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El suspiro que el moreno dio se mezcló con la gélida brisa de aquella noche del sábado. Archie no estaba seguro de asistir a esa fiesta, pero allí estaba, de pie frente la casa de Eric Morris, no podía dar marcha atrás, pues Camila, su novio y Robert estaban junto a él observando el hogar con una sonrisa en su rostro. Todos lucían felices de estar allí menos él. ¿Por qué demonios había aceptado?

―De acuerdo. Le dije a Eric que vendría con mis mejores amigos, así que por favor compórtense. ¿Está bien? Es muy importante para mí esta noche. ―todos asintieron a la petición del chico. Aunque Archie no estaba de acuerdo con las actitudes que últimamente estaba tomando su mejor amigo, tampoco quería arruinarle el día. Se veía muy ilusionado con la fiesta.

―¿Tendremos hora límite? ―preguntó el moreno causando que el trio lo mirara y rieran comenzando a caminar. Su ceño se frunció y sus manos se ocultaron en el bolsillo de su chaqueta.

Sí, estar allí era simplemente una mala idea.

Cuando las puertas de la casa Morris se abrieron, el cuarteto se quedó de pie en el umbral observando todo. Universitarios corrían de un lado a otro mientras soltaban fuertes carcajadas. Algunos se encontraban danzando al ritmo de la música, aunque en su mayoría todos estaban saltando con las manos arribas. Unos pocos se podían notar intentando tener alguna conversación y algo le decía a Archie que aquellas conversaciones incluían sexo, droga y alcohol.

―¡Llegaste, pequeño! ―aquel gritó causó que el grupo de recién llegado desviara su mirada de los demás presentes y se fijaran en el dueño de casa. Eric Morris se colocó frente a ellos luciendo guapo y sexy como siempre. Camila abrió su boca y relamió sus labios en plan coqueto, entendiendo porque su mejor amigo estaba loco por ese chico. ―¿Ellos son tus amigos?

El castaño asintió y con total naturalidad, se las arregló para poder hacer la presentación sin problema alguno.

―Ella es Camila, es mi mejor amiga. Su novio se llama Ethan, ambos se han graduado, así que por ello no van en la universidad con nosotros. ―explicó mientras que Eric estrechaba la mano con los mencionados. ―Y él es mi mejor amigo, Archie. Seguro lo has visto por allí, es el fotógrafo más destacado de la universidad y obviamente de su carrera.

El moreno se sonrojó un poco por la presentación. Eric asintió y estrecharon sus manos con un fuerte apretón por parte del rubio. Aquello le había parecido un poco extraño a Archie pero no hizo comentario alguno.

―Me alegra conocerlo a todos. Ven, pequeño. Los chicos te hemos estado esperando. ―el rubio sujetó de la cintura al castaño y se volvió a ver al trio con una sonrisa. ―Ustedes pueden hacer lo que gusten, disfruten al máximo esta noche. ―sin más, se despidió y se escabulló entre la multitud con un Robert extasiado por la cercanía que tenía con el rubio.

―Muy bien... ¿ustedes qué harán? ―Archie se giró a ver a Camila y a Ethan pero para su sorpresa, ambos se habían perdido. Suspirando miró nuevamente el lugar y comenzó a buscar la salida hacia el jardín. Deseaba con todas sus fuerzas que allí al menos pudiera respirar aire fresco y no humo de cigarrillo como lo hacía en el interior de la casa.

La salida hacia el jardín había estado un poco difícil. Chicos encima de chicas, chicas sobre chicas, chicos arriba de chicos. Desde la perspectiva de Archie, todo parecía una orgía en donde todos aun llevaban ropa pero tenía el pequeño presentimiento de que pronto la ropa pasaría a la historia. Algunas parejas lo miraban y con sus rostros parecían cuestionarse por qué él estaba allí. Archie se rio, él también quería saber la respuesta a ello.

Cuando sus pies cruzaron la puerta hacia el jardín, la gélida brisa de la noche lo recibió nuevamente. Agradecía de sobremanera el haber elegido llevar chaqueta. Él no era del tipo de chicos que salían pasada las diez de la noche de su casa, pero por Robert en ocasiones lo hacía y esta era de esas ocasiones en donde deseaba haber sido más fuerte para decirle que no. 

•••

Las horas transcurrían con lentitud para el joven fotógrafo. Su reloj de muñeca apenas marcaba las dos de la madrugada y él ya estaba listo para irse. Aunque la verdad, estaba listo para marcharse desde que había ingresado al hogar, pero en ocasiones cruzaba miradas con Robert y fingía estar pasándola increíble. No quería preocupar a su mejor amigo.

―Hey, ¿por qué estás tan solo? ―aquella pregunta hizo que el moreno alzara la mirada de su reloj y observara como un joven posiblemente contemporáneo con él tomaba asiento a su lado. ―¿Te estas divirtiendo? ―Archie tan solo se alejó un poco y dejó una considerable distancia entre ambos. Agradecía que el sofá en donde estaba sentado fuera algo largo. ―¿Qué pasa? No voy a hacerte daño, ¿cómo te llamas?

―Archie... ―musitó en un titubeo mientras que el chico se le acercaba y regalaba una sonrisa.

―Es un bonito nombre. Me llamo Harry. ―la distancia que antes existía entre ambos jóvenes, pasó a la historia cuando Harry se sentó sobre el regazo del moreno y llevó sus manos hacia la nuca ajena regalándole una sonrisa traviesa. ―Llevo algunas horas mirándote, parece que las fiestas no son lo tuyo, ¿o me equivoco?

El olor al vodka mezclado con jugo de naranja se coló por las fosas nasales del fotógrafo quien no sabía qué hacer. Nunca antes había estado tan cerca de alguien, se sentía invadido en su propio espacio personal. ¡Necesitaba su espacio personal ahora!

―Creo que estas borracho, Harry. Quizás deberías buscar a tus amigos... ―murmuró mientras que sus manos intentaban alejarlo, pero era imposible. El chico se colocaba cada vez más pesado y se aferraba a Archie como si fuera un bambú y él un koala dormilón. ―Harry...

―Bésame. ―le pidió el nombrado acercando su rosto al ajeno. Archie sintió como se crispaban sus nervios y su respiración se entrecortaba. Sus labios entreabiertos se resecaron y él sentía que estaba a la nada de caer desmayado. ¡Sentía que iba a desmayarse y nadie parecía notarlo! Harry sonrió y con rapidez atrajo al moreno hacia su rostro juntando sus labios.

Archie se encontraba helado, en una sola pieza. Sus ojos aún estaban abiertos y sus labios ni siquiera se movían, sin embargo Harry seguía prácticamente comiéndole la boca. Sus labios se movían con frenesí sobre los ajenos e inclusive los mordisqueaba con la intención de que los abriera, pero simplemente fracasaba en el intento.

―¡Basta! ―gritó de pronto Archie empujando al muchacho haciéndole caer en el suelo. El moreno lo miró y negó. Estaba asustado, se sentía como un perrito callejero sin saber que hacer o a donde ir. ―Lo siento, en serio. ―musitó y sin verlo nuevamente, corrió fuera de aquel tomentoso lugar.



•••
¡Capitulo nuevo!

Todo un rompecorazones nuestro Archie. ♡

Espero les guste. Recuerden hacerme saber sus opiniones mediante votos y/o comentarios.

Pd: Decidí cambiar de opinión y ahora subiré capítulos todos los días. ^^

Querido RobertDove le storie prendono vita. Scoprilo ora