17.Desconocidamente conocidos.

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Mi mente se decía por dentro que no sigamos las migajas pero no tenemos opciones, es esto o enfrentarnos a casí un ejército con unas espadas y una pistola. Así que estas personas serán desconocidamente conocidos y tendremos que confiar en ellos sí o sí.

Recorrimos cada pedazito de pan durante más de una hora,  en ciertas partes del camino nos detuvimos a descansar ya que el sol nos estaba quemando como nunca y por supuesto nos encontramos a algunos zombies que matamos sin mucho esfuerzo.
Terminamos llegando a mi edifício, después de cuatro años sin verlo es como si volviera a donde todo empezó aunque no fue ahí. Las migajas no terminaban ahí, sino seguían por la acera hacia otra parte, así que despidiéndome de mi antiguo hogar por segunda vez Melani y yo proseguimos.

–Oye Jhosept mira eso–Me señala Melani, otra nota pero esta vez pegada a un farol cerca de la biblioteca.

"¿Bonito cierto? Extraño ese lugar"

–Esta persona vivió aquí–Pude decir, sinceramente era lo único que se me venía a la mente.

–Lo más seguro, y las mijas aún siguen–Sin decir nada más seguimos siguiendo las pistas.

Seguimos rastreando a nuestros desconocidos ladrones, me sorprende que no hay ningún zombie cerca, es extraño pero aliviante.

Llegamos a la entrada principal de La Biblioteca Nacional, se trata de un grandisimo establecimiento  donde la gente viene a buscar libros, tiene dos grandes espacios al aire libre, sería perfectamente una universidad y en uno de sus espacios libres se encuentra la Iglesia Nacional.

Subimos las escaleras llegando a tres caminos, el del frente nos lleva al primer espacio al aire libre con varios bancos para sentarse y vegetación bastante hermosa, el de la derecha nos lleva a una sala informática llena de computadoras y obras de artes, por otra parte la izquierda nos lleva a una de las tantas bibliotecas llenas de increíbles libros.

–Las migajas siguen hacia el frente–Apuntó mi hermana haciéndome voltear ya que mi vista estaba fijagada en el cielo azul–¿Escuchas eso?.

Al principio no note nada pero agudizando más mi audición pude oír un montón de pasos a gran velocidad dirigiéndose a nuestra posición y esos pasos eran acompañados de gruñidos y uno que otro grito agudo.

–No se como nos encontraron pero corre–Avise a mí hermana, y sin esperar ni un segundo comenzamos nuestro escape.

En menos de cinco segundos los zombies ya han subido las escaleras y nos han visto por lo cual no tardaron en correr con más velocidad y aún más agresivos. Corremos unos cuantos metros por uno de los patioa algo pequeño comparado con el que le sigue, doblamoa hacia la derecha haciendo que algunos zombies se tropiezen y peguen contra la pared y dándonos algo de ventaja.

Seguimos corriendo y me encuentro con un zombie por mi lado, con rapidez saco una de mis katanas y de un tajo le corto el cráneo a la mitad. Seguimos corriendo unos cuantos metros esquivando zombies hasta llegar a las escaleras que lleva al patio o al espacio al aire libre más grande.

Subimos como podemos con estas bestias pisandonos los talones, subimos al gran espacio casí tan grande como un estadio, con gradas rodeandolo y en frente de nosotros se encontraba El Panteón Nacional.

–¡Jhosept a tus cuatro, agachate!–Siguiendo su instrucción bajo la cabeza mientras corro y escucho tres disparos. Cuando levanto mi cabeza y observo veo que tres zombies acaban de caer por tres tiros en su frente.

Ya habíamos llegado a la mitad del lugar y se nos acababan las opciones pero por arte de suerte escuhamos tiros en la lejanía y en menos de dos segundos tres zombies habían caído detrás de nosotros, me fije de donde provenían los disparon y pude visualizar un tenue resplandor en el campanario de la iglesia, hay un francotirador que nos esta ayudando.

Ya varios de los zombies que nos perseguían habían caído y ya nos acercábamos a la entrada de la iglesia. Mire hacia atrás y observo que quedan menos de doce zombies detrás de nosotros así que decido matarlos.

–¡La pistola, pásamela!–Le grite y ella me la tira, con la mirada le digo que siga y ella a regañadientes lo hace.

Me volteo rápidamente, le quito el seguro al arma, saco una de mis katanas. Cálculo que esta pistola tiene doce balas por su cargador pero Melani gastó tres por lo cual me quedan nueve, se dibuja una pequeña sonrisa en mi rostro y empiezo a disparar.

Primera bala, se la pego a un zombie en el ojo izquierdo.

Segunda bala, atraviesa la frente de un hombre alto y al lado de éste aprovecho la oportunidad y le disparo en la nariz.

Uno esta apunto de embestirme por lo tanto doy una vuelta hacía la derecha esquivando su arremetida y cuando quedo detrás de él le disparo en la parte de atrás del cráneo.

Me volteó y veo que tres zombies vienen hacia a mí, a mi izquierda y otros tres estan cerca de mi y al frente dos más. Disparo tres balas a mi derecha dando a mis objetivos, luego una al frente de lleno en la frente de uno de los zombies y por último, mis dos balas que disparo a la izquierda acertando en los cráneos de dos zombies asesinandolos nuevamente.

Me quedan tres, me las ingenio y con el arma sin balas que tengo en la mano se la tiro a un zombie dándole en todo el rostro dándome oportunidad de sacar mi otra espada. El primero que se me acerca le corto el estómago partiendolo a la mitad, el que viene le lanzo una de mis espadas atravesando su frente, y al último de una tajada le corto su cráneo a la mitad así terminando con todos mis contrincantes.

Victorioso agarro mi katana no sin antes escuchar el crujido del cráneo del zombie. Cuando me volteo a ver a la iglesia visualizo como un hombre le apunta a mi hermana con un arma y se dirigía hacía mi posición, pero al verme mejor su rostro cambio radicalmente como si estuviera arrepentido de algo.
–¡No disparen! ¡No disparen!–Al escuchar eso lo único que pudo salir de mis labios fue "Otra vez no" y un segundo después siento dos balas en mi hombro izquierdo y otra en mi costilla derecha, caigo al suelo, todo se nubla y quedo inconciente.

Venezuela ZWhere stories live. Discover now