sentimientos de los otros. Sabes, debemos sacarle provecho a esto, utilizarlo para arruinarles la vida a esos dos.

El rostro de Sophia parecía estar inerte. Ella no entendía porque Laurent tenía amores con chicos y chicas, él era más indeciso que ella cuando compra zapatos. Había algo que Sienna no estaba pensando en ese momento pero ella sabía que si hacia comentario alguno sobre que le tenía miedo a James Zahr ella se burlaría de ella y haría malos chistes el resto del día.

Sienna pasó su mano por su barbilla. El rostro sin expresión de su prima era algo a lo que ella ya estaba acostumbrada. -Sabes... no deben saber que a Laurent le gustan los dos, que es bisexual, de lo contrario, todo se viene abajo. –Ella dijo atragantándose.

-Lo mejor de todo será fingir que somos sus incondicionales, que ellos piensen que cuentan con nosotras. -Sophia finalmente reaccionó. Dio un sorbo a su té rojo y sonrió.

-Que ellos nos cuenten sus secretos y nosotras, nosotras no les diremos más que mentiras.

Ambas levantaron la ceja y coquetearon. Ellas podían estar pasando por una enorme crisis pero nada les impediría seguir portando la corona de abejas reinas de la ciudad. Ellas eras las sucesoras al trono y ese lugar les pertenecía. Sienna recordaba cada momento. Su mente fue al momento exacto en el que apareció un chico muy parecido al príncipe de The Little mermaid con el cabello negro azulado y blanca piel de porcelana caminando como si fuese modelo de Calvin Klein con los accesorios más exclusivos y una mirada más feroz que la de Sophia y la de ella juntas. Luego recordó cuándo si peor pesadilla se terminó de cumplir, una exótica chica, la típica princesa latina la cual no había en la escuela apareció.

La pregunta que giraba en su cabeza era ¿donde se conocían? Y la única respuesta que encontraba era que había sido en una de esas convenciones de tratamientos para cabellos oscuros.

Ella estaba intranquila. Todos los planes que había hecho durante el verano se habían desplomado. Los nuevos chicos parecían ser los alter ego de los italianos.

Y entonces recordó el instante en el que Laurent había hecho contacto visual con ellos. Recordó a Sophia, trató de tranquilizarla diciendo que ellos no eran nada comparados con ellas. Fingió tranquilidad pero desde ese momento ardía por dentro y las llamaradas crecían a cada momento. Ahora debía ser ella misma la que quitara a los dos nuevos estorbos de su camino.

-¡Hay que destruirlos! -Murmuró Sienna de golpe llena de rabia.

Sophia saltó asustada.

***

A la mañana siguiente y antes de que las alarmas sonaran, los herederos de Royal Hills estaban más empeñados que nunca para estar al nivel que James Zahr había establecido. Ahora ya no se arreglaban para seguir las tendencias de la moda o para que los demás recibieran clases con solo mirarlos, si no que para impresionar y quitarse de los reflectores. El estándar ya había sido marcado y nadie se podía quedar abajo.

THE DOLLS GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora