Mi niña (Especial 20k)

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Agarré sus muñecas y me subí sobre ella, apretando sus muñecas al lado de su cabeza contra la cama.

- ¿Acaso quieres desafiarme y tener un castigo futura señora Galante? -dije mirándola serio para alterarla un poco.

- No puedes, estoy en esos días -dijo sonriendo victoriosa.

Oh vamos, ya con eso me diste algo con que molestarte querida.

- Bueno -ví que se sonrojó- eres una pervertida, yo hablaba de dejarte dormir en otra habitación como castigo, lejos de mí, ¿En qué pensabas tú? -dije sonriendo burlón mientras ella quedaba roja.

Es linda cuando está apenada.

- Señora Pervertida -le dije sonriendo ahora yo victorioso.

- D-Deja de joderme -dijo aún roja de vergüenza- yo no soy pervertida, tú eres el pervertido, ya estoy despierta, b-bájate -dijo tratando de zafarse de mi agarre sin lograrlo, me miró e hizo unos gestos graciosos- ¡Dave!, Déjame levantarme, debo alistarme, y tú también -dijo aún tratando de zafarse en vano.

Es divertido que nunca se rinde ante nada. Excepto a mí en la cama, claro.

Aunque me gusta eso de ella. Si no fuera tan persistente, tal ves luego de aquél día en la graduación, pudo olvidarme y seguir con su vida, pero esta mujer es tan persistente, que me siguió por años y pacientemente esperó a que la recordara. Sin desesperarse ni alterarse en el camino.

De seguro sufría mucho cuando traía a aquellas mujeres. Sin embargo callaba y jamás se alteraba.

Estoy bastante, agradecido de su persistencia. Si no fuera por ello, jamás hubiera vuelto a tener a la única mujer que realmente amé.

Bueno, ahora tengo dos mujeres para amar eternamente.

Le dí un beso rápido en sus labios y me levanté. Fui al baño.

Luego de alistarme en unos minutos, empecé a vestirme. Ella también empezó a alistarse.

Unos minutos más y bajamos a desayunar.

- Se tardaron hoy -dijo Camille mirándome algo molesta.

- Pero ya estoy aquí -dije tranquilo y me senté.

Marie y Camille aún no se llevan bien. Y espero que pronto puedan llevarse bien, antes eran tan unidas y apegadas, inclusive parecían madre e hija, y ahora... Parecen madrastra e hija que se odian.

- B-Buenos días Camille -dijo sonriente Marie tratando de hablarle.

- Hm -dijo Camille y la ignoró.

Marie suspiró y me miró algo triste y decepcionada. Yo sólo me limité a mirarla unos segundos, luego empezamos a desayunar.

- ¡Papi!, ¿Sabes?, ¡Hoy es el cumpleaños de Nathan! -me dijo animadamente.

Nathan. No me gusta que Camille este llevándose bien con ese mocoso. Es cierto que controla mejor a su otro yo desde que Camille interactúa con él, pero, no sabemos en qué momento puede perder la cabeza y hacer cosas que lastimen a mi niña.

- Que bien, felicidades a él -dije secamente no mostrando interés y continué mi desayuno.

- ¡Papi!, Así no se felicita a las personas, además, estaba pensando en festejar su cumpleaños aquí en casa, sólo seríamos Baron, Anthony, Marcus, Vin, Claude, Maicon, Owen, Karla, Sasha, Químera y Rafael -empezó a citar los nombres de sus amigos.

¿En serio?, ¿¡Una fiesta para Nathan!?. Si le digo que no se enojará de nuevo conmigo, y por otro lado, si le digo que sí, la casa estará llena de niños haciendo desastre en cada rincón.

Suspiré.

- Está bien, invita a todos para la noche -dije rindiéndome ante su pedido.

Generalmente no accedo a los pedidos de nadie, ni dejo que nadie me ordene. Pero... Mi niña, es mi hija. Tal ves es la única persona en este mundo que puede doblegarme hasta tal punto.

Bueno, después de todo realmente amo a mi pequeña. Sólo quisiera abrazarla y apretar sus mejillas todo el tiempo.

 Sólo quisiera abrazarla y apretar sus mejillas todo el tiempo

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Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now