Papito, no se irán sin mí.

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Pasamos los días en ese gran y moderno hotel, bien frente a la playa. Fuimos algunas que otras veces a la playa.

Yo me compré muchas cosas bonitas, bueno, el dinero era el de papá, pero las cosas escogí yo, así que, yo las compré en teoría, supongo.

Marie y Papá descansaban en la playa.

- Papá, quiero recolectar recuerdos -le dije.

- ¿Ah?, ¿Recuerdos? -dijo tranquilamente.

- Sí, como piedras, o caracoles, no sé, lo que me llame la atención. ¿Puedo ir a buscar?, ¡Traje una bolsita para agarrar esas cosas mira! -dije mostrándole mi bolsa.

El suspiró. El sabe que cuando quiero algo, no me rindo hasta lograrlo.

- Está bien, pero no te alejes demasiado, es peligroso entre tanta gente -me advirtió.

- Sé defenderme -le sonreí.

El sonrió levemente orgulloso. Sabía a lo que me refería. Obviamente no titubearé si necesito matar a alguien para defenderme.

Así que, tengo oculto un cuchillo en mi bolsa, me alejé de donde estaban ellos, y me acerqué a la orilla de la playa. Fui recolectando todo lo que me parecía atractivo. Hasta que al acercarme a las grandes rocas, pude ver una silueta familiar. ¡Era el chico del avión!, Estaba sentado en una de esas rocas, y también llevaba una bolsa, supongo que estaba también recolectando recuerdos.

- Hola -le sonreí al acercarme y sentarme a su lado.

- ¿Ah?, Ahhh, eres la niñita del asiento de al lado -me sonrió- hola, ¿Era divertido mirarme? -bromeó.

- Así que sí hablas, y respondiendo a tu pregunta, solo estaba aburrida -dije mirando las olas que chocaban con la orilla.

- Hablas bastante bien, y no pareces una niña al hablar. ¿Qué edad tienes? -me preguntó curioso.

- Tengo 7 años y medio -le contesté.

Bueno, dicen que no debo hablar con extraños. Pero él no cuenta como uno, ¿Verdad?.

Digo, estuvimos viajando horas uno al lado del otro. Supongo que eso nos convierte en conocidos.

- Vaya, pareces toda una señorita al hablar -me volvió a hablar con una sonrisa muy dulce.

Por alguna extraña razón sentí calientes mis mejillas. El chico era muy dulce, y no amargado como me imaginé. Y si debo admitir que se veía... Algo lindo al sonreír.

No sé qué estoy diciendo. Todo el mundo sonríe, hasta yo.

Así me quedé al lado de él hablando de muchos y variados temas. A pesar de que era mucho mayor que yo, el parecía entenderme y yo a él. Me divertí mucho hablando con él. Era como estar hablando tranquilamente con Baron o Nathan, pero a diferencia de ellos, es que este chico, no me trataba como alguien superior a él o como la hija de Dave. Me trataba como a una niña normal.

Se llamaba Magnus, su padre era un abogado, y su madrastra una modelo. Y estaban ahí de "vacaciones familiares". Su madre vivía ahora en Colombia, por lo que no la ve hace mucho, y según el, es mejor así, pues su madre no es que siempre haya estado al pendiente de él. Según el, era alguien muy bonita y dulce, pero sé separó de su padre cuando el era muy pequeño, ella se había ido con su amante y se olvidó de el, sólo le manda regalos de vez en cuando, pero no viene a visitarlo, ni lo llama para que el la visite a ella.

- Me siento algo idiota -me sonrió.

- ¿Eh?, ¿Por qué? -le dije sorprendida.

- Te estoy hablando sin parar de varios temas hasta de mi familia, y eres una niña. Ni siquiera sé porque lo hago -me miró dulcemente.

- No tengo problemas, en verdad, me gusta escuchar a los demás. Y si, estoy entendiendo de lo que me hablas -le sonreí.

El pareció sorprenderse un poco.

- ¿Cómo es que te criaron para parecer tan adulta? -el me miraba ahora con algo de preocupación y sorpresa- digo, no es normal que una niña de 7 años se lleve bien con alguien de 14 como si fueran de la misma edad -se rascó una mejilla.

Ehm... ¿Acaso era raro que pudiera seguirle el ritmo a sus temas?. ¿Era tan raro así?, Pero... Nadie reacciona como él cuando hablan conmigo. ¿Acaso es porque sólo convivo con gente que me conoce y me vio crecer?, ¿Es por eso que para ellos soy normal?.

Entonces mi padre nos interrumpió. Se acercó a nosotros, dedicó una mirada asesina a Magnus, y anunció que debíamos volver, pues estaba atardeciendo.

- ¡Hasta mañana Mag! -me despedí de él agitando la mano.

El también me devolvió el saludo.

Sentí nuevamente mis mejillas arder mientras me alejaba al lado de mi padre.

Magnus era un chico... Diferente e increíble. El no me trataba con cuidado y con respeto, el me hablaba con normalidad. No me trataba como una "señora" o "señorita", o como una "ama".

Quiero volver a hablar con él mañana. Es divertido escuchar sus anécdotas y sus temas que no tienen fin.

 Es divertido escuchar sus anécdotas y sus temas que no tienen fin

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