El mundo infectado 12-3

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De nuevo, perdón por no subir, es que tengo que estudiar.

- Algunas personas sobreviven y otras mueren-

Mientras Andrea conducía, William la preguntó:

- ¿Falta mucho?

Ella le contestó:

- No, no mucho, para hoy ya habremos llegado.

Andrea preguntó:

- Joder, me hubiera gustado despedirme de Unai, Lucas, María...

Haizea la respondió:

- Ya bueno, algunas personas sobreviven, y otras mueren Andrea, de algunas existe la posibilidad de despedirse y de otras no.

La respondí:

- Yo, yo no pude decirle adiós a Unai, simplemente de un disparo, no pude despedirme de él.

Yon me animó:

- Eh, él sabía que le querías, érais como uña y carne.

Yo asentí con la cabeza, luego de 4 horas conduciendo, Andrea nos informó:

- Vale, es ahí, ¿veis esa base militar?

William la respondió:

- Sí.

Nosotros nos bajamos de los coches, Andrea iba la primera, con las manos en alto, había un guardia en lo alto del muro, apuntándonos, preguntó:

- ¿Quiénes sois?

Andrea le contestó:

- Jacob, soy Andrea, estos son mis amigos, son buena gente.

Jacob la respondió:

- Vale, entrad.

Un portón muy grande se abrió y nosotros entramos, había 24 personas apuntándonos, yo les dije:

- No venimos a haceros daño, os doy mi palabra.

Una mujer me respondió:

- ¿Cómo sé que eso es creíble?

La pregunté:

- ¿Cuál es tu nombre? El mío es Jon.

Ella me contestó:

- Alexandra.

La dije:

- Alexandra, nos superáis en número, sólo somos 11 personas, ¿vosotros cuántas?

Alexandra me informó:

- Somos 87, contando a los científicos.

Andrea informó:

- Eh, esta gente ha venido aquí por la cura, os aseguro que son buena gente, ¿dónde está Daniel?

Jacob contestó:

- Ha salido, podéis quedaros en esa casa de ahí.

Jess les dijo:

- Vale, gracias.

Nosotros entramos a esa casa, un hombre entró con nosotros a vigilarnos, él nos preguntó:

- Con que, Andrea os ha dicho que hay una cura.

Luis contestó:

- Sí, así es.

Él le respondió:

- Sí, pero, aún no está desarrollada del todo, los científicos están trabajando en ella.

Jill preguntó:

- ¿Cómo es?

Él la respondió:

- Es un gas que tú lo echas en el aire y todos los muertos mueren, por segunda vez.

De repente, Alexandra tocó la puerta, y dijo:

- Daniel ha llegado.

Al salir de la casa, vimos a un hombre barbudo que nos preguntó:

- ¿Tenéis hambre?

El mundo infectado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora