¿Qué sucede si en quién confiabas tanto resulta ser tu peor pesadilla?
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Al otro lado del emporio de Falls Church hay un lugar llamado Rousseau, una de las secundarias elitistas del Condado, donde ocurren cosas muy extrañas. Está sumida de muertes...
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—Enara, ni siquiera has probado un bocado, ¿te encuentras bien? —inquirí con desconcierto.
—Sí, como no estarlo —respondió, pero había algo en ella que no me convencía; así que quise averiguar qué sucedía.
—Se me hizo extraño que no tocaras la comida, es tu plato favorito «bolitas de patatas».
—Es que... estaba repasando mentalmente para el examen de mañana —dijo con la mirada elevada hacia el frente.
—¿Qué examen?
—Geografía.
—Uhm, vale.
No sé cuánto tiempo me quedé ahí echándole un vistazo la manera en la que movía el cubierto en su plato y lo que fuera que viniera de su mente, puesto que —no era normal verla de tal modo—, posiblemente me sentía igual o peor que ella; aunque las veces que estaba triste, sonreía y hacía como si nada hubiera pasado. Podía tratar una herida interna, mas no curarla. Después de grandes batallas, había caído en un círculo vicioso. Me refiero a que, Cole y yo nos habíamos vuelto a distanciar y, por desgracia, no era lo que yo quería. No estuvo bien lo que hizo, me cabreaban sus rollos de quien te hace lo mismo, se le devuelve.
Los minutos pasaban y ninguno hacía nada al respecto. La ansiedad crecía y mi corazón se debilitaba. Actuaba como tal, como una menuda adolescente que adolece de sus problemas, emociones y una serie de complicaciones.
—¿Y a ti cómo te fue? —me preguntó Enara.
¿Qué debía responder?
Bien podía darle alguna razón para someterme a sus preguntas y crear teorías que no eran asequibles en absoluto. Ugh... a quien engaño. De todas formas lo haría y, a pesar de esa expresión, ganas no le faltarían.
—Algunos dejaron de compartir el vídeo, y en uno de estos días será retirada de las redes sociales —comenté aliviada, aunque no del todo.
—¡Qué bien! —exclamó teniendo mi completa atención—. Todo esto ha sido gracias a Zev, además, se ve que es un chico muy agradable —curioseó y siguió así por varios segundos—. Freya, no quiero ser una cotilla y meter más leña al fuego, pero, siento que a pesar de todo, él es perfecto para ti.
—¿Enara, te has vuelto loca? —resoplé.
—Creí que por lo menos te podrías dar la oportunidad de salir con alguien como Zev.
—¡El tema ya está zanjado! No quiero tener más problemas de las que ya he tenido.
—Es que ustedes hacen una...
—¿Y qué me dices de ese chico con el que estás saliendo? —la corté con un tono serio antes de que dijera alguna tontería.
—Ryan Montana es un chico muy majo y me trata bien —Agarró una horquilla entre sus dedos y le dio vueltas.
