31. Al borde del abismo

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Cuando leí la nota sentí que algo se me encogió por dentro

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Cuando leí la nota sentí que algo se me encogió por dentro. Me faltó oxígeno en los pulmones porque, era como si Cole se despidiera de mí para siempre. Finalmente seríamos dos extraños sin mostrar emoción alguna. Con un poco de suerte, suspiré de la forma más silenciosa. Cerré los ojos, apreté las manos y abrí la boca para respirar.

A pesar de todo, el chico de las carreras me había salvado de cierta manera y eso le convertía en mi héroe. Aunque en el fondo sentía un enorme vacío en mi interior. Jamás había experimentado algo así.

Pero, al parecer, no todo quedaría ahí.

En Rousseau se abrieron miles de interrogantes. Dos patrullas estaban en los exteriores y había una zona circundada por una cinta delimitadora que decía «prohibido el paso». Y, conjunto a ello, un periodista de pelo rubio entrevistaba al Sr. Bridge. Resultó difícil acercarme, puesto que me encontraba a unos metros de allí. Escuché que lo estaban transmitiendo en CNV, un canal de noticias que emitían en la televisión. Busqué mi teléfono, pero parecía que me lo había dejado en casa. Caminé hacia el pasillo para darme cuenta de lo que hablaban y por fin estar al corriente de todo. Cuando vi a Dana al otro lado del pasillo, sentí que estaba al tanto más de lo que yo sabía, así que me la acerqué.

—¿Qué es todo esto? —inquirí con la voz sombría y confusa.

—Por ahí dicen que unos malhechores entraron a robar, destrozaron las ventanas y las cámaras de vigilancia. Lo extraño es que, no se llevaron nada.

—Cada día ocurre algo nuevo.

—Quién lo diría —Dana me guiñó un ojo al tiempo que colocaba dos monedas en la maquinita para sacar una bolsa de patatas fritas.

—¿Pero quién haría algo así? —sonsaqué.

—Quizá tenía algún motivo para hacerlo —murmuró a raíz de mí—. El conserje dio su declaración y se ha sabido que... anoche escuchó un extraño ruido en el despacho del Señor Bridge, pero estos se dieron a la fuga antes de que los atrapara.

—¿Y no hay ningún indicio de ellos?

—Eso ya lo veremos.

—Como que esto me da muy mala espina.

—¿A qué te refieres?

—¿Por qué precisamente tenían que entrar a la oficina del Señor Bridge?

—Quien sabe —Dana se metió una gran cantidad de patatas fritas a la boca.

Mientras hablábamos, algo dentro de mí se digería y esperé el tiempo necesario para pensar. En una de esas, Ashton y Donovan vinieron hacia aquí. Sus rostros eran tan evidentes como si no les afectara nada. Estaba segura de que no era la primera vez. Había un atisbo de entretenimiento en sus ojos y estaban muy bien informados de lo que pasaba.

Tras escucharlos hablar con ironía, le comenté a Dana que me iría y ella asintió. Era lo mejor, antes de que dijera algo que no les gustara.

Mis pasos eran involuntarios, sentí que alguien jalaba de mí, literalmente. El bullicio más los latentes sonidos de la patrulla entorpecieron mi mente. Un escalofrío recorrió mi columna, las manos comenzaron a palpitarme, los ojos me escocieron un poco y mi pecho se entumeció. Nada parecía estar en orden.

Bonito Desastre✔️Where stories live. Discover now