Las clases habían comenzado, el aroma a nuevo de mis cuadernos lo tenía impregnado en mi nariz. La habitación estaba fría lo cual es ideal para mí, el clima frío me encanta. Tenía el pulso acelerado. Estaba muriendo literalmente por salir a ver a Laurent y darme un golpe de realidad, pues por alguna razón no podía creer que existiera un chico tan hermoso sobre la tierra.

Laurent von Vandelinde repetía mental mente cada tres segundos, tenía un nombre hermosamente distinguido y me molestaba que eso fuera lo único que sabía de él. Roselyne estaba haciendo un movimiento sobre su cuaderno con sus uñas, luego miró fijamente su diminuto reloj que colgaba de su muñeca. Ella también estaba deseosa de salir. Miré a mis compañeros alrededor, sus lapiceros se movían sobre sus cuadernos, las voces de los profesores de algebra se escuchaban distorsionadas y el parloteo de las sombras parecían zumbidos de zancudos. El sonido de una bolsa de frituras abriéndose se escuchó lo bastante fuerte como para desconectarme. Miré mi cuaderno y había escrito el nombre de Laurent en varias ocasiones. Esto era algo nuevo para mí.

-Tomen su libro y ábranlo en la pagina tres.- La profesora Woods dijo con su molestamente varonil voz. Me giré para tomarlo de mi maleta y la hoja donde estaba impreso mi horario de clases se deslizó debajo de mi asiento. La tomé y luego miré de reojo la hora en mi celular. Faltaban alrededor de veinte minutos, para que empezara el periodo libre. Números y más números estaban en las hojas del libro. Mi mente no estaba concentrada como para comenzar a estudiar.

Levanté mi mano y la profesora sabía que estaba pidiendo permiso para salir al baño. Ella asintió con la mirada. La idea de verme cada detalle de mi atuendo en el enorme espejo del cuarto de baño y no en mi compacto era fabulosa. Tomé el estuche de mi bolso, en el cual tenía un mini kit de emergencia, el cual iba desde un cepillo quita pelusa, un par de aspirinas, espray para el cabello, un poco de tequila importado y la copia de Us Weecly minuciosamente doblada que cambiaba cada mes. Salí de la clase notando como algunos otros alumnos se asomaban al verme pasar y murmuraban. Me sentí alagado, es fascinante causar alboroto en cualquier lugar. Bajé al primer nivel, necesitaba aire fresco de los jardines. Estaba a pocos pasos del baño cuando comencé a escuchar una canción de five seconds of summer a un volumen muy alto. Estar en el colegio más elitista de la ciudad no te da buen gusto. Pensé mientras me acercaba.

Había tenido la esperanza de tener el baño solo para mí, tomar historias para Instragram y modelar a mi mismo el uniforme. Comencé a tararear claro de luna. Esta era la canción con la que Esther se relajaba y yo también. Me detuve de golpe al pasar por la puerta de madera. Un olor a flores frescas me tomó por sorpresa. Parado justo frente a mí estaba Laurent Von Vandelinde, él estaba pasando viéndose frente al espejo. Sin querer contuve la respiración.

El fresco aroma de un atomizador automático del cual provenía el aroma a flores, el sonido de un lavamanos que goteaba y una melodía en flauta era lo único que nos hacía compañía.

De inmediato, Laurent volteó a verme con sus hipnóticos ojos, con los cuales había estado fantaseando minutos atrás.

-Hola, ¿como estas? -Él me pregunto, al ver que no iniciaba ningún tipo de conversación. Esta no era la primera vez que él era quien tomaba la iniciativa.

Por primera vez en mi vida no sabía qué hacer ante esta situación. Esta era la primera conversación cara a cara con un chico al que no sentía de menos o incluso igual categoría. Me dejé llevar por la intuición y contesté de impulso. -Tranquilo, solamente conociendo el lugar. -Contesté sin darme cuenta. Las palabras habían brotado de mis labios.

-Mmm, es verdad, eres nuevo, y ¿cómo te ha parecido Royal Hills? -Me preguntó Laurent notando los nervios en el ambiente mientras pasaba sus dedos por su cabello. Su acento inglés endulzo mis oídos.

THE DOLLS GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora