El mundo infectado 4-9

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- La palabra ya no vale -

Cuando volvimos a la casa, Holly tenía a Haizea de rodillas en frente de su marido. Nos dijo:

- Steve necesita comer, necesita comer carne fresca.

Holly estaba apuntándonos, Ibon la suplicó:

- Eh, Holly, no hace falta que Steve se coma a Haizea, por favor, suéltala, ella-ella es la persona que más amo, no soportaría su pérdida.

Ella le respondió:

- Si yo perdí a Steve, tu debes perder a esta mujer.

Holly acercó la cara de Haizea a la de Steve a unos centímetros, yo muy preocupado la rogué:

- ¡Holly! por favor, deja a Haizea ir, si quieres puedes venir con nosotros, no te mataremos, te doy mi palabra.

Holly me dijo:

- En este mundo, la palabra ya no vale una mierda.

Denise le dijo a Holly:

- Si la matas, nosotros te mataremos.

Ella la contestó:

- Me da igual morir.

Cada vez acercaba más a Haizea a Steve. Ibon, en pánico saco su pistola y mató a Steve, de un disparo a la cabeza. Yo, le seguí y le volé los sesos a Holly, Haizea nos dijo agradecida:

- Joder, creí que esa loca iba a matarme, gracias.

Haizea se levantó y fue a abrazar a Ibon, se besaron. Yo, les dije:

- Bueno... eh, está anocheciendo, durmamos en esta casa.

Al hacerse de noche, Ibon y Haizea se fueron a una habitación, mientras que Denise y yo nos fuimos a otra. Denise me dijo:

- Jon, ¿Haizea te atrae?

Yo, la contesté:

- ¡¿Qué?! No, estoy con Iraida y Haizea con Ibon. Yo, antes de su relación con ibon, si que estaba enamorado de ella, pero ahora, no.

Denise, sonrió, y me dijo:

- Iré a hacer guardia, y, deberías ocultarlo mejor.

La respondí:

- No hay nada que ocultar Denise.

Ella salió de la habitación. Al amanecer, volvimos al coche, Denise iba a conducir, ya en el coche, Ibon y Haizea se dieron un beso, Denise me miró por el retrovisor. Yo, miré pensativo a la ventana, Ibon le dijo a Haizea:

- Si Australia es segura, podremos hacer una vida normal cariño.

Yo le contesté:

- Primero habrá que confirmar que es verdad digo yo.

Haizea me contestó:

- Sí, pero Ibon se refiere si lo es.

Denise me preguntó:

- ¿Estás bien Jon?

La contesté:

- Si lo estoy Denise, ¿porque he de estar mal?

Ella me dijo:

- Vale, lo que tu digas, pero las cosas no se pueden guardar siempre en el interior.

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